Opinión

Cuestiono

El cambio en la apariencia física de la Estatua a Rodrigo Facio en la Universidad de Costa Rica

El cambio en la apariencia física de la Estatua a Rodrigo Facio en la Universidad de Costa Rica, después de la intervención de la señora Ana María Moraleda, es deplorable. Esta estatua de bronce de mi autoría, fue fundida en la Escuela de Bellas Artes de la UCR en el año 1996. Antes de este infortunio, esta estatua tenía una apariencia natural, propia de una superficie en bronce a la intemperie. Ahora se ve falsa, parece de plástico barato.

Se dice resultado de una restauración. Yo digo que no hay tal.

Un material sano en su totalidad como este bronce no tenía nada para restaurar. Lo que se realizó fue un simple cambio de color.

Grave error de las autoridades que contratan a personas sin consultar al autor, ni a la ley  N° 6683 de Derechos de Autor y Derechos Conexos, ni a las mismas autoridades universitarias como las de la Escuela de Artes Plásticas UCR.

En esto nada mejor que citar a expertos

El autor H.J. Plenderleith, en su obra La Conservación de antigüedades y obras de arte, del año 1956, dice: ” La oxidación propia del bronce, opaca y ligera no aumenta casi con el tiempo se considera una protección para el metal que recubre” (pág. 265).

“Una pátina que se ha formado lentamente puede, a veces, constituir una prueba de antigüedad, y una bella pátina influirá siempre en el valor comercial del objeto” (pág. 212).

Luego, dos expertos del Instituto de Restauración de Florencia Italia, Cristina Danti y Roberto Boddi, que formaron parte de un amplio equipo en los trabajos de restauración de una estatua griega recuperada del mar en la costa de Croacia en el año 1998, después de años de restauro el catálogo del año 2006, en la página 119 de Elementos de conservación preventiva, dicen: ” En estado normal el cobre y por consiguiente el bronce, al contacto con el aire tiende a formar un estrato sutil de óxido de apariencia opaca; se trata de una pátina estable que se valora en la lectura estética del objeto”.

En nuestro país, con una condición ambiental libre de la contaminación industrial, estas obras escultóricas en bronce lo único que requieren para su conservación, por lo general, es limpieza periódica con jabón suave y aplicación de cera cristalizada dos veces al año.

Desde luego, esto es muy fácil, parece de mentirillas y no impresiona. Por lo que se ve, es más creíble si se cobran millones de colones.

Lo sucedido no fue solamente a la Estatua de Rodrigo Facio, también a la Estatua del expresidente Daniel Oduber, del escultor Olger Villegas, a la Estatua de la Mujer Guanacasteca, La Chola, del escultor Manuel Vargas. La señora Moraleda a estas obras les borra la historia acumulada, las deja sin vida, antiestéticas y disminuidas.

¿En nuestro ambiente cultural es esto nuevo? No, recordemos el Monumento Nacional de procedencia francesa, del escultor Louis Robert Carrier Belleuse, con su pátina verde, original, de altísimo valor histórico, luego cambiada a negro de muerte.

El Monumento al Agricultor, de Francisco Zúñiga, abandonado durante años hasta su mutilación.

Igual al Monumento a Otilio Ulate, de mi autoría, que por muchos años lo dejaron abandonado, primero en mi taller, luego ya puesto en el Parque La Sabana, y se convirtió en sitio de toda clase de suciedad viciosa. Aún hoy se sigue agrediendo su memoria cívica.

El busto en bronce, también de mi autoría, al primer gobernador del Estado Libre Asociado de Puerto Rico, Luis Muñoz Marín, esfondado el rostro por la pala de un backhoe que lo desmontó para arrimarlo a una cerca próxima a la Guardia Montada, en Parque de la Paz, sin saber nunca quien dio la orden. A los años fue chapuceramente remendado; actualmente está en el olvido, en un espacio deteriorado; así se agrede la memoria de este destacado político y a mí como autor.

Lo último, el puente centenario de piedra sobre el Río Toyogres fue despedazado con maquinaria. Parte de su historia está en el cauce del río. En estos casos de puentes y similares, como último recurso, cada piedra se numera, se trazan medidas tridimensionales, se toman fotografías, en fin se planifica para preservar, para armar de nuevo la obra en otro sitio que la dignifique porque es patrimonio histórico; y desde luego, sin usar maquinaria pesada. O sea, otra acción destructiva, salvaje, delictiva.

Entonces

A estas alturas cabe preguntar, si esta moda del desconocimiento y el oportunismo simplista seguirá arrancando parte de la historia a otros puentes, a otros monumentos como los de Juan Rafael Mora, Juan Santamaría, Julio Acosta, Juan Mora Fernández, Dr. Jesús Jiménez y demás.

Sobre este asunto, debemos pronunciarnos todos, porque estos hechos se califican como atropello histórico y agresión al patrimonio.

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