Opinión

COVID-19: más que una zoonosis

El COVID-19 ha puesto a prueba y en el banquillo de los acusados el desarrollo político, económico y social de nuestra sociedad actual.

Se definen como zoonosis aquellas enfermedades o agentes infecciosos transmitidos de los animales al hombre. La rabia, la fiebre amarilla, el dengue, la peste bubónica, la leptospirosis son algunos ejemplos de zoonosis. No obstante la influenza o gripe se constituye en la zoonosis quizás más importante por la gran cantidad de enfermos y muertos que ha causado en la historia humana y porque ha sido de las más estudiadas. Solo la pandemia de influenza española de 1918 provocó más de 50 millones de muertes, equivalentes en la actualidad a casi 200 millones de personas.

Estos virus de la influenza son propios de las aves acuáticas silvestres, los cuales se pueden transmitir fácilmente a las aves de corral y a los cerdos, los que actúan como verdaderas “cocteleras” donde los diferentes tipos de virus influenza se mezclan (recombinan y mutan) dando origen a aquellos que infectarán al ser humano en un momento determinado con la posibilidad de transmitirse entre humanos con relativa facilidad.

Los coronavirus recientemente descritos SARS, MERS y SARS-Cov-2, este último produce el COVID-19 o enfermedad por coronavirus 19, causante de la pandemia actual (los otros dos no produjeron pandemias) han tenido rutas similares a los virus influenza para infectar al ser humano. Coronavirus aislados de murciélagos en China y medio oriente, tienen un genoma similar a estos tres virus, es decir es posible que el origen de estas epidemias sea a partir de virus de murciélagos que han infectado huéspedes secundarios aún no bien identificados; algunos de estos animales se venden en los mercados públicos muy frecuentes en China y otros países del lejano oriente. De aquí, dan el salto interespecies, infectan al ser humano y al mutar se adaptan a este y adquieren la capacidad de la transmisión humano-humano.

El VIH (virus de la inmunodeficiencia humana) siguió un recorrido algo semejante en África Central allá por los años 1910-1920. Por las prácticas nativas de matar y desollar monos para consumir su carne, el VIS (virus de la inmunodeficiencia de simios) infectó a un ser humano, mutó y se transformó en el VIH con la capacidad de transmitirse de humano a humano y con las características propias de esa región y de ese momento histórico, se diseminó globalmente a partir de los años 60. Desde su descripción inicial en 1981 ha provocado más de 35 millones de muertes.

Es decir, estas zoonosis se diseminan amplificadas por los cambios ambientales (invasión del hábitat propio de los animales, cambios sociopolíticos y de medios de transporte, pobreza, malas condiciones higiénicas, etc). Recordemos que la salud es un estado de bienestar biopsicosocial.

Y para continuar con el COVID-19, esta nueva pandemia a la que se enfrenta la humanidad
actualmente debe llamar la atención de las autoridades de salud (OMS), de los gobiernos locales y a nosotros mismos como habitantes de este mundo y recapacitar sobre las causas verdaderas de  su súbita aparición que considero son el cambio climático antropogénico, la sobrepoblación mundial, el aumento de las megaciudades, las políticas económicas que estimulan el acaparamiento de la riqueza en pocas manos, el consumismo exacerbado donde prevalece el tener sobre el ser, así como haberse olvidado que este mundo lo compartimos con muchas otras especies animales, vegetales, bacterias, virus, etc y que no somos los “reyes de la creación”.

El historiador inglés Asa Briggs apuntó en una ocasión refiriéndose a las epidemias: ”son un
despliegue dramático de eventos, historias de descubrimientos, reacciones, conflictos;
enfermedades que ponen a prueba la eficiencia y resiliencia de las estructuras administrativas y exponen las deficiencias políticas, sociales, de salud pública y morales de una sociedad”. Algunos otros autores suman a esto que las epidemias, el encuentro con agentes infecciosos, han influenciado el curso de la historia humana, especialmente cuando una infección ataca una población por vez primera.

El COVID-19 ha puesto a prueba y en el banquillo de los acusados el desarrollo político, económico y social de nuestra sociedad actual. Una sociedad con enormes contrastes en su desarrollo. Esperamos que toda esta crisis sirva para mejorar nuestra sociedad enferma.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido