El Acuerdo del París nos abre las puertas para ser el número uno en el mundo de nuevo. No en fútbol, sino en la investigación de las energías limpias. Sin embargo, hay obstáculos políticos e institucionales muy complicados para vencer la inercia prevalente en el tema ambiental.
Transformar a Costa Rica en una ecoeconomía ya no es solamente una buena idea, o el sueño de algunos, sino una necesidad urgente para modernizar el transporte público en el corto plazo. Debemos ser un modelo de desarrollo en el mundo, con 100% de nuestra red eléctrica renovable y donde no hay limitaciones para seguir bajando los costos de nuestro desarrollo con la nueva tecnología limpia y con nuestros recursos naturales. Las concesiones de buses deben exigir el cambio y la transformación de las flotillas de las empresas únicamente con uso de combustibles limpios: ¡Punto! ¿Cuándo? Es otro detalle político, pero puede ser pronto y cumplir con el Acuerdo de París. Los ciudadanos debemos exigir el cumplimiento de todos los acuerdos.
Es un error político no entender los buenos logros del ICE en el contexto de la participación ciudadana y los consumidores que puedan aportar al sistema nacional y crear el modelo público / privado que todos deseamos. El país, me parece, no tiene idea de sus ventajas competitivas y comparativas y por eso no toma buenas decisiones. Es la ignorancia de la gran mayoría de los legisladores que quieren tomar decisiones técnicas sin conocimiento, pero para los expertos en la materia son obvias. Están minimizando nuestras ventajas y el país queda indefenso ante la oposición de los burócratas y los intereses personales de unos pocos sin tener la información adecuada para analizar nuestra mejor estrategia /país objetivamente.
Todavía no sabemos las propuestas de este Gobierno para bajar sus emisiones en 2021; “nationally determined contributions”, como acordó nuestro presidente en Nueva York hace 40 días, pero sí sabemos que ese día no se presentó nuestra propuesta sino toda la atención fue desviada al grupo de países del “ALBA”, que nada que ver con la congestión de vehículos y la contaminación insoportable de nuestra ciudad de San José todos los días. Urge conocer el plan y las soluciones integrales que presentaremos al mundo.
Felicito a los promotores de una ley que impulsa carros limpios sin emisiones de gases tóxicos y que tiene años debatiendo sus ventajas para importar sin impuestos y con incentivos (aun más importante), vehículos eléctricos, híbridos y de hidrógeno que no contaminen. ¿Pero, por qué limita la investigación costarricense poniendo límites en el cilindraje y tamaño sin pensar en lo más urgente, que son el transporte público, los buses 30- 40 pasajeros y los carros de 7 pasajeros?
Costa Rica es un laboratorio del mundo, ya que somos únicos en la clase de privilegios energéticos de producción limpia y de bajo costo. Los microproyectos están de moda porque tienen menos impactos ambientales y sociales, y son aun más baratos que los megaproyectos del pasado. Todos podemos producir en nuestros techos energía más barata que la que el ICE nos puede vender, y en muchos casos más eficiente. No hay tantos costos de transmisión en el futuro con miniproyectos descentralizados; sean solares, eólicos y vendrán mejores tecnologías con el uso de plasma, “fuel cells” con el uso de hidrógeno, y así avanzar y no limitar la investigación.
¿Qué pasará con Recope cuando baje la demanda de petróleo?
Es una tarea difícil si no tiene un plan alternativo para Recope. Puedan convertirse sus plantas a biodiésel, y debemos estar claros, que la transformación viene, y depende de cómo abordan los políticos este reto; si vamos a ser líderes y competir globalmente, o atrasar la transformación (lo que hacemos bien), y postergar ser un gigante en las energías limpias y no perder competitividad con los demás países de la región.
Costa Rica debe producir la energía eléctrica más barata del mundo, y no es la realidad. Hemos perdido competitividad en Recope y el ICE donde debe mejorar la eficiencia continua (ISO 9000-14000), con fines ambientales y para los ciudadanos; bajar los costos de la electricidad debe ser la visión y el objetivo del ICE, siempre, y con calidad.
Los mismos importadores de carros usados de combustión de petróleo, que no tienen la tecnología de punta, son adversos al progreso y los tratados de París para bajar las emisiones rápidamente en el corto plazo. Y es entendible su preocupación, pero puedan importar carros eléctricos, usados y nuevos también.
¿Somos o no somos líderes en el mundo? Si es un sí, debemos actuar así con leyes que promueven una Costa Rica líder en las tecnologías limpias, pero con leyes que nos distinguen y promueven la investigación en la juventud, las pymes, y nuestros científicos como país líder avanzan aceleradamente en crear las tecnologías limpias. Así se recomienda en el apartado de París; “aceleradamente” transformar nuestras economías, de los 187 países.
Recomiendo a este Gobierno considerar lo que dice Bill Gates sobre las soluciones simples de carros eléctricos y sus limitaciones. Es, también, la diversificación en tecnologías que propone Japón de eliminar el uso de productos de petróleo para el transporte en el año 2030 y apuestan a la economía de hidrógeno donde incorporan tecnologías limpias a gran escala sin discriminar o apostar a una o a otra tecnología. El uso de hidrógeno será uno de ellos para el transporte público pero Costa Rica ha limitado su relevancia y sus ventajas competitivas por razones políticas, no técnicas. Somos el país con más ventajas económicas y de recursos naturales para acelerar nuestra contribución al acuerdo de París. Anexo la opinión de Bill Gates sobre el reto de las energías renovables: En resumen, es evidente que la tecnología de baterías de litium es un avance importante para la nueva ecoeconomía mundial y que los dueños intelectuales y las empresas extranjeras propietarias de la tecnología están avanzando rápidamente en el mercado de los automóviles y almacenamiento de la electricidad, pero no es la única, ni la mejor solución económica con transporte público de buses para Costa Rica. Nuestra propia capacidad técnica es muy avanzada y no debemos disminuir los incentivos y mucho menos impedir la investigación; es perder la oportunidad del momento.
Más allá de aplaudir la iniciativa, la ley debe estimular la investigación y las opciones más autóctonas, con soluciones ambientales y sociales locales y usando tecnología de punta que está a nuestro alcance, hoy: “carpe diem” (¡Aprovechar el momento histórico!).