Opinión

Becas universitarias: entre ayudas, privilegios, clasismo y patriarcado

Escribo desde mi lugar como mujer, feminista, becada, como parte de una familia que se balancea entre clase obrera y ejército de reserva,

Escribo desde mi lugar como mujer, feminista, becada, como parte de una familia que se balancea entre clase obrera y ejército de reserva, y una generación a la que el modelo de universidades públicas impulsado por el Banco Mundial, cada día excluye más. Hablemos de las becas universitarias y de su reducción, pese a que se construyen edificios de parqueos. Evidenciemos que la administración de Jensen, así como calla la precarización del sector interino, los múltiples casos de acoso, hostigamiento y violaciones sexuales dentro del campus y su caso de tráfico de influencias, calla la problemática y modelo de becas.

A finales del I ciclo 2017 las personas estudiantes B1, que afortunadamente conservábamos nuestra beca, realizamos el procedimiento de renovación. Muchas personas que ingresaron a la Universidad conmigo, quedaron fuera. Quienes sobrevivimos, hacíamos largas filas para ser atendidos, frente al calor, tensión y muchos papeles, como parte burocrática del proceso. Lo peor nos esperaba dentro de las oficinas. Ante una gran cantidad de personas becadas y poco dinero para distribuir, las personas encargadas parecían tener la tarea de encontrar el mínimo fallo para que nuestra beca quedara anulada. La UCR reproducía la lógica de desigualdad de clase y patriarcal de la sociedad capitalista. Mientras la trabajadora social cuestionaba y culpaba el desempleo en mi hogar y mi situación económica, como si la pobreza fuera gusto, observaba las caras de angustia de las personas que nos sometíamos al interrogatorio violento: cuestionaban nuestra clase, a algunas las condenaban por ser madres solteras o porque el pater familias estuviera ausente o no fuera el jefe del hogar. En medio de preocupación y furia, surge la necesidad de cuestionar el Modelo de Beca actual: ¿Las becas son un derecho o un privilegio?

Frente a la crisis financiera, los recortes e impuestos aplicados a nivel nacional, no se han hecho esperar. En lugar de recortar privilegios de los grandes empresarios y poner impuestos a las zonas francas, el Estado, con el permiso de Rectoría y con negociaciones nefastas del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES) decide recortar dentro de la UCR. La solución capitalista y burocrática receta recortes y más recortes en becas, con lo que somos las hijas e hijos de clase trabajadora quienes pagamos las consecuencias: quedamos en el camino o ni siquiera entramos en el juego y terminamos siendo mano de obra barata, abaratando costos de producción.

Las becas no alcanzan, terminan siendo una falacia impulsada por administración y Rectoría, una barrera que impide el acceso y permanencia de todo el estudiantado que provenga de clase trabajadora y sectores populares. También dificulta la permanencia de madres solteras, quienes muchas veces no pueden mantener un promedio mayor a 7, matricular 12 créditos, ni sobrevivir con el monto de beca, que no refleja los costos reales de la vida universitaria.

Otras causas por las que se pierde la beca son las malas notas y cursos coladero. Los cursos coladero terminan afectando más a quienes provienen de colegios públicos. Quien proviene de un colegio público probablemente es de clase trabajadora. Las malas notas provocan que muchas veces el estudiantado termine incorporándose en universidades privadas, con precarización, elitización y desigualdad de la educación superior. Muchos de los cursos coladero son dados por profesores catedráticos, algunos, acosadores, con salario elevado. Es necesario impulsar una reevaluación de la masa salarial docente para obtener una mejor repartición e impulsar que las becas sean un derecho y no un privilegio o ayuda, como venden y recetan actualmente.

La beca sólo cubre el pago de matrícula, el estudiantado debe cubrir gastos de transporte o ubicación geográfica, alimentación, materiales y actividades. Como solución están los beneficios complementarios, salida que solo dificulta el acceso y permanencia en la Universidad. Cambiemos la concepción de beca. La beca estudiantil por sí misma debería cubrir la matrícula y todos los montos que implica la vida universitaria, tomando los gastos socioeconómicos reales como punto de partida para calcular el monto asignado. El modelo de becas está diseñado para excluir estudiantes de clase trabajadora. Luchemos entonces, por revertir eso.

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