Opinión

Discapacidad e inclusión en UCR

Nuestra Universidad de Costa Rica debe redoblar los esfuerzos para seguir forjando una universidad inclusiva, donde estudiantes, docentes y personal administrativo con alguna discapacidad tengan derecho a realizar sus labores y su proceso académico sin ningún tipo de barrera. Esa es parte de nuestra misión como universidad humanista. Como institución hemos realizado una labor pionera, … Continued

Nuestra Universidad de Costa Rica debe redoblar los esfuerzos para seguir forjando una universidad inclusiva, donde estudiantes, docentes y personal administrativo con alguna discapacidad tengan derecho a realizar sus labores y su proceso académico sin ningún tipo de barrera. Esa es parte de nuestra misión como universidad humanista.

Como institución hemos realizado una labor pionera, que se ha constituido ejemplo a nivel nacional en materia de discapacidad. El trabajo que desarrollan varias instancias, tales como el Centro de Asesoría y Servicios a Estudiantes con Discapacidad, Bibliotecas Accesibles, Programa Nexus, Progreso, Programa Institucional de Inclusión de la Persona con Discapacidad Cognitiva a la Educación Superior, Programa Institucional en Discapacidad y la Comisión Institucional en Discapacidad, entre otras, demuestran claramente el compromiso que hemos tenido a lo largo del tiempo y nuestra contribución efectiva para atender situaciones muy calificadas y guiar los procesos académicos, que afortunadamente la mayoría han concluido con éxito.

Las personas que han trabajado y trabajan en ellas merecen un sentido reconocimiento. Han actuado en concordancia con los principios establecidos en el Estatuto Orgánico de nuestra Universidad de Costa Rica y con lo que señala el artículo primero de la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad (ratificada por Costa Rica en 2008), procurando una “participación plena y efectiva en la sociedad, en igualdad de condiciones con los demás”.

No obstante estos logros, preocupa y duele mucho cuando estudiantes con algún tipo de discapacidad enfrentan barreras físicas o se ven afectados por diversos estereotipos. Hay edificios muy modernos que presentan deficiencias respecto de lo estipulado por la Ley 7600, elevadores que no operan apropiadamente, carencia de rampas y aceras que no cumplen con los requisitos para la movilidad con silla de ruedas, lo que hacen que algunos espacios sean inaccesibles. Incluso, hay estudiantes con discapacidad auditiva a quienes la institución no ha logrado darles pleno acompañamiento en las clases virtuales.

A lo anterior se le suma la necesidad de una mayor capacitación al personal docente y administrativo para que puedan atender de manera humana y suficiente las necesidades de las personas con diferentes discapacidades. Ellas y ellos requieren las herramientas idóneas y la institución está en el deber de proveerlas.

Ante este escenario, debemos reconocer lo valioso del camino transitado por la Universidad de Costa Rica en el campo de la discapacidad y en sus labores para garantizar la inclusividad en todos los aspectos. Debemos, al mismo tiempo, asumir para los tiempos venideros estrategias y políticas institucionales que nos permitan implementar mejoras en esta materia en la Ciudad Universitaria Rodrigo Facio y en todas las sedes y recintos, asegurarnos la capacitación para el personal, emplear la tecnología de tal manera que favorezca la inclusividad y disponer de los recursos suficientes, con la debida planificación, para que cualquier proyecto requerido por la población con discapacidad sea atendido con la debida celeridad y eficiencia, de modo que se le garantice su derecho pleno a la educación.

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