Opinión

Crisis de legitimidad de las federaciones en tiempos de cambios

El ideario que pregona que la figura de las federaciones de estudiantes de las universidades estatales en Costa Rica son las representantes del movimiento estudiantil universitario parece cada vez más desfasado de las realidades universitarias y nacionales,

El ideario que pregona que la figura de las federaciones de estudiantes de las universidades estatales en Costa Rica son las representantes del movimiento estudiantil universitario parece cada vez más desfasado de las realidades universitarias y nacionales, donde estas figuras han ido perdiendo su poca legitimidad dentro del mismo movimiento estudiantil universitario y dentro de la comunidad universitaria en general.

El mes pasado en la Universidad Nacional de Costa Rica se llevaron a cabo unas elecciones federativas donde existió un 13% de participación (es decir, un 87% de abstencionismo) y a la elección se presentó un solo partido político.

En este mes en la Universidad de Costa Rica se dieron dos rondas electorales donde en la primera se alcanzó un 17% de participación (es decir, un 83% de abstencionismo) y hacia la segunda, un 14% de participación electoral (o sea un 86% de abstencionismo).

No es casualidad que esto esté ocurriendo en las dos universidades estatales más importantes para el país, lo cual habla de una serie de elementos detrás de este fenómeno a los que hay que ponerles atención.

Por ejemplo, desbordando la cuestión electoral pero abordando algunos puntos que pueden ser factores de los fracasos electorales en las federaciones, la crisis de legitimidad de estos actores políticos también pueden evidenciarse en las pobres convocatorias que han logrado en luchas por el FEES u otros asuntos de interés universitario, también en sus posicionamientos (en el caso más específico de la FEUNA) directos o indirectos en contra de las personas que mueven este país que es la clase trabajadora en la coyuntura de la lucha contra el Combo fiscal.

Además, puede también verse (siguiendo línea del partido en gobierno) en la desmovilización del estudiantado al no respaldar su participación en huelgas u otras iniciativas que les afectan en sus cursos, deslegitimando los movimientos alternativos que surgen en el marco del movimiento estudiantil como las asambleas autónomas y en tomas de espacios, entre otros “pecados” por obra u omisión han dado como resultado que las federaciones se encuentren en lo que probablemente sea su momento de menos incidencia política.

Todo esto en tiempos donde los temas país han cambiado y exigen tener en las calles a las y los estudiantes, con criterio crítico ante las realidades sociales. Eso hace que el estudiantado ya no vote, ya no les crea, ya no quieran formar parte de los espacios que debería proporcionar las federaciones (más allá de las Semanas U), esto es a lo que podemos llamar crisis de legitimidad.

Todo lo anterior por poner los ejemplos más recientes, pero sin presumir que son los únicos que podríamos vislumbrar. ¿Qué necesita el movimiento estudiantil, en general, y el país?

Federaciones de estudiantes en las cinco universidades estatales que se posicionen en favor de los intereses de la mayoría sin importar el posicionamiento del Gobierno de turno, que se preocupe por movilizar al estudiantado a la lucha social cuando sea necesario, fomentando una comunidad estudiantil crítica antes los problemas sociales y políticos del país, reivindicando los intereses de la clase trabajadora de este país quienes son la fuerza social que aportan cantidades de sus salarios para mantener las funciones de la universidad estatal.

Además, tomar posiciones claras en favor de beneficiar todo grupo social que haya sido históricamente subyugado, promover la participación activa y constante del estudiantado, apoyar los movimientos alternativos universitarios.

Al final de cuentas, que realicen las labores para las que nacieron estos órganos políticos que es representar al estudiantado y ser actores influyentes en las decisiones más relevantes que atañen directa o indirectamente a esas personas a quienes representan.

Recuperar su legitimidad dentro de la comunidad universitaria y fuera de ella es importante para comenzar a cambiar este país desde una de las trincheras fundamentales que es la educación.

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