Opinión

El aborto y las violencias

40 Days for Life (40 Días por la Vida) es una movilización-campaña gestada en Estados Unidos en 1998 y que, desde entonces, informan sus organizadores,

40 Days for Life (40 Días por la Vida) es una movilización-campaña gestada en Estados Unidos en 1998 y que, desde entonces, informan sus organizadores, ha logrado movilizaciones en los  cinco continentes.

En opinión de María Lourdes Varela, Directora del Movimiento para América Latina, la campaña, de este 2019, será “la más grande que hemos tenido a nivel internacional”. La cruzada consiste principalmente en hacerse presente orando como solución al aborto. Mientras mantenga este rasgo es una movilización ciudadana, con base religiosa, legítima.

Suponemos y deseamos que en todos los lugares donde se rezará (y marchará, imaginamos) existe una ciudadana libertad religiosa que posibilita el marco político para el movimiento y sus campañas. La inspiración religiosa se hace evidente en declaraciones de la misma María Lourdes Varela: “Estamos muy contentos con esto (la presencia mundial de orantes), porque nosotros creemos que la oración es finalmente la solución al aborto. No para lograr que sea ilegal, sino para que sea impensable”. La oración, obviamente, se hace a Dios (el único, para los monoteístas), o a otros dioses. Él o ellos realizarán la conversión planetaria que hará que la total erradicación del aborto sea, quizás, hasta hoy, la única convicción político-cultural compartida por la especie en todo el planeta. Sin duda un milagro.

Si esto se logra, las oraciones podrían orientarse a la eliminación de guerras, discriminación (por sexo-género, edad, ‘raza’, locación, cultura, etcétera) y a la explotación. Se recordará que el medioevo católico (que no fue planetario) se vistió con guerras, asesinatos, inquisidores enardecidos y empobrecimientos extremos incluyendo la corrupción del papado, y el genocidio y la voluntad etnocida en lo que hoy es América Latina y el Caribe. Por lo tanto, una conversión planetaria conseguida mediante oraciones y presencia pública se calificaría, sin duda, de milagro. Qué divinidades lo sostendrían, será discusión posterior. Deseamos no incorpore violencias. Incluimos entre ellas no impedir el libre tránsito de persona alguna, ardoroso deseo de los costarricenses.

Sin embargo, la violencia se hace presente ya en algunas declaraciones de quienes se inscriben en 40 Días por la Vida. En algunos casos, probablemente sin intención, por inadvertencia o ingenuidad cultural. Puede ser el caso de la dirigente Varela, cuando menciona que “Nadie puede pensar que el asesinato de un bebé en el vientre es la solución a cualquier problema”. En algunos países del mundo, el aborto (sin más) es legal. No se le puede llamar asesinato porque estos últimos se califican como delito, sino que han de ser indagados y sus alcances resueltos por el poder judicial respectivo. Si es legal, la aborción no será indagada ni llevada a los tribunales (excepto se haya violado procedimientos legales). Quizás, la inadvertencia en el lenguaje de María Lourdes Varela provenga de otra de sus convicciones: “Nuestro enemigo es Satanás. Por lo tanto, el arma es la oración. Y obviamente la fe”. Se refiere a la fe religiosa, un tipo especial de fe. Hay otras. La antropológica, por ejemplo.

Cuando se habla de fe religiosa, hay que ser cauteloso porque no todos los seres humanos la tienen y ella tampoco opera de la misma manera en todos quienes la han recibido. Es un don, si embargo, no tenerla no constituye una discapacidad. Se puede haber recibido la fe religiosa y ser un miserable. Y se puede no experimentar fe religiosa alguna y ser persona y ciudadana/o admirable. Keylor Navas es un portero con fe religiosa y su calidad la reconoce todo el mundo futbolero (excepto quizá el presidente del Real Madrid). Pero otros porteros tienen una fe religiosa semejante y les hacen goles de escándalo. Misterio trascendental.

El papa actual, Francisco, comparte la violencia de María Lourdes Varela (inadvertida, quizás, por ella). El papa, al hablar a centenares de sus devotos, lanzó la siguiente frase refiriéndose a una forma de aborto terapéutico (que es el que se discute hoy en Costa Rica): “Es como contratar un sicario para resolver un problema”. Aquí el exabrupto se encuentra con la infamia. Hoy un sicario es un delincuente. Médicos profesionales, que realizan un aborto legal para salvar a la madre o para evitar el nacimiento de un bebé, que no podrá alcanzar plena aptitud humana, actúan porque una legislación los apodera. En ningún caso se trata de delincuentes o asesinos, conviene recordarlo. No todos los ciudadanos son creyentes religiosos. Y el ciudadano se mide por la legislación, no por sus creencias personales (ni siquiera la religiosa). Violencia extrema e indebida la del papa Francisco. Se debería orar por su arrepentimiento y para que, con humildad, solicite excusas.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido