Opinión

Carta de repudio a la reciente decisión en la ONU sobre Palestina

Estimado presidente Chaves: Me dirijo a usted para expresar mi más profundo repudio hacia la decisión tomada en las Naciones Unidas el 10 de mayo de 2024. Como ciudadano costarricense que reside en Israel, siento la necesidad de abordar los eventos recientes que me han afectado profundamente a mí y a mi familia.

El 7 de octubre de 2023, a las 6:28 a.m., mi esposa, mi hija y yo fuimos abruptamente despertados por una lluvia de aproximadamente 500 bombas y más de 12 mil en los próximos 7 días provenientes de la ciudad de Gaza. Solo tenemos 90 segundos para buscar refugio en cuanto se activan las alarmas. Desafortunadamente, ese día, los refugios no fueron seguros debido a una invasión terrestre, aérea y marítima del territorio israelí. No fue hasta las 9:50 p.m. que más de 3.000 terroristas del grupo Al Qassam, afiliados al Gobierno de Hamás en Gaza, fueron controlados. Las tres semanas siguientes estuvieron marcadas por bombardeos intensos en mi ciudad, lo que hizo imposible ir a trabajar y nos obligó a permanecer en los refugios antiaéreos incluso en las madrugadas o altas horas de la noche. Las atrocidades cometidas durante este evento sin precedentes, incluyendo mutilaciones, quemas en vivo de familias enteras, violaciones, ejecuciones y la extracción de bebés de madres embarazadas para asesinarlos, han dejado cicatrices psicológicas duraderas, especialmente en mi hija de 5 años.

Además, me preocupa profundamente la inconsistencia en la política exterior de Costa Rica. El 17 de abril de 2022, tras los ciberataques contra su gobierno, un equipo liderado por el Ministro de Comercio Exterior de Costa Rica visitó la empresa de ciberseguridad donde trabajé en Tel Aviv, expresando solidaridad y apoyo a Israel como naciones hermanas. Sin embargo, este gesto parece hipócrita cuando se contrasta con la postura diplomática de Costa Rica en la ONU el 10 de mayo de 2024, que pareció avalar los actos brutales perpetrados contra civiles inocentes. Es desalentador presenciar tal inconsistencia, especialmente considerando que Costa Rica nunca ha recibido ninguna forma de asistencia política, financiera o de otro tipo, provenientes del gobierno totalitario y dictatorial de La Autoridad Palestina en West Bank o de Hamas en Gaza.

Como ciudadano costarricense, repudio enérgicamente tanto la guerra, la violencia y todas sus manifestaciones. Pero también condeno firmemente el terrorismo, los homicidios y las ejecuciones extrajudiciales (ajusticiamientos) perpetrados por la guerra de bandas narcotraficantes, aspectos que parecen escapar de una respuesta efectiva por parte de su gobierno en Costa Rica. Es importante destacar que el contexto de la guerra en Gaza, gestionado eficazmente por el gobierno de Israel, es radicalmente diferente de la lucha contra bandas de narcotraficantes en Costa Rica. Intentar comparar estas realidades es un ejercicio fútil, ya que las bandas de narcotraficantes no persiguen objetivos de limpieza étnica en el país. Sin embargo, es crucial señalar que las acciones de estas bandas también socavan una existencia digna y generan creciente alarma entre los costarricenses, incluido yo mismo, muchos de los cuales se han visto obligados a abandonar el país. Esta situación invita a la reflexión sobre la aparente incapacidad de su gobierno para abordar eficazmente la violencia en su territorio, lo que sugiere una tolerancia implícita hacia la violencia en ambos casos, donde quizá los derechos humanos de los que buscan causar caos, sean más importantes que los derechos humanos de los cuidados honestos.

En conclusión, reitero mi enérgica condena al reconocimiento otorgado a la violencia sádica perpetrada por el gobierno de Hamas en Palestina, que su administración busca legitimar, perpetuando así el conflicto armado en el Medio Oriente. Tales acciones contradicen los objetivos declarados de su política exterior de diálogo y diplomacia. Espero sinceramente que mis palabras lleguen a alguien dentro de su gobierno y provoquen una reconsideración del grave error que se ha cometido. Atentamente, Santiago Sauma.

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