EVN Eduvisión S.A. se refiere al contenido de la publicación del Semanario Universidad titulado El libro de texto en secundaria: para una revisión de las “Antologías de lecturas” de Eduvisión del día 1 de junio de 2016 en la página 23 y escrita por el señor Ronald G. Hernández:
Durante el año 2010, el Consejo Superior de Educación aprobó y publicó una nueva lista de lecturas que, en buenos términos, no se llamó nunca lecturas obligatorias. El fin último era que la lectura se diera en el aula por mero placer, el placer del texto, y por ello estableció, pocos meses después, una dosificación de esas lecturas, pues era imposible que los estudiantes leyeran la totalidad de la lista. Si bien es cierto que el docente es el encargado de seleccionar lo que va a leer con sus estudiantes, en la práctica esto es un elemento inarmónico con el plan de estudios, por cuanto sigue siendo el docente quien escoge las lecturas y no el estudiante, como debería ser. Sin embargo, en la panorámica educativa de nuestros días, y ante los altos costos de las lecturas “sueltas”, los docentes se ven en la obligación de acudir a antologías de lectura, por ejemplo las de EDUVISIÓN, pues debido al enorme esfuerzo, fueron las que estuvieron a tiempo en el primer año de vigencia de este nuevo programa. Por esta razón, más que hacer libros, nos orientamos a satisfacer las necesidades de los estudiantes y de los docentes con asesorías para la comprensión lectora, como lectura inteligente.
El problema reside en que, mediante comunicado de la anterior administración del Ministerio de Educación y vigente en este tiempo, los profesores no pueden construir sus propias antologías, ni mucho menos confeccionar libros de texto que, mediante fotocopias hechas en la Calle de la Amargura, lleguen a vender a los estudiantes, porque se incurre en un doble problema: primero, el plagio desmesurado de los libros de lectura y derecho de autor; y segundo, realizar otra actividad diferente a la condición de docentes.
Así pues, en un país democrático como el nuestro, la empresa privada editorial, mantenida en pie por nuestras leyes, se avoca a la tarea de confeccionar en este caso esas antologías y esos libros de texto que, más tarde, los docentes escogen, según les convenga a los intereses programáticos y de currículum.
La Editorial Eduvisión, empresa netamente costarricense, contrata personal adecuado e idóneo para la elaboración de sus libros de texto. Además, cuenta con una red de logística que va desde la planificación de proyectos, el equipo de profesionales que realiza la confección de los libros, pasan por diagramación, corrección de estilo y corrección profesional, hasta un laboratorio ubicado en San Isidro de Coronado para su diseño y edición. Es así como, desde hace muchos años, esta empresa contrató los servicios profesionales del profesor Lic. Elvis Ricardo Mora Chaverri, licenciado en Filología y profesor de Español, con una trayectoria de 31 años en el sistema educativo nacional; con el fin de que, en dos oportunidades, dirigiera y editara las ediciones de las respectivas antologías, durante el 2010 y 2015. Dichas antologías fueron realizadas de acuerdo con la lista oficial de lecturas del Ministerio de Educación, y, de acuerdo con la ley, cancelando de hecho y de derecho los derechos de autor, tanto a escritores nacionales como internacionales, así como a casas editoriales que, hoy, cuentan con los derechos de ciertos autores del medio internacional.
Ningún profesor está en la obligación de trabajar con dichos textos de lectura, pero en el caso de un docente que trabaja en colegios privados o públicos, debe recordar que el jefe, el señor director, es quien ejerce esa potestad de autorizar su lectura y estudio en las aulas, previa recomendación de los docentes de las diferentes disciplinas.
En el comentario en cuestión, arremete contra las antologías de Eduvisión aduciendo errores ortográficos y pedagógicos, e indica “…que el negocio editorial de estas tales antologías versa únicamente en el hecho de vender sin importar que el material sirva”; también califica en forma personal de “porquería de antologías” y además califica en su Facebook como “un robo lo que hace esta editorial” al comentar su propia publicación en este semanario. En primer lugar, durante más de 15 años, los textos que se editan en esta empresa editorial pasan por una rigurosa etapa de control de calidad e incluso publicamos textos para varios países como Guatemala, Panamá, Honduras y Costa Rica. En el caso del área de español, la dirección de este proyecto de antologías estuvo a cargo, del señor Elvis Mora, cuenta en su haber con colaboraciones en la dirección y publicación de muchos libros de texto de los cuatro países mencionados y, hasta la fecha, los textos han funcionado al 100%. Más que vender libros, nuestra misión va más allá, al dotar a muchos de los colegios con equipos para las aulas y, así mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Toda la información que contiene la compilación de las antologías (que requiere, como primer paso, los derechos de autor) y los libros de trabajo como mediación pedagógica es editado con el mayor de los respetos hacia el programa de estudios y hacia la fuente principal del motor educativo, el Ministerio de Educación y las publicaciones de los autores escogidos de la lista oficial de lecturas. En segundo lugar, los textos incluidos en las antologías no tienen cortes de ninguna naturaleza, ni mucho menos reescrituras de algún párrafo. Los textos literarios se colocan en cada antología porque se transcriben del original o porque los autores, a quienes se les paga sus derechos, envían sus textos a la empresa y así, tal y como ellos lo disponen, así se adjuntan a las antologías. En tercer lugar, agregar en su Facebook a su propio comentario de lo manifestado en el artículo en mención “que es un robo lo que hace la editorial” consideramos que es un comentario apresurado, inexacto, incorrecto, agraviante y falso. Cada profesor escoge, de acuerdo con el libre mercado, el texto con el que quiere estudiar y trabajar. Así, en los estrados correspondientes y de acuerdo con nuestras leyes, cada persona debe asumir las consecuencias de escribir sin pensar y agraviar a otras personas físicas o jurídicas.
Según sondeos de opinión, realizados por nuestra editorial, algunos profesores de Español no han completado la lista de lecturas que es extensa. Acuden a resúmenes, obras y análisis ya hechos por otros profesores y así enseñan, cuando no disponen de este material. En este sentido, podría ser una “porquería” acudir a resúmenes o análisis incompletos; pero decir que nuestros libros son una “porquería” me parece irreflexivo, inexacto, falso, agraviante y hasta malicioso de parte del articulista en cuestión.