El 9 de setiembre se celebra en Costa Rica el día del niño y la niña. Se trata de una celebración establecida por recomendación dada en 1954 por parte de Naciones Unidas, pidiendo que todos los países instituyeran un día consagrado a promover el bienestar infantil, e intensificar y extender los esfuerzos a favor de todos los niños y las niñas. A continuación se reseñan algunas deudas que Costa Rica mantiene con esta población.
Salud
Persisten retos importantes, tales como el de mejorar la calidad de los servicios en salud y ampliar la cobertura en los sistemas de atención a madres, niños, niñas y adolescentes, desarrollando un enfoque de prevención con mayor participación de las comunidades. El país todavía cuenta con coberturas bajas de captación y atención de mujeres en el posparto (69%) y la atención integral de adolescentes se estima que no supera el 40%.
Pobreza
Se estima más de una cuarta parte (27%) de la niñez y la adolescencia se encuentra en situación de pobreza, lo cual sube aun más en zonas rurales (43%), viéndose así lesionados múltiples derechos y limitándose seriamente el desarrollo integral a largo plazo.
Educación
Todavía un 66% de niños y niñas de los dos quintiles de más bajos ingresos no asiste al nivel preescolar de preparatoria, y se estima que cerca de un 50% de quienes tienen entre 18 y 22 años no culmina la educación secundaria, mientras que solo un 28% de quienes están entre 25 y 34 años alcanza la educación superior. Además, evaluaciones internacionales de desempeño educativo, tales como las pruebas PISA, muestran bajas calificaciones en las áreas evaluadas.
Sexualidad
Un 17% del total de nacimientos ocurre en madres adolescentes, y algunos estudios recientes revelan considerable ignorancia en la población menor de edad sobre sexualidad, métodos anticonceptivos y prevención de enfermedades de transmisión sexual.
Violencia
Según el Hospital Nacional de Niños, se tiene que, cada día, se reciben en este centro un promedio cercano a los seis casos de violencia contra personas menores de edad, siendo el tipo principal la negligencia por parte de las personas encargadas del cuido de estas. La investigación reciente viene confirmando que las personas menores de edad que sufren agresión ven dañado su desarrollo cerebral a largo plazo. Diversos estudios realizados por el Ineina de la UNA y otras entidades, reflejan que una mayoría de padres y madres (50% a 55%) siguen considerando el castigo físico como un método apropiado para criar a sus hijos.
Derechos
Estudios recientes realizados por el Ineina reflejan que el Sistema Nacional de Protección Integral se encuentra desarticulado y con una capacidad débil para promover el cumplimiento efectivo de todos los derechos para todos los niños y las niñas en el territorio nacional.
¿Qué hacer frente a estas grandes deudas?
Algunas de las acciones que debería emprender el Estado costarricense para dar un salto cualitativo frente a los anteriores desafíos, son las siguientes:
- Pasar de un enfoque centrado en instituciones individuales, a uno centrado en sistemas interinstitucionales.
- Pasar de un enfoque centrado en el activismo asistencialista, a uno centrado en resultados en desarrollo humano, priorizando la evaluación científica de las intervenciones y la toma de decisiones basada en evidencia.
- Pasar de una protección especial basada en la institucionalización (albergues, hospicios u orfanatos) a una centrada en las familias.
- Descentralizar la protección, dando mayor protagonismo a los espacios locales, particularmente a las municipalidades, de manera que desde estos niveles se puedan identificar prioridades y ejes articuladores de la acción más cerca de quienes más lo requieren.
- Fortalecer decididamente la prevención, atendiendo integralmente los factores generadores de riesgo y vulnerabilidad, y no esperando pasivamente a que revienten los casos más agudos.
- Consolidar y blindar la inversión en niñez y adolescencia, reconociendo sus altos niveles de retorno social, gracias a los grandes beneficios que la misma ofrece al desarrollo social del país, así como a la disminución de la incidencia de graves problemáticas tales como la delincuencia, la inseguridad, la pobreza, la desigualdad, así como el abuso y tráfico de drogas.
Es central que el país deje de ver el tema de niñez y adolescencia como un asunto meramente sectorial y comprenda su importancia neurálgica, sistémica y, en consecuencia, estratégica para la nación como un todo. De otra manera, corremos el riesgo de mantener estas grandes deudas sin ser saldadas.