Todos los sistemas sanitarios del mundo, incluido aquellos que tienen un Seguro Social con cobertura médica universal o un Sistema de Salud Universal, se han visto rebasados por la magnitud del esta Pandemia infecciosa del Covid-19, producida por una cepa mutada de la familia de los coronavirus. No sabemos hoy cuál va a ser el resultado final del tamaño de afectación (infección) de la población mundial y aunque se dice que es muy letal, no podemos predecir su mortalidad, que parece muy elevada en Italia, España y Estados Unidos. Habrá que esperar unos tres meses a que la epidemia “se asiente” a nivel mundial para poder clasificar su gravedad. Un rayo de esperanza aparece con la apertura de los mercados y negocios en la ciudad de Wuhan en China, donde se inició el brote infeccioso en diciembre del año pasado y hoy a principios de abril se considera controlado.
Sin embargo, los países, la Organización Mundial de la Salud y en realidad el mundo entero, deben asimilar las experiencias obtenidas, y los resultados de cómo se combatió esta pandemia desde el punto de vista sanitario, económico y social, por qué en un futuro vamos a tener otra más, ya que las condiciones sanitarias y sociales que dieron lugar a la mutación de este virus, que se “cree” primero infectaba a los murciélagos y que se originó en una mercado insalubre de venta de carne de animales silvestres, existe aún en la misma China, en la India, África y otros lugares del mundo.
Aún persiste el hacinamiento y aglomeración en los mercados insalubres de venta de pollos, cerdos, y otros animales y de especies silvestres. Todas esas áreas que favorecen la mutación de los virus, sin dejar de anotar que a los pollos y cerdos y vacunos se les da antibióticos para preservarlos de infecciones, provocando así la resistencia a los mismos en las personas una vez ingeridos.
Se unió a lo relatado, la globalización de las enfermedades debidas al transporte aéreo, que está creando graves problemas, ya que personas enfermas o incluso mosquitos y otros intermediarios de virus o bacterias, se trasladan de un extremo a otro del mundo en pocas horas, pudiendo infectar a poblaciones desprevenidas.
Lo primero es reconocer que no se trata sólo de la afectación física de la persona, sino también los perjuicios psicológicos con problemas de angustia y estrés que ocasiona no solo a los enfermos, sino a la población mundial. Y por supuesto está, además, el hecho irreparable de las muertes.
En mucho, la incertidumbre y el temor que esta infección que ha causado a nivel mundial se debe a que los periódicos, la televisión y los medios de comunicación social, empleando Internet, hoy globalizados, informan paso a paso las infecciones y muertes que se presentan en cada país diariamente, dando lugar a que los ciudadanos sientan que sobre sus cabezas tienen una espada de Damocles para infectarlos y matarlos. Como consecuencia de ello, el estrés en millones de personas ha sido muy significativo.
Pero además, apreciamos que el problema no se limita a la esfera sanitaria, ya que el pánico en los mercados bursátiles has generado una “crisis económica local en cada país y mundial” con descalabros de las economías, ya que el impacto de aislar a la población para evitar el aumento de la infección en la misma, provoca una catástrofe en el sector turismo, en las compañías de aviación, navieras y de transportes en primer instancia, y luego
de múltiples empresas de todo nivel de la producción y reparto; se incluyen los hoteles, los restaurantes, las de entretenimiento, cines, teatros, incluyendo a las deportivas y sus su proveedores. Se ordenó el cierre de las instituciones de enseñanza. El cierre de la mayoría de los negocios causará un grave desempleo que, impactará a millones de trabajadores.
El petróleo se derrumbó debido a falla en la demanda de consumo. En fin, la orden oficial de los gobiernos es “TODO EL MUNDO DENTRO DE SU CASA”, algo que jamás nos imaginamos pudiera suceder en nuestra actual sociedad del siglo XXI, de orgulloso consumismo y festividad incontrolada, al cual ahora se encamina a una grave recesión económica.
Experiencia adquirida
– La infección es mucho mayor que lo que reflejan los casos positivos, ya que la detección se hace en casos sintomáticos, que son los reportados.
– Hay casos asintomáticos que pueden transmitir la infección, por ello las medidas de alejamiento de las personas y la cuarentena.
– Los casos asintomáticos nos señalan que el organismo inmunológico defensivo de esas personas logró atenuar las molestias y hasta curarlas.
– El tiempo promedio de evolución de la pandemia en cada nación es de unos 4 meses desde que aparecen sus primeros casos. Sin embargo, puede perdurar meses o incluso volverse “estacionaria” como las otras gripes.
– Se espera que un primer contagio cree inmunidad permanente, pero esto está por confirmar.
– Como señalamos, los sistemas sanitarios de los países no disponían de un proceso de alarma y prevención adecuados (algo muy difícil de lograr) y, además, de atención de los enfermos en cuanto a personal, equipos, camas y hospitales. Las excepciones fueron; Hong Kong, Taiwán, Corea del Sur, Singapur, Alemania y algunos pocos más. China, después de su falla inicial en reconocer la epidemia, implementó medidas de aislamiento muy drásticas con excelentes resultados, ya que, para una población de 1400 millones de habitantes, solo se afectaron 83 mil personas, con la muerte de más de 3 mil. En la actualidad están reapareciendo casos positivos, que según ellos son causados por personas que vienen del extranjero. El descuido en esto se notó en Italia, España, Estados Unidos y otros más.
Habrá crisis de personal
Mi experiencia como cirujano que trabajó en emergencias por varios años, haciendo guardias hasta de 72 horas seguidas me indica que los médicos, las enfermeras, los técnicos y el personal de apoyo de los servicios de emergencias de atención de los enfermos de Covid-19 no soportarán 4 meses de estar de guardia. Ni qué decir sobre los que atienden la Unidad de Cuidados intensivos UCI, ya que al agotamiento natural físico de estos servicios se agrega el psicológico. El temor muy lógico de ser infectados (son el grupo profesional de mas alto índice de infección 10% o más), se agrega el temor de al ir a sus hogares infectar a su familia. Se tendrá que preparar personal substituto a toda velocidad.
El problema en Costa Rica
La creación de un sistema sanitario preventivo asistencial se inició en el país con la llegada del Dr. Carlos Duran Cartín (1852) (1924) graduado en Inglaterra. Fue, aparte de gran cirujano, un pionero de la higiene nacional de su tiempo. Reorganizó el Hospital San Juan de Dios, para la atención de enfermos, construyo el Asilo Chapuí para enfermos mentales, diagnóstico y trató la parasitosis por anquilostomas, que provocaba anemia en los campesinos. Como Presidente Municipal, dotó de una red de cloacas a San José. Creo el Sanatorio en Tierra Blanca para tuberculosos. Y propuso la creación de un Consejo Superior de Salubridad para atender los problemas sanitarios del país.
El primer especialista en Salud Pública que tuvo el país fue el Dr. Solón Núñez Frutos. Graduado de médico en Ginebra, Suiza, hizo estudios de salud pública en Johns Hopkins en Estados Unidos. Primer Subsecretario de Salubridad en 1922, luego Secretario y finalmente el primer Ministro de Salud en 1943. Fue autor de innumerables leyes que aún rigen la higiene y la salud del país, incluyendo el primer Código Sanitario. Creó muchos programas y campañas, en especial fomentando la medicina preventiva.
A las ideas del Dr. Núñez se debe la creación de las primeras Unidades Sanitarias en diversos cantones del país, dotados de un médico y una enfermera para atender los problemas del embarazo de las mujeres y las enfermedades de las personas de escasos recursos y, además, con programas preventivos para los ciudadanos del cantón. El Dr. Duran y el Dr. Núñez, fueron los creadores de las bases de nuestro sistema sanitario. Por años, gracias a los dineros aportados por la Junta de Protección Social de San José y de provincias gracias a los ingresos de la lotería, el Ministerio de Salud atendió a los pobres sin recursos, mientras que la medicina privada se encargaba del resto, hasta que el Dr. Rafael Angel Calderón, en el año de 1940, creo el Seguro Social para atender a los trabajadores enfermos y a sus familias.
En 1992 con la creación del Sistema de Atención Primaria de los EBAIS, con clínicas en todos los cantones y centros de salud en los principales pueblos, el Seguro Social asumió la atención sanitaria de todos los costarricenses. Sin distingos de ser o no asegurados y junto con el Ministerio de Salud, crearon campañas para prevenir la aparición de enfermedades con base en la Educación para la Salud que se le da a la población y la Prevención de las Enfermedades con controles prenatales, vacunas, la construcción de pozos para el uso de agua potable, la limpieza en sus hogares y tratar las enfermedades como la desnutrición en los pobres, la obesidad, la hipertensión, la diabetes, etc.
La medicina privada existe en el país, y a ella acude gran parte de la población con recursos económicos y también los asegurados debido a las fallas del Seguro Social en proporcionar una oportuna atención médica.
Desde entonces el Ministerio de Salud y sus ministros y las autoridades de la Caja Costarricense de Seguro Social han ido poco a poco creando un Sistema Nacional de Salud Universal. En el entendido que la salud no se le puede imponer a una persona o una población. Lo que los médicos y los especialistas en salud pública hacen es proporcionar servicios a la población de educación, prevención y atención de enfermedades. La población debe aceptarlos porque van en su beneficio. Por esa razón ahora con esta epidemia, el Gobierno no ha pasado ninguna ley restrictiva para confinar a las personas a sus hogares, sino que espera que sus consejos sean aceptados.
Breve historia sobre epidemias en Costa Rica
El país ha tenido varias epidemias a través de su historia. Se habla las epidemias de viruela y sarampión traídas por los colonizadores y que acabaron con los indios debido a falta de resistencia inmunológicas. Se volvieron a ver en el siglo XVI y en el XIX. Nada se podía hacer.
El brote de cólera provocado una bacteria traída por los soldados de la guerra con los filibusteros y que por falta de conocimiento en ese entonces que el mal estaba en el agua contaminada, no se logró resolver y se dice que unas 10.000 personas fallecieron, un 10% de la población del país que era de 100.000 habitantes.
En 1820, nos afectó la epidemia de la llamada gripe española provocada por un virus, dio lugar “solamente” a la muerte de varios miles de personas, cifra muy baja, pese al incipiente sistema sanitario que teníamos y la existencia de barriadas muy pobres e insalubres en todos los cantones del país. Las autoridades de salud apenas comenzaron a registrar los primeros casos por la vía del ferrocarril a Limón (se dice que ingresó por ahí), ordenaron cerrar los teatros, galleras, no celebrar procesiones religiosas ni reuniones, políticas, bailes,
turnos y mercados. Las reuniones se limitaron a 10 personas, y los cursos lectivos fueron suspendidos. Esta pandemia a nivel mundial en los años 2018 y 2019, había acabado con la vida de más de 50 millones de personas.
Se presentaron epidemias de fiebre amarilla, paludismo y de dengue en varias oportunidades. El dengue nos han mostrado la poca colaboración de los habitantes de muchos caseríos y barrios en limpiar su basura y los criaderos de larvas de mosquito a sus alrededores; pese a la constante fumigación del Ministerio de Salud, la epidemia aparece estacionalmente.
También recordamos la epidemia de poliomielitis de 1954, provocada por un virus que ingresaba vía nasal o por contaminación fecal de los alimentos. Gracias a las alertas sanitarias de las autoridades del ramo y a la colaboración de la ciudadanía, hubo una amplia colaboración para proteger a los niños, los principales afectados por esta enfermedad. Las familias de estos niños los mantenían aislados de otros incluso de sus hermanos para evitar el contagio. El Hospital San Juan de Dios en su área infantil se preparó para atender los casos mas graves y que requerían de una máquina pulmonar. También organizó para rehabilitar a los niños afectados. Hubo una falla: pese a la solicitud de cerrar las escuelas, no se logró esto.
Como consecuencia de esta epidemia nació el Hospital Nacional de Niños (Carlos Sáenz Herrera) actual, gracias sobre todo al trabajo del Dr. Saenz y del Dr. Roberto Ortiz Brenes y el Centro de Rehabilitación Nacional Dr. Humberto Araya, quien fue un incansable luchador de rehabilitación. Cuando llegó la vacuna contra la polio, el Gobierno no dudó en comprarla para todos los niños del país, primero inyectada y luego la oral, erradicándose así la poliomielitis en Costa Rica. Se dice que fuimos el primer país de América Latina en lograr esto. En 1982, apareció la epidemia de sida, provocada por un virus que aún persiste.
La crisis actual por la epidemia del Covid-19 que afecta a Costa Rica.
Es indudable que, gracias al señor presidente Carlos Alvarado, y al papel destacado del Ministro de Salud, Dr. Daniel Salas, en el país se ha dado primacía a todas las medidas sanitarias para hacerle frente a este problema y luego trabajar con las económicas. Algo que no ha sucedido en EE.UU, Brasil, México, etc. Apenas llevamos un mes de medidas restrictivas para los ciudadanos, de solicitud de quedarse en sus casas y evitar
aglomeraciones y cercanías con otras personas, para ver si logramos un pico de infección bajo, algo que ha acatado gran parte de la población. Sin embargo, otra parte no obedece y vimos lo centros de las ciudades como San José y Cartago llenos de personas atendiendo sus negocios o haciendo sus compras.
A ello se une el hecho de que, aunque se han cerrado las fronteras para el tránsito de personas, la realidad es que se filtran muchos extranjeros por ellas diariamente. Lo anterior significa un gran riesgo ya que apenas tenemos un mes de la epidemia, y si se llegara a contaminar mucha gente, los servicios de urgencia de los hospitales nacionales y privados, de por sí ya recargados, podrían colapsar.
Igualmente eso pasaría en las UCI, donde faltan equipos respiratorios y otros para la buena atención de los enfermos. Al momento de escribir estas líneas, el país suma 330 casos positivos (la cifra está ascendiendo rápidamente). La enfermedad afecta ambos sexos y va desde un niño de un año hasta los 87 años. Los casos negativos ascienden hasta ese momento 3300. A personas sin síntomas no se les practica la prueba. El número
de internados es relativamente y lo mismo la mortalidad.