Opinión

Apenas un flashazo de la barbarie colonial en Costa Rica

Bla, bla, bla de lo mismo, los españoles y europeos trajeron la civilización a una tierra de barbarie, primitiva, sin futuro.

Bla, bla, bla de lo mismo, los españoles y europeos trajeron la civilización a una tierra de barbarie, primitiva, sin futuro. Ellos le dieron la simiente de luz y esperanza, dicen. Pero los vencidos sobrevivieron, estigmatizados, en plena era espacial. ¿Por qué recordar aquellos lejanos tiempos? Quizá porque la justicia no tiene pasado, sino el grito de: ahora queremos que se oigan esquirlas de nuestra historia.

El Ministerio de Educación Pública enseña una historia de Costa Rica divinamente pura, donde no había distinción de clases y las etnias aborígenes, enganchadas a las nuevas mezclas de cruces en granjas sociales daban como resultado una convivencia igualitaria, donde la pobreza se repartía por igual y la riqueza era un signo sin importancia.

Los historiadores profesionales y sus afines que asesoran al citado Ministerio perpetúan la mentira, forman parte del mismo interés oficial de no crear problemas contando y enseñando la verdad histórica de profundas divisiones, injusticias y prácticas inhumanas. Se escudan en que eso es un pasado superado por los tiempos modernos de un país modelo en educación y cultura, incluidas las nuevas pedagogías de enseñanza que no señalan con dedo la llaga del horror pasado, sino que la colorean con técnicas de que cada uno escoja el tema que le interesa y vivan la vida sin amargarse ni crear problemas.

Pero nuestra visión y convicción por la patria y nuestra historia es distinta; hay que sacar la verdad documentada, la que todavía se vive y respira en el país, con reservas de animales humanos sin derechos plenos para las ocho etnias legítimamente costarricenses que todavía sobreviven y son parte del inmenso legado cultural propio y universal. ¿Y los esclavos negros? ¿Y los mestizos? ¿Por qué negarles a esos sobrevivientes y a cada nueva generación de costarricenses el acercamiento y verdades dolorosas que todavía sangran en lo más profundo del subconsciente colectivo nacional? Tarde o temprano, como marea del pasado ingrato y sucio, traen su marisma de memoria en el viento de nuestra nacionalidad deformada con máscaras de conveniencia para el poder que gobierna en Costa Rica, con el cuento de que son imaginarios, y bla, bla, bla.

Guión. Comentarios y propuesta que le hicimos al escultor Mario Parra para un mural pequeño del “Museo 29 de octubre de 1821 –Fecha de la Independencia de Costa Rica”. No perpetuar la imagen idílica de una Costa Rica de colorete de mejillas “Heidi”. Si tuvo aspectos positivos en la construcción de nuestra nación, no divaguemos más en aquello que tiene que salir a la luz pública.

Esencia. Está señalada, el artista que sirve a su propia conciencia creadora, expresa otra lucidez en la metáfora de la imagen plástica que define su perfil de conciencia crítica. ¿Qué hará? Su obra es su respuesta, de acuerdo con el presupuesto y las limitaciones materiales que se le ofrecen.

Obra. Quizá de corte realista – expresionista, desgarrador, musculoso, de tensión social desgarradora. Violación sistemática de una clase por otra, de una cultura por otra, de una época por otra.

Quizá la muerte del primer gobernador de España en Costa Rica por los huetares en “Tayutic”, Turrialba.

Quizá la Plaza Mayor de Cartago en un día de compra – venta de esclavos negros y filas de esclavos aborígenes para servir al comercio y economía incipiente. Mercado de negocios de blancos con corazones negros.

Quizá el poder social, económico y político en una sociedad de contrastes notorios entre los que más tienen y los que luchan por sobrevivir. Algún revoltoso soliviantando los ánimos por tiempos de independencia y ruptura con la España imperial.

Quizá la Gobernación de Cartago y el Cabildo Abierto y Extraordinario de todos los Ayuntamientos de Costa Rica al Decretar, Firmar y Jurar la Independencia Absoluta de Costa Rica del gobierno español el 29 de octubre de 1821. España quebrada y su último gobernador firmando el Acta en señal de capitulación y aceptación del nuevo orden, un nuevo país, una nueva nacionalidad. Adiós España.

Y en la Plaza la nota primera de libertad, luego extendida a los demás pueblos del país, jurada y celebrada con fiesta popular.

Algunos historiadores “profesionales” mentirosos y políticos incultos y esa gran masa de educadores enajenados que cuentan historias oficiales y destruyen la verdad que sangra, solo por callar y cobrar su sueldo y los beneficios sindicales.

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