Opinión

Aventura espacial de Costa Rica, del sueño a la realidad

En el año 2016 d.Cristo acumulé 21 años, mayoría de edad más balanceada,

En el año 2016 d.Cristo acumulé 21 años, mayoría de edad más balanceada, de insistir con una idea: crear una escuela de ciencias espaciales en la Universidad de Costa Rica. Muy interesante, -me decían. Pero nada más.

La pregunta es por qué es necesaria la creación de una escuela de esta naturaleza en Costa Rica.

Desde que en 1957 Rusia envió el primer satélite al espacio, se inició una nueva etapa en la era de las comunicaciones y el transporte. En adelante, con otras herramientas tecnológicas, el ser humano comenzaría a explorar un panorama multifacético de su propia imagen. Mirar hacia el espacio despertó un horizonte distinto para la Humanidad.

¿Y Costa Rica? Posiblemente no existía. Hoy es distinto. Tenemos físicos, matemáticos, biólogos, químicos, geólogos, vulcanólogos, meteorólogos, científicos y tecnólogos de la informática y la inteligencia artificial, ingenieros industriales, mecánicos y espaciales, astrónomos, agroalimentarios, entre otras áreas conexas y paralelas en un espectro de desarrollo que va en dirección a enriquecer la nación costarricense, a ofrecer nuevas oportunidades vocacionales y nuevas fuentes de riqueza diversificada, para hombres y mujeres. La Universidad de Costa Rica tiene todo eso y más. Además, un “Planetario”.

En noviembre del 2016 (CT N.17), el Semanario UNIVERSIDAD publicó un corto pero hermosísimo reportaje titulado “Estudiantes con licencia para volar cohetes”. Ahí se da cuenta del real interés en teoría y práctica de una nueva generación de hombres y mujeres jóvenes por incursionar en la cohetería espacial, obteniendo certificación a nivel internacional “que contribuirá al impulso de la ciencia y la tecnología aeroespacial en Costa Rica”. Agréguese que en el año 2018 Costa Rica lanzará un pequeño satélite al espacio, creado, diseñado y construido en el país.

El reportaje que citamos señala que: “La UCR cubrió los gastos de transporte, estadía, alimentación y participación de los siete estudiantes en esta experiencia aeroespacial… Los participantes replicarán el conocimiento adquirido en el grupo y en sus propias carreras, por lo que se espera que germinen proyectos de investigación ligados a la ingeniería espacial, meteorología, medicina y tecnología, entre otras áreas”.

¿Por qué no hemos soñado con tomar las estrellas en nuestras manos, largarnos a investigar más allá de las galaxias? Porque nuestra obsoleta educación pública, primaria y secundaria, no educa y prepara para la sociedad de su época y para superarla, marcando nuestro destino de nación como una lámpara encendida que alumbre por sí misma y sea capaz de plantearse retos, imposibles, construyendo sus horizontes de grandeza? Igual ocurre con los centros académicos afines de carácter privado.

¿Qué hacer? Avanzar integralmente en la reingeniería de una imagen – identidad nacional, desde nuestros adentros, donde nuestros valores y símbolos sean verdaderamente propios. Con ello, dejar de celebrar efemérides extranjeras, como el 14 o el 15 de setiembre, que corresponde a Guatemala, o hermanamientos masoquistas con países invasores como hace Nicaragua con nuestro país constantemente, posicionar Costa Rica como verdadera marca nacional y universal. El que quiera trabajar por Costa Rica, bienvenido sea. Un ideal republicano, constitucional, democrático, una bandera, un himno, ley y orden. Un futuro sin límites.

¿Qué urge? Una agenda nacional pragmática bien definida y estructurada en ciencia y tecnología, tanto en instituciones de gobierno como en universidades, con alto presupuesto, que exija resultados y promueva nuevos conceptos de hacer patria, calidad de vida, negocios boyantes en la era espacial que vivimos, grandes oportunidades humanistas. Sello auténtico de Costa Rica.

Menos burocracias, más estímulo y obligación de investigar y crear en la empresa privada y en las academias, menos impuestos, más control fiscal, menos vagabundería promovida por tantos feriados, menos ministerios y juntas directivas en las instituciones autónomas, menos diputados y diputadas… una reingeniería total de la nación costarricense. Más y novedosas herramientas, prácticas y efectivas en su uso, puestas al desarrollo del país de primer mundo que queremos tener.

Cabe la posibilidad de que yo estuviera equivocado. Y pido disculpas, porque siendo costarricense no soy tan tico como debería ser.

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