Las nuevas enfermedades como el coronavirus, SARS, el SIDA y el ébola saltan de un portador animal a los humanos (proceso conocido como zoonosis). Por lo general proceden de animales muy similares a nosotros, sobre todo mamíferos. Un virus evoluciona para adaptarse al entorno químico interno de su portador. Por eso le es más fácil saltar a otro portador si su entorno químico es similar.
Mientras los animales silvestres sigan siendo utilizados en China y otros países como alimento, e incluso en la medicina tradicional, habrá más probabilidades de pandemias como el COVID-19, que hoy afecta al mundo entero.
El COVID-19 se vio por primera vez en diciembre de 2019, y aunque hay cierta incertidumbre sobre el origen de esta enfermedad, todo indica que proviene de los animales silvestres y su compraventa en los mercados de Wuhan.
Por encima de las particularidades culturales, los Gobiernos de todo el mundo deben actuar con rapidez y decisión para acabar con el comercio de alimento o medicina tradicional a partir de animales silvestres. De no hacerlo, estaremos a expensas de otras epidemias y el próximo virus podría ser peor que el COVID-19, debido a la conectividad mundial.
Cabe agregar que este comercio no es solo para consumo, sino que una importante parte de animales son vendidos (en el mercado negro) como mascotas en Europa, Estados Unidos y varios países de Asia.
En el contexto de la pandemia ya China ha tomado medidas para detener el comercio de vida silvestre para consumo humano, pero existen mercados de este tipo en todo el mundo, particularmente en Asia y África. Dichas zonas podrían ser la fuente de otras enfermedades en el futuro. De ahí la imperante necesidad de cerrarlos definitivamente.
¿Se da el comercio de animales silvestres en nuestro país? Sí, pero en menor medida. Existe la venta ilegal de carne de fauna silvestre (por ejemplo, de tortuga verde e iguanas; y mamíferos como tepezcuintles, armadillos, venados, saínos y chanchos de monte), pese a que es prohibido por la Ley de Conservación de Vida Silvestre.
Ciertamente la prohibición, fiscalización y penalización del comercio y tráfico de animales silvestres contribuirán a reducir la probabilidad de nuevas epidemias, pero no es una solución definitiva. El problema es mucho más complejo que eso.
Lo que realmente promueve el flujo de patógenos entre seres humanos y animales silvestres es la creciente degradación ambiental, los cambios en el uso de suelo estimulados por el sistema capitalista predatorio y el irrespeto de muchas personas por la naturaleza (incluyendo los líderes de las grandes potencias). Esa creciente degradación/urbanización del ambiente irremediablemente resulta en un contacto mucho más cercano entre seres humanos, animales silvestres y sus patógenos. Incluso, el fenómeno de defaunación que estamos viendo en muchas áreas tropicales (y otras regiones) deja muchos patógenos sin sus hospederos naturales. Así, estos buscarán nuevos hospederos, entre los cuales está el ser humano.
Por lo descrito anteriormente en relación con la salud y por el impacto que tiene en la biodiversidad, ya que la mayoría de las especies silvestres están amenazadas o en vías de extinción, no compre carne, pieles u otros productos decorativos o artesanales que provengan de la fauna silvestre. Solo tomando medidas extremas a nivel mundial con respecto al comercio de fauna silvestre lograremos evitar futuras pandemias y la desaparición de muchas especies de animales.