A continuación me referiré a otros desatinos mencionados en el programa radial Desayunos de Radio Universidad del 12/6/15, donde sin contra parte alguna, Constantino Urcuyo y Ronulfo Jiménez, entrevistaron al Sr. Geovanni Garro, un tecnoentusiasta de los cultivos transgénicos (goo.gl/kT7M3y).
CULTIVOS TRANSGÉNICOS INEXISTENTES Y CUESTIONADOS “ÉXITOS”: Sin citar ningún ejemplo, Garro afirmó que hay plantas transgénicas que pueden
sobrevivir en suelos muy salinos, cargados de aluminio y metales pesados, cuando la realidad es que no existen cultivos transgénicos liberados comercialmente con
estas características.
El entrevistador Urcuyo mencionó que él ha oído que hay “unas bacterias que se han utilizado para que consuman el petróleo de los derrames petroleros”. Al
respecto, dos revisiones de literatura científica recientes hacen ver que estas bacterias transgénicas tampoco se utilizan comercialmente y que su utilización a futuro todavía es incierta en virtud de los riesgos ecológicos involucrados (goo.gl/VnTngW, goo.gl/G33PQg).
Los tecnoentusiastas en este campo inducen a error cuando nos hacen creer que sus ideas o proyectos de investigación son “prácticamente” un hecho, cuando
en realidad no lo son, pasando a ser una más de las promesas incumplidas que vienen repitiendo desde hace más de 20 años para justificar su modus vivendi de “salvadores del mundo” (goo.gl/JCR146). En este tema es importante tener presente que, como lo dicta la sabiduría popular: “Del dicho al hecho hay mucho
trecho”.
En cuanto a cultivares de maíz resistentes a sequías que Garro cita en la entrevista sin mencionar sus nombres, en realidad solo uno de estos es transgénico
(DroughtGardTM), y fue desarrollado por Monsanto y BASF (goo.gl/6rRuAa). Sin embargo, es importante hacer ver que este cultivar solo es resistente a sequías
moderadas, no reduce los requerimientos de agua del cultivo y que aún se mantienen dudas sobre sus resultados (goo.gl/DTx1x0). Lo que sí sabemos, con base
en evidencias existentes, es que las aplicaciones crecientes de agrovenenos a las que estos cultivos están indefectiblemente encadenados, terminan contaminando el ambiente y los pseudoalimentos producidos. El entrevistado se equivoca al decir que en el 2014 se cultivaron 275 mil hectáreas con esta variedad, cuando en realidad –según Monsanto- fue 26% menos (goo.gl/OS7KDX).
El otro cultivar al que Garro se refiere (DroughtTEGOTM) NO ES TRANSGÉNICO, y fue desarrollado con técnicas de mejoramiento convencional, por la asociación público-privada WEMA (“Maíz eficiente en el uso de agua para África”), con la participación de Monsanto, y no solo
“por organismos internacionales”, como lo afirma el entrevistado (goo.gl/nNaIbR). Además, en su desarrollo no se cita la participación del Cinvestav (Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional de México) como lo aseveró Garro.
INSOSTENIBLIDAD TRANSGÉNICA: en este contexto es importante dar a conocer los resultados recientes del estudio de Rótolo et al. (goo.gl/FBVFZV), quienes evaluaron los patrones de producción de maíz en cinco países en los últimos 25 años, comparando costos, beneficios, desempeño ambiental y sostenibilidad en tres sistemas agrícolas: tradicional, convencional, y transgénico. Aquí se encontró, entre otras cosas, que la fracción de renovabilidad en los sistemas de alta intensidad (sistemas con híbridos y transgénicos) fue apenas entre 8% y 26%. También se halló que los patrones de producción del maíz transgénico no garantizaron la mejora esperada con respecto a los otros sistemas, así como que estos, basados en indicadores ambientales y de sostenibilidad, son claramente insostenibles en virtud de su alta dependencia a tecnologías costosas y el uso ineficiente de los recursos no renovables.
En próximos artículos me seguiré refiriendo a otros temas tratados en esta entrevista.
