Opinión

Atípica elección presidencial

En la coyuntura que estamos viviendo, definitivamente se ha revelado el lado turbio de muchos costarricenses que, al parecer, se había mantenido de manera solapada.

Este periodo electoral ha sido muy característico. Se han despertado pasiones y odios en todas direcciones. Ha habido un fuego cruzado donde a veces no queda de otra que ser un mero observador, No vaya a ser que termine uno siendo amenazado o hasta algo peor. Se ha encontrado uno con posiciones de algunas personas que antes ni pensaba que las podían tener. Pareciera que esta gente cree que ahora tiene el permiso y el respaldo para humillar, amenazar, golpear y discriminar a quienes no les agraden, piensen diferente y no tengan sus mismos “valores”, y que, además de eso, no les va a pasar nada, como si tuviera un free pass para hacer lo que quiera. Esto no deja de lado a quienes tratan de ignorantes a los grupos que tienen una visión de mundo algo diferente al resto. Todos tienen derecho a opinar y a debatir, estén en lo correcto o no.

En periodos electorales es normal que las pasiones políticas se despierten y que cada uno quiera que sea su partido el que triunfe, y eso lleva a enfrentamientos. Por suerte, en Costa Rica esos enfrentamientos no pasan de las redes sociales y la chota, hasta donde yo sé. Pero lo característico de este proceso 2018 es lo ya sabido: se juntó la resolución de la Corte IDH, el tema de las Guías de Sexualidad del MEP y el fundamentalismo religioso. El bombardeo intensivo al que hemos sido sometidos, con respecto a estos asuntos, es lo que más ha capturado la atención de toda la población costarricense y es lo que definirá la elección del próximo Presidente.

Las elecciones presidenciales dejaron de ser un asunto país para convertirse en una trama de preferencias y opiniones personales, que han llevado a elevar los ánimos a niveles no esperados, hasta agresivos se podría decir. Todo el debate en redes y en las calles ha sido acerca del mismo tema que, sin quitarle importancia, no es el primordial. Costa Rica está ahora en una situación muy difícil en muchas áreas, tales como en la económica, en seguridad, corrupción y generación de empleo, solo por mencionar algunas. Acerca de estos tópicos es de lo que se debería llegar a un mayor consenso, buscar soluciones, proponer y debatir ideas (pero qué difícil cuando se cancelan los debates), realizables, que no se queden en el papel o en la buena intención.

La gente común y corriente, que no está inmiscuida cien por ciento en la política, pero que medio elige a quienes están ahí, debe buscar formas para integrar los mejores conceptos e ideas a los planes que se generan a nivel ejecutivo, legislativo y judicial. Es difícil, eso es cierto, las opiniones del pueblo no se toman en cuenta, pero ya tuvimos la prueba de que la presión ciudadana puede mover las voluntades políticas. Al fin y al cabo nosotros somos los jefes, los políticos deben rendirnos cuentas, pero debemos exigirlas, debemos exigir para eso y para todo lo demás.

Independientemente de quién quede de Presidente, es un hecho que nos esperan cuatro años (cuidado si no más) bastante complicados, y lo mejor que se puede hacer es llegar a acuerdos que lleven al bien común, al bien nacional y eso solo se puede hacer apoyando en lo que corresponda para ir hacia adelante en todos los temas.

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