Sigifredo Aiza: mientras pudo leer “el guión” dejó un regusto de seguridad; ante la primera pregunta de Alvarez se despeñó “por el abismo” y se evidenciaron sus profundas “cuitas” conceptuales. Se “ahogó” ante exigencias exiguas.
José María Figueres: asistió en “mangas de camisa” como si fuese a presentar un “nuevo iPhone”… Su dialéctica no se ha movido un ápice en 20 años. Es un orador apasionado, acostumbrado a lanzar promesas desde “su púlpito”. Manejó cifras y conceptos con agilidad y señaló con buena tesitura las falencias que carcomen la base democrática del país. Se libró de la polémica mediante la elaboración de ideas dinamizadoras.
Rolando González: maduro, sincero, valiente, sensato. Un político a considerar, sin embargo sus raquíticos recursos económicos y su “estatus de no alineado” con el aparato tradicional del PLN reducen sus posibilidades de éxito a la unidad. Coqueteó una alianza con Sigifredo Aiza para una intentona de dueto frente al aparato “duro” del Partido.
Antonio Alvarez Desanti: usó deliberadamente a Aiza para enlodar a Figueres (caducidad de los delitos). Se le ve seguro, reforzado por los “cánticos” de sus adláteres, obteniendo algo de éxito con un mínimo de esfuerzo intelectual. No tiene la solidez de Figueres ni de González, pero ambos le ven como el candidato a vencer.