Roberto Ayala publicó Marxismo y globalización capitalista (2016), bajo la premisa de estimular la discusión crítica. Con esto en mente, vamos a polemizar sobre su texto.
El texto de Ayala, si bien contiene algunos datos interesantes, lo cierto es que presenta algunos problemas serios:
a) Se confunde la lógica de expansión del capital con la globalización, ya que como se sabe el capital requiere estar en constante expansión para sobrevivir, lo cierto es que la globalización sí se relaciona con esto, pero en el contexto de la crisis sistémica del capitalismo iniciada en los años 1970. La globalización es parte de la receta burguesa para solucionar su irreparable caída en la tasa global de ganancia, junto con el neoliberalismo, el capital virtual financiero, la cuestión de las identidades, etc., políticas que intentan evitar la inevitable contracción del capital, su quiebra. La globalización supone (con el concepto de desarrollo sostenible) que la materialidad del mundo le puso un límite irremontable a la expansión del capital (la burguesía tendrá que mudarse a Marte, para sobrevivir); luego, el capitalismo está muerto. Lo que queda de este es un mutante extraño definido como un neoliberalismo interventor y fascista, anclado a una demagogia del emprendedurismo y a la asunción del hedonismo nihilista de la ontología del conjunto vacío como ideología.
b) Hay conciencia de que en los años 1970 se da una crisis, pero no se maneja esto con claridad, en tanto esta no es una crisis más del capitalismo o una “crisis crónica” de este, sino una crisis sistémica que toca los fundamentos del capitalismo. Al obviar esto, Ayala no puede percibir todo el proceso, por ejemplo, cómo se conecta la crisis iniciada en el 2007-8, con la implementación de los elementos señalados en el punto “a”.
c) Se plantea una teoría de la dependencia en función de sus cánones tradicionales, olvidando que el capitalismo del Primer Mundo está en quiebra, lo cual altera o puede generar no-validez de esta teoría en el actual contexto. El Brexit y Trump implican una crisis al interior de la burguesía misma, producto de la ineficiencia e ineficacia de la agenda implementada desde los 1970, para salir de la crisis sistémica final del capitalismo.
ch) Se maneja una concepción errada del marxismo, al caracterizarlo como un modelo explicativo histórico-social, ya que desconecta las categorías dialécticas de lo histórico y lo lógico. Dicho de otro modo, el marxismo de Ayala contiene los mismos defectos del neo-historicismo de Iván Molina, o sea, es una simple colección de datos ordenados por fechas, sin una comprensión real del objeto analizado. El marxismo de Ayala está más cerca de Comte que de la dialéctica.
d) Hay una relación entre neoliberalismo y ética, que parece intentar “resolver” los problemas generados por las políticas burguesas de los últimos 50 años, en un cuestionamiento moral de la burguesía. Se cae así en un idealismo filosófico totalmente alejado de la dialéctica. El marxismo es método, es ciencia (Wissenschaft), es superación dialéctica (Aufhebung), no una teoría de los valores.
e) No hay marxismo por ninguna parte, en el texto de Ayala. A pesar de que hay una crítica de Lenin, Ayala sigue algunas ideas erróneas del leninismo, dadas a través del historicismo que Ayala sigue.
f) La bibliografía es desactualizada, lo cual explica parte de las incomprensiones que se dan en tal texto. Por ejemplo, un texto como Zombie Capitalism de Chris Harman podría haber evitado a Ayala solventar su problema con el entendimiento de la crisis originada en los 1970. En español ya existen textos marxistas, que analizan el mismo fenómeno, mucho más actualizados.
El capitalismo en el Primer Mundo solo requiere un pequeño empujón, en un proceso donde nosotros, los países explotados, no tenemos nada que perder y mucho que ganar. Su punto débil es la incapacidad de acelerar el consumo, sin destruir el planeta. ¡Pura entropía!
Ayala y el marxismo
Roberto Ayala publicó Marxismo y globalización capitalista (2016), bajo la premisa de estimular la discusión crítica.