El transfuguismo, en la Asamblea Legislativa, implica que diputados de un partido político pasen a otro distinto del que pertenecían al momento de ser electos para el ejercicio del cargo. Esta es una práctica que, en la actualidad, no se encuentra prohibida en la legislación costarricense. Cambiar de partido o de ideología es un hecho normal y su prohibición por completo sería contrario al derecho a la libertad expresión. Sin embargo, esta última afirmación no puede ser aplicada de forma generalizada a todos los casos, especialmente cuando se trata de diputados que fueron electos para el ejercicio de su cargo con motivo del partido político al cual pertenecían. Cuando el transfuguismo se da durante el periodo de la legislatura para el cual fueron electos los diputados, se generan efectos directos en el ejercicio de la representación del pueblo y en la propia democracia del país.
Los motivos por los cuales un diputado abandona el partido político por el cual fue electo, son variados, pero, se mencionarán alguno: el cambio de orientación ideológica del partido político de origen, pues deja de coincidir con la ideología personal de la persona del diputado; la desaparición o crisis de partido, aunque este motivo puede llegar a ser más bien causado por el propio transfuguismo en algunos casos; y la intención de posicionarse de forma más favorable políticamente, pretendiendo la mejora en la carrera política del sujeto. Los anteriores son motivos posibles pero no exhaustivos.
El transfuguismo genera efectos que no solamente afectan la labor parlamentaria, sino que, pueden llegar a afectar la legitimidad de la representación política y la misma democracia de un país
Uno de esos efectos pueden ser el falseo de la representación política: especialmente en Costa Rica, en donde el sistema de elección de diputados es a través de listas cerradas, es decir, el elector no elige a la persona del diputado, el elector elige el partido político de su preferencia y dicho partido asigna los puestos del listado según los cuales se asignarán los escaños en la Asamblea Legislativa. Dicho de otra forma, las personas que votaron por los diputados del partido “A” se quedan sin representación política, cuando estos unilateralmente deciden trasladarse al partido “Z”, estafando de alguna forma, la voluntad del electorado y el principio de representación en que se fundamenta la democracia.
Otro caso es cuando se debilita el sistema de partidos, el cual se encuentra regulado en el ordenamiento jurídico con la finalidad de mantener estabilidad democrática y política, la cual se pone en entre dicho con el traspaso continuo de miembros de un partido a otro.
Y también cuando se lesiona la gobernabilidad en el país, debido a que gran parte de la función de los diputados se basa en acuerdos y negociaciones políticas, la existencia de mayorías políticas o partidarias es necesaria para una gobernanza estable. Sin embargo, el transfuguismo puede desestabilizar al punto de que, en caso de un abuso de la figura, se pueda desfigurar la orientación política que inicialmente había determinado el electorado con sus votos. Se promueve la corrupción, si la orientación política e ideológica que determinaron a las personas, mediante sus votos, puede ser modificada a través de los votos de diputados que se mudan de partido dentro del hemiciclo, es claro que se promueven actos de corrupción.
Los anteriores efectos pueden causar un daño a la credibilidad que la sociedad tiene en los políticos y en el sistema que permite que estos accedan a los cargos públicos que desempeñan. Por este motivo y para que el sistema democrático de Costa Rica no se vea empañado por prácticas cuestionables como lo es el transfuguismo, es necesario que se introduzca en la Constitución Política una reforma que establezca que, toda persona electa como diputado, que durante la legislatura para la cual fue electo, desee desligarse del partido al que pertenece, deberá cesar del cargo de diputado y se deberá nombrar en su puesto al siguiente en el listado del partido.
