En una ficción del nacimiento de la corrupción, podemos decir que se originó con el mismo Adán y Eva, cuando esta última aceptó una dádiva (manzana) para desobedecer una norma impuesta por dios.
La corrupción nace en el momento que nace el poder, con un agravante: que es súper contagiosa.
La corrupción es la alteración o perversión de la virtud ciudadana de hacer el bien común. Es la forma fácil de sacar ventaja sobre los demás.
No es sencillo establecer un concepto único de corrupción, pareciera que existe una variedad múltiple de corrupción, a veces como la variedad humana en sus relaciones en sociedad.
Se puede hablar de corrupción económica, política, corrupción en los credos y se puede determinar corrupción marginal que es la corrupción de hechos detectables. No obstante, la corrupción e involucrar personalidades o sumas millonarias, son situaciones aisladas. A diferencia, se dan casos de hipercorrupción que se insertan en una cultura general permisiva de la violación a las normas, en la que el soborno y la extorsión resultarían mecanismos generalizados en todos los niveles. No son grandes ni pequeños, el típico conducir irrespetando los semáforos en rojo; es más probable provocar un accidente en esta condición que si acatara la señal, pero cuan grave puede ser un accidente. El sacar un permiso de construcción truco en una municipalidad, a lo mejor se construye sin ninguna consecuencia, pero a lo mejor en esa zona de gran inestabilidad el ente municipal exigía estudios de suelo que no se hicieron y la construcción se hundió. En lo político, desgraciadamente, existe una frase popular: “de por si todos roban”. Esta construcción social de la realidad compartida nos permite ubicarnos con qué niveles de corrupción nos estamos enfrentando.
La corrupción política se relaciona más con un asunto de poder, donde la complejidad es su característica fundamental. La corrupción política es el mal uso público para obtener ventajas ilegítimas, pero con algunas variantes: tráfico de influencias, información privilegiada, soborno, malversación, nepotismo, etc., en esto se combina el sector público con el sector privado, negocios personales con negocios del estado, entran medios de comunicación, empresas privadas que a veces se comportan como partidos políticos las veinticuatro horas del día, los trescientos sesenta y cinco días al año y con candidato presidencial incluido, con el Tribunal Supremo de Elecciones que incluso en un examen preciso de su actuar, notamos una gestión corrupta cuando estos medios de información también son empresarios de otros rubros más allá del comercio de la información. Pero aún más grave, con la careta de medio de información promueven los negocios de un pequeño grupo de empresarios millonarios que aspiran a ampliar sus negocios de medicina privada, de educación privada, de comercialización de productos básicos, entonces utilizan todos los días sus páginas para desacreditar los servicios públicos que brinda el estado, con el fin de ir debilitándolos y liberar al mercado privado de estos servicios.
Tal Vez el grado más crudo y descarado de la corrupción política se da cuando vemos a políticos denunciados, procesados y sentenciados por casos de corrupción, juzgando quién es pulcro y quién no para participar en puestos de elección popular, recomendando y moviendo fichas para nombrar magistrados, se presentan ante las cámaras de la prensa como si fuesen impolutos, ejemplos de honradez.
La corrupción es un accionar muchas veces colectivo, pero casi siempre en beneficio individual, en detrimento de la colectividad, produce concentración económica. En consecuencia, hay una mayor desigualdad y pobreza y se dejan de construir escuelas, hospitales y carreteras porque el dinero se fue por el hueco de la corrupción.
Finalmente, en ocasión del caso “cochinilla” recordamos un escándalo de este tipo en la década de los setenta, cuando un presidente fue acusado de obtener de una empresa constructora doscientos millones de colones para su campaña electoral. Después de generosa contribución, esa empresa participó en la construcción de la carretera a Limón, tramo conocido como carretera Saopín.