Dice un periódico nacional que: “Marjorie Salazar Torrente habría sido asesinada tras un encuentro amoroso con un hombre que la habría agredido sexualmente…”, ejemplificando, con ello, una idea muy común en nuestro país: que la violencia contra las mujeres no es una cosa que espante, y que puede ser confundida con el amor.
Durante lo que va de este año, los medios de comunicación han dado cuenta de lo terriblemente variada que es la violencia contra las mujeres en nuestro país. Después de una revisión que hicimos de publicaciones en la prensa, anotamos los siguientes detalles.
La relación entre los agresores y las mujeres incluyeron relaciones de pareja, expareja, desconocido, cuñado, padrastro, tío, médico, hijo. Por otro lado, la forma en que murieron las mujeres en sus manos fue: degolladas, baleadas, decapitadas, apuñaleadas, asfixiadas, macheteadas, acribilladas, desaparecidas.
Asimismo, la lectura de las publicaciones sobre esos crímenes indica que todas somos víctimas potenciales, pues murieron mujeres de todas las edades – desde los 6 y hasta los 80 años de edad- y mujeres que se dedicaban al cuido de su familia, indigentes, estudiantes, profesionales, vendedoras de lotería. Del mismo modo, los lugares donde ocurrieron estos actos atroces corresponden a todo el país: Sardinal, Osa, Abangares, Batán, Ciudad Colón, Vásquez de Coronado, Tibás, Mercedes Norte, Tacacorí, Peñas Blancas, Pavas, Pocosol, La Uruca, Santa Cruz, Liberia, Santa Eduvigues, La Carpio, Upala, Sarapiquí, Barva, San José de la Montaña, el centro de San José, Ipís, Pococí, Matapalo, Grecia, El Cacao, Aguas Zarcas.
Espanta también que parece no haber un lugar seguro para las mujeres, pues los sitios donde sucedieron los crímenes fueron: sus casas, la calle, lotes baldíos, una zanja, canales, matorrales, ríos, una piscina, un cuarto de hotel, un carro, el lugar de trabajo, una finca. También, las circunstancias son de todo tipo: cuando la mujer termina una relación de pareja, cuando la mujer es tomada, por parte de grupos criminales, como propiedad del delincuente del que se quieren vengar, “matándosela”; cuando la mujer va pasando por ahí…
Finalmente, a las mujeres este año no solo se las mató; en muchos casos, también fueron violadas, amarradas, y quemadas sus casas.
Con sentimientos de tristeza e indignación, desde el INAMU hacemos un llamado a toda la comunidad nacional para que se comprometa con la construcción de una sociedad que haga que la violencia contra las mujeres sea algo intolerable.