Opinión

El compromiso de la UCR con la educación costarricense

La Universidad de Costa Rica es una institución pionera de la educación costarricense. Desde sus inicios, en la década de los cuarenta del siglo anterior y fiel a los principios establecidos en su Estatuto Orgánico, ha generado una acción formativa de gran impacto para la sociedad costarricense: ha graduado a más de 30 mil personas educadoras, quienes con su trabajo innovador han generado conocimientos y contribuido a mejorar la calidad de vida de quienes habitan el territorio nacional. Lo ha hecho siempre velando por la excelencia académica y procurando una visión inclusiva que aporte soluciones a las brechas socioeducativas que han existido y existen en todos los niveles del sistema educativo. Su liderazgo se cimienta en la formación, por más de ocho décadas, de las y los profesionales que requiere la educación costarricense, con programas de docencia en grado y posgrado, pertinentes y sometidos a un constante análisis para asegurar unos resultados de altísimo nivel, sobre la base de procesos de autoevaluación y acreditación que demandan una constante revisión curricular. Así mismo, dicho liderazgo se reafirma con los procesos de internacionalización que propician el intercambio de experiencias con diferentes países y con la implementación de un plan de relevo con personal docente preparado en prestigiosas universidades del mundo, con una visión actualizada en diversas teorías de la Educación, en aspectos metodológicos y en fundamentos de carácter epistemológico.

Este liderazgo se refuerza, además, con investigaciones sobre las problemáticas educativas a nivel nacional y con proyectos de acción social que comprenden diversas poblaciones y regiones del país. De este modo, las acciones educativas desde la docencia, la investigación y la acción social se realizan con plena conciencia de que la educación es un tema harto complejo, como lo había indicado en 1995 doña María Eugenia Dengo, exministra de Educación, y como se observa sistemáticamente en los datos que presenta el Estado de la Educación. Por ello, los proyectos que la UCR pone en marcha responden a acciones inter y multidisciplinarias y a un abordaje multifactorial de la realidad educativa que comprende los retos y las principales metas por alcanzar.

La Facultad de Educación, las distintas áreas académicas, sedes regionales, escuelas y decanatos han respondido al objetivo institucional superior de servir a la sociedad costarricense. Lo han hecho con total compromiso, con una política de puertas abiertas y dando cuentas de la forma en que se invierten los recursos que aporta el pueblo mediante sus impuestos. Por esta razón son incomprensibles y contrarias a los requerimientos educativos de la población, las actitudes cerradas, como la de la ministra de Educación (Véanse por ejemplo: Semanario Universidad 1/2/2023, El Mundo.cr 1/2/2023 y La Nación 2/2/23), quien en lugar de facilitar la concreción de la agenda de cooperación acordada en el último FEES, deja al margen el apoyo ofrecido por las universidades públicas. ¿Qué intereses se ocultan en esta actitud? ¿Se considera el MEP autosuficiente en una problemática tan delicada como es la Educación? ¿Será que la Educación no es una de las principales prioridades de este país?

El anuncio por parte del MEP de la llamada Ruta de la Educación (documento del que a la fecha no se cuenta con la versión definitiva) en la que no se explicitan los constructos pedagógicos ni el sustento filosófico por donde debe transitar la educación costarricense en los próximos años, ni se profundiza en un tema tan crítico como la formación de formadores ni en la capacitación, evidencia la necesidad de trabajar con una visión compartida y colaborativa. La Universidad de Costa Rica y las otras universidades del Conare están en capacidad de aportar a ello, pero requieren de una disposición diferente del Gobierno en la que lejos de fragmentar la realidad, se aúnen esfuerzos entre las instituciones para construir un mejor futuro para nuestra sociedad y para la humanidad, como lo afirmara Harari en su conocido libro 21 lecciones para el siglo XXI, refiriéndose a la acción transformadora de la Educación.

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