Opinión

El feminismo toma el movimiento estudiantil

Hace poco más de un mes, las universidades públicas costarricenses vivieron el levantamiento del movimiento estudiantil, de donde inclusive surge el Frente Autónomo Interuniversitario

Hace poco más de un mes, las universidades públicas costarricenses vivieron el levantamiento del movimiento estudiantil, de donde inclusive surge el Frente Autónomo Interuniversitario (FAI).

Tras haber pasado un año de la última huelga masiva y prolongada que los sectores populares sostuvieron contra el implemento de un Plan Fiscal regresivo, y ante la poca participación del movimiento estudiantil, muchas personas pensaron que era imposible “revivir este muerto”.

Pese a las mencionadas expectativas, el 16 de octubre, el estudiantado se organizó para realizar tomas de diferentes edificios en Sedes y Recintos tanto de la Universidad de Costa Rica como de la Universidad Nacional. En protesta contra el redireccionamiento de 75 mil millones de presupuesto del FEES, dictado desde el Ministerio de Hacienda; así como para denunciar las condiciones precarias en las que se encuentran algunas de las sedes y recintos fuera del Valle Central.

Ante esta coyuntura, es indispensable traer a la mesa, que el recuento de la memoria histórica tiende a obviar el trabajo que las mujeres hemos hecho dentro de cada movimiento social. Posiblemente porque es el trabajo de “hormiga”, el más cercano a las bases.

Somos las mujeres quienes a través de las “pequeñas” tareas hemos sostenido en cada rincón del planeta, la continuidad de las acciones colectivas, tareas que finalmente son las que permiten la reproducción de la vida misma.

Sin embargo, no son las únicas labores que hemos llevado a cabo dentro de las organizaciones. También hemos sido estrategas, lideresas, guerrilleras, gestoras y hemos asumido otra infinidad de roles desde múltiples trincheras; y en todo tipo de movilizaciones sociales.

No obstante, la historia también nos ha demostrado que una vez que se alcanzan los objetivos, se invisibilizan los roles y aportes de las mujeres en los procesos.

Por ello, ante el aparente adormecimiento del movimiento estudiantil, tenemos la obligación de invitar a recuperar la memoria colectiva. Recordar que en los últimos años y en los meses previos al levantamiento del estudiantado universitario, el movimiento feminista se ha mantenido organizado y fuerte. El trabajo de base de las mujeres en organizaciones y colectivas con el fin de que las universidades sean espacios seguros para las mujeres ha sido constante.

Es este quizá, uno de los movimientos sociales más fuertes actualmente en Latinoamérica y el mundo. Es por esto que nos permitimos afirmar que efectivamente ya había un movimiento estudiantil vivo, organizado y feminista. Decir lo contrario sería caer en la misma lógica machista que constantemente ha invisibilizado el trabajo de las mujeres.

Gracias a esta labor fue posible vivir otras formas organizativas dentro de las tomas de los edificios. Hablamos de la toma de decisiones de manera horizontal, del mitigamiento de los protagonismos excesivamente personales o partidarios, de espacios libres de proselitismo partidario, el refrescamiento de las y los integrantes del movimiento estudiantil, el uso equitativo de la palabra, la priorización del cuidado colectivo y los afectos, la tolerancia cero a actitudes violentas y de acoso; así como la oportuna redistribución de los roles de limpieza y alimentación no basada en el género.

Son estas acciones las que se plantan como los esenciales organizativos dentro del movimiento estudiantil de ahora en adelante. Acciones que evidencian el cambio que ha venido gestando el movimiento feminista en Latinoamérica, en Costa Rica y en las Universidades Públicas.

¡El patriarcado y el capitalismo los vamos a botar!

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