Opinión

Desafíos del Tribunal Electoral Universitario: La urgencia por fortalecer la democracia en la UCR

La autonomía de la Universidad de Costa Rica es un pilar ético que guía nuestras prácticas institucionales y nuestra responsabilidad con la sociedad costarricense. En mi experiencia de participación en la campaña por la elección de miembros del Consejo Universitario y el trabajo del Tribunal Electoral Universitario (TEU), he identificado algunos aspectos que necesitan reflexión y mejora, por lo que considero pertinente compartir mis observaciones con el propósito de fomentar un diálogo constructivo y proactivo sobre los procesos electorales:

  1. Debilidades en la planificación y organización de actividades:
    1. La entrega de credenciales y reuniones con retrasos debido a falta de acceso a espacios como el auditorio o de equipos básicos como micrófonos.
    2. La gira a la Sede de Guanacaste inició tarde porque ningún miembro del TEU asistió, dejando la responsabilidad en una docente acompañante.
    3. Conversatorios y debates organizados de manera emergente, lo que dejó a varias sedes y facultades sin participación. Además, no se realizó un debate estudiantil, argumentando la falta de espacio en Canal 15.
    4. La lectura de resultados, la cual se llevó a cabo en el auditorio de Educación Continua, en lugar del Aula Magna, priorizando otra actividad cultural.
  2. Limitaciones en la gestión de información con las personas candidatas:
    1. El bloqueo de consultas en WhatsApp que se justificó para evitar conflictos entre candidaturas, lo que limitó el diálogo y la consulta abierta y fluida.
    2. Las consultas enviadas a la comisión de campaña por correo electrónico no recibieron acuse de recibo ni respuestas oportunas.
  3. Limitaciones del sistema de votación electrónica:
    1. La falta de una alternativa para quienes no usan herramientas digitales.
    2. La ausencia de criterios de accesibilidad para personas con discapacidades visuales o movilidad reducida.
    3. La ausencia de datos desagregados, ya que no se publicaron resultados por género, tipo de votante (estudiantes, docentes), áreas académicas ni sedes.
    4. La falta de transparencia en la contratación del sistema de votación, ya que no se ofreció información clara sobre el costo ni la metodología del servicio contratado.

Con base en mis observaciones, manifiesto con preocupación que las debilidades en la planificación y organización de actividades menoscaban la importancia de los procesos electorales, las fallas en la gestión de información hacia las candidaturas reflejan una falta de respeto que afecta la convivencia democrática, y las deficiencias en el sistema electrónico de votación ponen en entredicho la legitimidad de los resultados.

Por estas razones, y en línea con los principios de nuestra institución: integridad, transparencia, rendición de cuentas y equidad, es fundamental que como comunidad universitaria cuestionemos, debatamos y propongamos mejoras en los procesos electorales. Estos deben ser consistentes y coherentes con nuestra legislación y reglamentación, pero, sobre todo, con un ejercicio libre, inclusivo y democrático.

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