El pasado 24 de marzo del año en curso, el Diputado Wagner Jiménez, miembro de la fracción del PLN, realizó un conversatorio con los señores exministros de Educación, don Guillermo Malavassi (1966-1969), don Manuel Antonio Bolaños (2003-2006), don Leonardo Garnier (2006-2014) y don Edgar Mora (2018-2019), muy atinado de parte del diputado Jiménez, ya que permitió conocer sus posturas, respecto de la realidad de la Educación Costarricense, en la actualidad.
Lo que expresaron cada uno, a nivel general, es de gran valía, ya que se abordaron temas que van desde la formación inicial de los docentes, capacitación del docente, más controles de calidad sobre la contratación administrativa y la evaluación entre otros aspectos.
Los exministros mostraron beneplácito por la creación del “Marco Nacional de cualificaciones para las carreras de Educación”, para definir niveles, conocimientos y actitudes del perfil de salida de un graduado universitario. Luego, en julio 2020, el Poder Ejecutivo sancionó la Ley 9.871, reformando el art. 55, Ley Estatuto del Servicio Civil, para establecer de manera obligatoria, examen de idoneidad para ingresar a la carrera docente. En ambos casos se busca la mejora educativa.
Lo expresado por los señores exministros evidencia su experiencia y es digna de ser tomada en consideración, por parte de las autoridades del Ministerio de Educación Pública y el Consejo Superior de Educación; sin embargo, pretendo ir más allá, manifestando mi posición al respecto.
En el siglo XX estaba en apogeo la Revolución Industrial, que había entrado en una fase de madurez en su desarrollo y existió como proyecto de sociedad, con una visión de organización humana, de concentración y verticalidad en la administración del poder, y se ponía en práctica en el medio fabril del momento. En ese periodo de la época, se gestó el Consejo Superior de Educación, a la luz de la Ley 1362, con fecha 8 de octubre de 1951, contando con presupuesto propio.
El mismo tiene a su cargo la Dirección General de la Enseñanza oficial, según artículo 81. Participa en el establecimiento de Planes de desarrollo de la Educación Nacional, controla la calidad y busca su adaptación constante y los requerimientos del momento histórico que se vive.
En pleno desarrollo del siglo XXI, a diferencia del siglo pasado, se caracteriza por el cambio acelerado y la incertidumbre, economía global, la diversidad en sus diferentes manifestaciones, los fenómenos migratorios, la diversificación de profesiones y oficios, el desarrollo tecnológico y su influencia en las relaciones sociales, la existencia de múltiples modelos familiares, situaciones psicosociales asociadas a la violencia, drogadicción, la delincuencia y el desempleo, entre otros aspectos. Hemos superado el paradigma Revolución Industrial, en el sentido de comunicarnos y hacer las cosas.
Si bien es cierto, el Consejo Superior de Educación y el MEP han hecho esfuerzos importantes para mejorar la calidad educativa, sentimos que no ha sido suficiente, faltan aspectos por resolver debido a las siguientes razones:
El Consejo Superior de Educación sigue cobijado por el paradigma del siglo XX, concentración y verticalidad en la administración del poder. Aún prevalece el modelo cartesiano-positivista, mecanicista y racional de la educación, impregnado en la curricular escolar.
Presencia política: Según mi criterio técnico-pedagógico, mientras cada cuatro años esté la presencia del ejecutivo, tanto en el CSE y el MEP, difícilmente avanzaremos, hacia una educación holística de calidad. De acuerdo con mi experiencia como asesora del MEP, debe haber autonomía, como existen en las Universidades Públicas. No puede ser posible que en pleno siglo XXI, en el CSE, no haya representación estudiantil, cooperativismo, sindicatos de la Educación, no cuentan con una representación suficiente, que haya equidad de género entre otros aspectos. Estoy consciente de la necesidad, de plantear una metodología acorde a esta nueva realidad.
Pruebas PISA: Una de las evidencias del deterioro en la calidad educativa son los resultados de las Pruebas PISA. La organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es la encargada de asignar cada tres años la aplicación de las Pruebas PISA (Programa para la Evaluación Internacional). El propósito es evaluar las competencias y conocimientos de los estudiantes, en diferentes contextos donde se desenvuelven. El Ms. Pablo Mena, director de la Dirección de Gestión y Evaluación de la calidad-MEP, reconoce que el resultado de las pruebas está por debajo del promedio del grupo de países que pertenecen a la OCDE”. Mucho debido a la falta de una adecuada infraestructura, y muchos carecen de computadora entres otras debilidades.
Lo cierto es que, en la práctica, las evidencias son notorias, donde la pandemia desvistió el problema. Es decir, aún no se logra concretar de forma articulada la gestión administrativa, capacitación y contratación del docente, los valores, los recursos técnicos, metodológicos, materiales, bajo un modelo integral, que impulse la humanización de la educación costarricense.
Es importante construir un modelo educativo inclusivo en el marco de los Derechos Humanos, Constitución Política, Ley Fundamental de Educación, Código Niñez y Adolescencia, y Ley 7.600, que responda a las necesidades del siglo XXI. Uno de carácter holístico, donde la comunidad educativa, se convierta en una unidad de aprendizaje total para el desarrollo autónomo y a la vez potenciador del trabajo colaborativo y de cambio social, a partir de las particularidades de cada contexto educativo, es decir, hablamos de la regionalización de la infraestructura técnica pedagógica.
Sin embargo, en pleno siglo XXI, no existe la regionalización técnica-pedagógica como tal, de allí la importancia de reestructurar la figura del Consejo Superior de Educación, pues esta no responde a las necesidades actuales, por lo expresado anteriormente. Mientras lo político (Ejecutivo) esté impregnado en lo técnico pedagógico, será muy difícil avanzar hacia una educación holística.