Opinión

Desafíos de la UCR

Hoy es pertinente preguntarse, como hizo el Dr. David Díaz Arias en un excelente artículo de opinión en este mismo semanario: “¿para qué quiere ser rector?” Claro es que las tareas pendientes en la Universidad de Costa Rica (UCR) son más urgentes y numerosas que nunca.

Las preocupaciones y propuestas contenidas en los siete puntos del Dr. Díaz son ampliamente compartidas por estos firmantes. En su punto quinto, detallaba: “…transformar UCrea para volverlo un centro de estudios avanzados e interdisciplinarios, con independencia de la Rectoría”. En nuestro criterio, esta propuesta toca un punto medular de las tareas del nuevo equipo de Rectoría. La UCR ha de ponerse a la altura de los retos pendientes, más allá del rosario de buenas intenciones que ha caracterizado la campaña electoral.

En particular, estas tareas incluyen promover una internacionalización sustancial —no  simbólica— y el fomento de la interdisciplinariedad. Esto requiere cambios significativos en la organización de nuestro trabajo académico, en el manejo de la cooperación internacional, en la inscripción y desarrollo de proyectos de investigación, así como el impulso a la docencia inter y transdisciplinaria. En la actualidad es imposible inscribir un proyecto de investigación simultáneamente en dos Centros de Investigación o impartir un curso compartido entre diferentes Escuelas o Programas de Posgrado, para mencionar solamente dos aspectos.

Para apreciar este punto de vista, es conveniente tomar perspectiva. En Costa Rica, la UCR fue y sigue siendo el “gorila dentro de la jaula”. No tener competencia en la mayoría de los sectores del conocimiento permitió hasta ahora un alto grado de endogamia. Un ejemplo: hace cinco años, uno de nuestros investigadores internacionalmente más reconocidos exponía al equipo que constituiría la administración saliente, un dato sobrecogedor, invariable en el tiempo, analizado por el Consejo Nacional de Rectores (Conare). A saber, un 60% de los profesores que la UCR envió y sigue enviando a altísimo costo a formarse al extranjero con plaza reservada, al retomarla hacen nula contribución a la investigación.

Indudablemente, la formación doctoral en universidades extranjeras contribuye a fomentar la internacionalización. Sin embargo, la práctica de “plaza reservada” corre el peligro de nutrir prácticas endogámicas, si no es completado por un proceso inverso: esfuerzos significativos para atraer a estudiantes, investigadores y profesores de reconocidas universidades y centros de investigación del mundo hacia la UCR.

Ello pasa entre otros aspectos por:

  1. I) Crear un programa de postdoctorado amplio y auténtico, abierto a la competencia internacional.
  2. II) Restablecer las Cátedras Internacionales con profesores y profesoras de universidades extranjeras, basadas en convenios de cooperación internacional.

III) Restablecer UCrea como ente no dependiente de la Vicerrectoría de Investigación o la Rectoría, con un consejo científico con mayoría de científicos externos y con participación de “fellows” de otros países.

  1. IV) Fomentar y agilizar la participación en Redes universitarias panamericanas y transatlánticas.

En ausencia de nuevas políticas, la UCR seguirá en puestos como la treinta-novena en el “ranking” latinoamericano y 3275 en el mundial (scimago). Las invocaciones al Tercer Congreso y a las antiguas glorias no hacen daño si sirven para que la UCR levante la vista de su ombligo. Si tuvieran el efecto contrario, contribuirían a seguir cultivando la endogamia y la autocomplacencia.

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