Opinión

Ajedrez político mundial

La hegemonía ejercida por los Estados Unidos de Norteamérica (USA) parece sucumbir al agotar los recursos que por mucho tiempo lo han mantenido como imperio dominante, dado que su poderío expansionista, militar y económico ha perdido influencia en el mundo.

En América Latina, verbigracia, ciertos cambios políticos profundos han generado mayor sensación de paz para los habitantes de la región. Si nos remontamos a un pasado cercano, advertimos que los movimientos geopolíticos norteamericanos comenzaron por arrebatar territorios indígenas a sus vecinos amparado en políticas segregacionistas, esclavistas y racistas sobre los primeros habitantes que encontró en tierras americanas; acto seguido extendieron sus territorios usurpando y conquistando zonas mexicanas amparado en su vocación expansionista. William Walker fue enviado a Centroamérica pero fracasó.

El primer país que los enfrentó y combatió con éxito fue Cuba, aunque le impusieron un bloqueo total como castigo por resistirse al sometimiento imperial, no obstante, 63 años después, Cuba sigue resistiendo todo tipo de ataques y violaciones a sus leyes y derechos internacionales de todo país libre. Al derecho de autodeterminación de los pueblos se sumaron Venezuela y Nicaragua, y lograron que al menos nueve naciones latinoamericanas y del Caribe se unieran en un pacto de amistad y ayuda recíproca denominado Alianza Bolivariana para los pueblos latinoamericanos (ALBA).

En los últimos años, varios países latinoamericanos decidieron voluntaria y democráticamente rechazar el capitalismo salvaje y adoptar la corriente izquierdista del socialismo, tales como México, Argentina, Bolivia, Perú, Chile, Honduras… y finalmente Colombia, país al que el presidente electo Gustavo Petro pretende pacificar. Venezuela y Colombia se encuentran realizando conversaciones para recuperar las relaciones políticas, económicas y diplomáticas, a partir de que Petro asuma el poder, mientras que Iván Duque es señalado responsable por los altos índices de corrupción y por los asesinatos sistemáticos de 340 líderes sociales e indígenas.

Entre los sucesos más recientes ocurridos este año, se destaca la decisión del presidente mexicano López Obrador por negarse a participar en la llamada “Cumbre de las Américas”, convocada por el mandatario Joe Biden con la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Obrador defiende el derecho de convocar a todas las naciones latinoamericanas sin excepción. Asimismo, el presidente de Argentina, Alberto Fernández, llevó la voz de protesta ante la Cumbre, denunciando las medidas de exclusión norteamericanas y mostrando su desacuerdo con el respaldo de la mayoría de países de la región y del caribe.

En elecciones democráticas, Colombia giró a la izquierda y se encuentra pactando acuerdos y tratados político-comerciales con Venezuela para recuperar las relaciones diplomáticas, de paz, hermandad y amistad del pasado, lo que genera un mayor distanciamiento con la hegemonía norteamericana. Mientras USA bloquea, sanciona, establece políticas desestabilizadoras y golpes de Estado, Latinoamérica y el Caribe se unen creando lazos comerciales y de amistad para la unión y convivencia pacífica para sus pueblos.

Otra situación de la geopolítica mundial que ha deteriorado la hegemonía norteamericana se deriva de la guerra entre Rusia y Ucrania. Como intervencionista en todo el orbe terrestre, USA interpuso su autoridad y hegemonía sobre los países miembros de la OTAN y los alentó a imponer una serie de sanciones contra Rusia menospreciando su poderío, sin percatarse de que el poder de Rusia es tan grande y fuerte que esas mismas sanciones adquirirían un efecto “bumerang” que afectaría con mayor fuerza a los propios aliados, deteriorando sus niveles de vida y creando un efecto de recesión económica, que afectan los energéticos, los combustibles, la producción de alimentos y la calefacción en época de verano que se hará más severa cuando llegue el invierno. La sequía y los incendios gigantescos que invaden España, Portugal, Francia e Italia amenazan con incrementar la crisis energética y de combustibles durante el invierno.

Por su parte, Rusia forma parte de varias alianzas estratégicas como la que conforman la BRICS (Brasil, Rusia, India, China y África del Sur) que genera altísimos porcentajes en la producción agrícola y alimentaria en sus vastos territorios a nivel mundial, además de poseer grandes depósitos de energéticos, petróleo, gas natural… A esta organización quieren adherirse Argentina, Argelia, Turquía y otras naciones.

La gran industria armamentista de los Estados Unidos, en la que asienta su poder y dominio intimidador, siempre ha respaldado los golpes de Estado militares de extrema derecha acaecidos en Latinoamérica, en el Caribe o en cualquier región del mundo y actualmente lidera la guerra con sus aliados de la OTAN en Ucrania contra Rusia, pero parece que su fracaso es cuestión de tiempo, sin embargo, sus propósitos expansionistas de dominio y supremacía permanecen, como lo indican sus deseos aventureros, al proclamar derechos sobre Taiwán, los mismos que han levantado la indignación de China.

El presidente chino Xi Jinping le advirtió a Biden “no jugar con fuego por Taiwán”, isla que China considera parte de su territorio; Xi sentenció que 1.400 millones de chinos tienen la firme voluntad de salvaguardar la soberanía e integridad territorial de China.

En otro escenario, Biden, queriendo amedrentar a Corea del Norte, insiste en realizar prácticas de guerra con fuego real junto al ejército de Corea del Sur, por lo que el presidente de Corea del Norte, Kim Jong, respondió estar listo para movilizar su fuerza de disuasión nuclear ante posibles enfrentamientos militares.

Mientras USA utiliza sus recursos, la fuerza, el armamentismo, amenazas y sanciones para minar el poder de Rusia, este se fortalece con alianzas estratégicas y comerciales y refuerza los canales de comunicación con Asia, África y otros, con la esperanza de alcanzar un nuevo orden mundial de paz y solidaridad.

Los indicadores señalan que el dominio hegemónico norteamericano pierde el poder que acumuló durante siglos, en especial a partir de la Revolución Industrial, y que el despertar de los pueblos oprimidos, colonizados, subdesarrollados y dependientes del gran capital parecen haber encontrado el sendero de su liberación, con autonomía y paz esperanzadora.

 

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