Opinión

¿Cómo es coger café en Costa Rica?

Las cogidas de café no son una gran oportunidad para ganar dinero, es una opción sacrificada, mal pagada, dura y difícil para personas que no tienen otra opción.

Coger café  y dependiendo de la situación en la que se ejerza tan noble faena, puede resultar una actividad agradable hasta cierto punto en donde muchas personas que no la han ejercido  la pueden llegar a idealizar.

Sin embargo, hay que tomar en cuenta los siguientes factores que desmitifican “lo bello” de ir a recolectar café.

  1. El recolector de café debe madrugar con su familia completa incluidos los niños, vestidos todos con doble ropa y manga larga para paliar el frío, la lluvia, picaduras de insectos y los arañazos que las bandolas de café propinan a los brazos y dirigirse a pie, tractor o camión de mercancías atiborrados hasta la finca que por lo general recibe a los recolectores con el frío, rocío y niebla de la noche anterior ofreciéndoles una oportunidad de oxigenar el sistema respiratorio. Esto cuando no viven en la finca en donde deben coger café. Las personas que viven en ellas son ubicadas en los “baches”, casas por lo general endebles de una o máximo dos habitaciones en las que se debe compartir el servicio sanitario y baño con otras personas. Pocos tienen la suerte de tener el propio en sus viviendas. A muchos los dueños de las fincas se las prestan por temporada y a otros que suelen ser los mandadores, las pueden habitar todo el año dependiendo del grado de confianza y de trabajo que deban realizar.

Como las temporadas no son largas, muchos vienen del extranjero o lugares lejanos en donde comparten el bache de forma hacinada y sin ningún tipo de control. Por lo tanto, abandonar el lugar en el que se vive para ir a recolectar café lejos, no es un buen negocio.

  1. Al ser una actividad por temporada hay que establecer contactos desde mucho antes para tener asegurado el trabajo, por lo general los cogedores de café no reciben seguro social por parte de los cafetaleros.
  2. Hay que estar preparado psicológicamente para recolectar el grano bajo diferentes inclemencias del tiempo, en donde puede haber grandes aguaceros o calores sofocantes, en empinadas colinas o largas calles.
  3. Un recolector de café se puede encontrar con el café arábica, caturra, el catuaí y hasta el “gato” que parecen deliciosos nances maduros aunque independientemente del que se recolecte, todas las plantas van a romper las manos por la fricción con las bandolas.
  4. A las 9 am por lo general se almuerza en cualquier sombra, alimentos humildes que suelen componerse de un gallo pinto con huevo, plátanos maduros fritos, fresco de limón o sirope y se salva al que le corresponde un pedazo de salchichón o de carne. A las 12 mediodía se toma el café de la tarde que consta de un poco de café negro y un pedazo de pan blanco, ya sea manita o melcochón con mantequilla.
  5. Son muy suertudos los cogedores que no son ortigados por el gusano de ciprés o el de ratón, los cuales producen un escozor e infección tan terrible que el mismo causa una “seca” o inflamación de los ganglios linfáticos con fiebre y dolor casi insoportable durante varios días. También es común encontrar murciélagos durmiendo entre las bandolas y alguna que otra serpiente “bejuquilla” entre sus hojas. De esta manera, las aventuras y emociones están al alcance de la mano.
  6. A eso de las 3pm o mucho antes se comienza con la laboriosa función de medir el café. El café tiene su propia medida: “la cajuela”, la cual pesa aproximadamente 13 kilos. Es por esta razón que los buenos cogedores de café invierten en canastos de gran calidad entre los cuales el de bejuquillo es uno de los más preciados. Los de plástico no duran mucho, se rompen con gran facilidad. Por lo que, acarrear sacos con la recolección del día hasta el lugar en donde el finquero o mandador comienzan a medir el café, es quizás la parte más dura de la faena. A los niños más pequeños se les facilitan tarros o canastos de menos de media cajuela para que el peso que deban cargar durante el día no sea tanto.
  7. Existen finqueros a los que no les basta con pagar al cogedor menos de ₡1000 ó su equivalente $1.75 USD por cajuela, mientras que ellos pueden recibir por esa misma medida el triple o cinco veces más su valor, todo depende de la época y los precios internacionales aunque, sea el precio que tenga la cajuela, el recolector recibe una parte muy pequeña comparada con la que obtiene el cafetalero y los cafetaleros más explotadores llenan tanto la cajuela para obtener más ganancias que los recolectores advierten a los demás diciéndoles: “aquí miden la cajuela copetona”, tanto así que en esa extra que los finqueros ganan, pueden obtener hasta un cuarto de cajuela más  por la cual el recolector no recibe nada de dinero. Otros cafetaleros prefieren usar “boletos” ó monedas distintivas de cada finca que el recolector recibe por cada cajuela y debe ir a cambiar los fines de semana en el horario establecido por el finquero.
  8. Un buen recolector puede sacar más de 20 cajuelas en un día de repela, el cual se da al final de la temporada eso sí, sudando la gota gorda, sin parar, sin seguro, alimentación y ningún tipo de servicios sanitarios ni lavamanos en los cuales asearse. Sin embargo durante la granea que es el comienzo de la época, se pueden recolectar solo unas cuantas cajuelas. En temporada intermedia hay que vérsela a palitos para coger más de 10. Los recolectores deben buscar algún lugar escondido en donde no se vean a simple vista sapos, serpientes o alguna alimaña para hacer sus necesidades fisiológicas sin descuidar a los niños pequeños, los padres siempre tienen el temor de que sus niños se pierdan o algo malo les suceda por lo basto de los terrenos y la cantidad de animales que habitan en los mismos.
  9. Muchas mujeres embarazadas hasta en su tercer trimestre utilizan su abdomen como tope para poner debajo el canasto y así ganar el sustento que les ayudará por unos meses. Algunas ya cuando los bebés se pueden sentar por sí solos, los introducen en los canastos y ahí los mantienen seguros y cerca mientras van poniendo los granos dentro de la cajuela. Deben parar por momentos para amamantarlos o alimentarlos y tratar de mantenerlos quietos y tranquilos mientras ellas se ganan el pan con el sudor de sus frentes.

Las cogidas de café no son una gran oportunidad para ganar dinero, es una opción sacrificada, mal pagada, dura y difícil para personas que no tienen otra opción. No crea que lo hacen brincando en una pata de la alegría, es un trabajo arduo, sucio y peligroso. Otra cosa claro está, es quienes lo ejercen para ir a vacilar, pasar el rato y hacerse los valientes para andar diciendo después que también fueron a coger café y que no cuesta nada.

Ahora, cada vez que usted desde su cómodo y mullido sofá mande a coger café a la gente desempleada, vaya y lo hace por toda una temporada y en las mismas condiciones que lo hacen miles de inmigrantes, aborígenes o gente en pobreza extrema para que así logre comprobar por usted mismo “lo lindo” y pintoresco que resulta la recolección de café cuando no tienen ninguna otra oportunidad de ganar dinero con ninguna garantía social ni beneficio particular.

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