Cuando las reglas que debieran imperar en una sociedad se denigran, degradando los derechos de cada uno de nosotros, estamos frente a eso que se denomina “anomia moral” y la evidente confusión entre el bien y el mal, la cual se espera sea fuertemente criticada y combatida desde los principales centros de pensamiento de un país.
Pero, cuando esto no ocurre y la anomia se presenta dentro del ámbito de la Academia en donde se estudia el fenómeno antes descrito y no se denuncia, los que callan se vuelven cómplices de un hecho más que repudiable, para todos los que vivimos de cara al Sol.
Independiente de que la actuación de estos entes sea por acción u omisión, se transformará en una lucha de Goliat contra David, aunque puede ser que David no se encuentre solo, ya que está amparado por aquellos que no han perdido la dignidad ni la decencia y que fundamentan los principios por los que muchos siguen adelante día tras día, sin menoscabar las máximas socráticas que sirvieron como base de la Ética y Moral aristotélica, aquella que sentó las bases y fundamentos de lo que hoy conocemos como derechos humanos, esos que postulaban Locke y Kant, y de los que tantas veces han hecho referencia muchos intelectuales, frente a los auditorios de nuestras respectivas facultades de la Universidad de Costa Rica.
Lo anterior, con conferencistas que ilustran de manera magistral la ética y moral que está más allá del bien y el mal, mientras cientos de estudiantes escuchan expectantes los principios que deberían de regir a esta casa de estudios superiores y que fundamentan la serie de reglamentos con que disponen las principales facultades, junto con sus respectivas sedes y recintos a lo largo y ancho del territorio nacional.
Aunque al fin de cuentas en la práctica no todos estén cobijados por esas mismas normas, las cuales se vuelven flexibles dependiendo de los intereses de cada uno. Y es ahí, donde muchos llegamos a un punto de quiebre, un punto donde ya no hay vuelta atrás, donde no hay “anomia moral” que valga, porque sabemos bien diferenciar entre lo correcto y lo incorrecto, porque incluso cuando tuvimos algo que perder, nunca pusimos en juego nuestra dignidad.
Esta dignidad no se puede comprar, no obedece a los intereses de nadie, porque se forjó gracias a las luchas de Rodrigo Facio Brenes, Carlos Monge Alfaro, Abelardo Bonilla Baldares, Francisco Brenes Córdoba y Jorge Volio Jiménez, entre muchos más decanos, catedráticos, profesores e intelectuales que nunca se rindieron, porque son y seguirán siendo por siempre nuestro mayor ejemplo, y por los cuales esta casa de estudios no es hoy una “República Independiente sin sentido común ni principios éticos”, a la libre, como se crítica a muchas otras.
Como institución autónoma, no solo se dedica a la enseñanza, investigación y acción social -abriendo brecha para la difusión del conocimiento integral-, sino que también debe responder de manera eficaz a las múltiples necesidades que genera el compromiso con el desarrollo de la sociedad y su transformación, en aras del bien común, la justicia social y la libertad.
Si bien recuerdo, mi compromiso al graduarme de esta Universidad fue el siguiente:
“¿Juráis ante Dios o ante vuestras convicciones, y prometéis a la Patria y a la Universidad de Costa Rica, observar y defender la Constitución y las leyes de la República, y cumplir fielmente los deberes y responsabilidades que impone el ejercicio de vuestra profesión? –Sí, juro. -Si así lo hiciereis, vuestra conciencia os lo indique, y si no, ella, la Patria y la Universidad de Costa Rica os lo demanden”.
Entonces, ¿por qué no se respetan a cabalidad los principios de su Estatuto Orgánico, en el sentido de garantizar a la comunidad universitaria un verdadero diálogo y libertad de expresión en cuanto a las ideas y opiniones, y donde coexistan realmente las diferentes ideologías y corrientes de pensamiento, sin que se atropellen los derechos humanos y la dignidad de todos aquellos que, en algún momento dado, hemos visto nuestra integridad en peligro y la consideración mutua que debe regir dentro de esta casa de estudios superiores, en este año por la Vida, el Diálogo y la Paz?