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“Va a haber una radicalización de las fuerzas populares”

Holandés con más de 45 años de vivir en Costa Rica, Win Dierckxsens sigue de cerca el escenario internacional ytambién la política de su país

Holandés con más de 45 años de vivir en Costa Rica, Win Dierckxsens –Coordinador del Observatorio Internacional de la Crisis, integrado por un equipo de economistas de diversos países; autor de varios libros sobre la globalización y vicepresidente de la  Sociedad Latinoamericana de Economía Política– sigue de cerca el escenario internacional y también la política de su país.

A una semana de unos comicios que concentraron la atención más allá de las fronteras holandesas, cuando se pensaba que el Partido por la Libertad, de Geert Wilders, podría transformarse en la primera fuerza política y alimentar el nacionalismo europeo y el hostigamiento a la Unión Europea (UE), UNIVERSIDAD conversó con Dierckxsens para analizar los resultados.

Como se sabe, Wilders logró un aumento de su fuerza parlamentaria de 15 a 20 escaños, con un 13% de los votos. Un segundo lugar, muy lejos de los 33 escaños de los liberales (en realidad muy conservadores), el partido del primer ministro Mark Rutte, que ahora deberá conformar una nueva alianza para gobernar el país los próximos cuatro años.

Dierckxsens recordó que en la legislatura que acaba de terminar, por primera vez en muchos años, la coalición de Gobierno logró mantenerse los cuatro años. Su base estaba conformada por los liberales, que tenían 41 parlamentarios, y los socialdemócratas, que tenían 38 de 79, en un parlamento de 150 representantes, lo que facilitó mucho conformar un gobierno estable. Pero los socialdemócratas pagaron un precio muy alto por su apoyo a las políticas de austeridad del Gobierno. Perdieron tres cuartos de su representación y tendrán apenas nueve diputados en la próxima Asamblea.

Pese al fracaso en su aspiración de transformarse en la primera fuerza política del país, Wilders logró empujar hacia la derecha todo el escenario político holandés. Como dijo Miguel Charte, de la televisión española, “Rutte ha impedido que el xenófobo Geert Wilders se convierta en el candidato más votado, pero a costa de asimilar parte de su discurso”.

Romaric Godin, del diario francés La Tribune, recordó que la coalición de Gobierno saliente perdió 24% de los votos, comparados con la elección del 2012. “No fue una sanción, fue una bofetada”. La realidad –afirmó– “es que el pueblo holandés rechazó la política económica de la coalición”.

De todo esto hablamos con Dierckxsens, para quien la derrota devastadora de una socialdemocracia entregada a las políticas neoliberales podría tener como consecuencia “una radicalización de las fuerzas populares”.

En su opinión, ¿qué representan candidaturas como la de Wilders, en Holanda, o Le Pen, en Francia, que tienen expresiones parecidas en otros países europeos, como Polonia o Hungría? ¿Tiene sentido la expresión de “populismo” para calificarlas?

-Yo diría que no. El populismo es un término que han utilizado para calificar a Trump y a otros políticos europeos y latinoamericanos. Lo usan para calificar esa orientación política como algo negativo, pero no definen nunca lo que se quiere decir con esto.

En todo caso, Hungría es totalmente otra cosa. Están más inclinados hacia Rusia y no se puede decir lo mismo de Wilders, que es mucho más antiislamista. Su proyecto político es muy pobre, más allá de condenar a los inmigrantes, proponer cerrar las mezquitas y apelar a los sentimientos más primitivos de la ciudadanía. Esta negatividad es mucho menor, por ejemplo, en Marine Le Pen, en Francia.

Ganó de nuevo el liberalismo del primer ministro Mark Rutte en Holanda. Pero ganó girando todavía más a la derecha. Algo parecido está pasando en Alemania, con Merkel. ¿A dónde puede llevar este proceso a Europa?

-Con la banca de la City londinense separada de la UE gracias al Brexit inglés, hay menos posibilidades de avanzar hacia la globalización. Esto va a generar una mayor autonomía en general en Europa.

Hemos visto la UE bailando siempre al son de los globalistas de los Estados Unidos, de los Clinton y de los Obama. Pienso que hay ahora mayores posibilidades que antes de que Europa mire hacia el este; que se resuelva la crisis en Ucrania; en Siria y que eso permita que se corten los flujos migratorios hacia Europa.

Rutte va a tener que ubicarse en ese nuevo escenario. Tendrá que decidir si va a integrarse a un mundo multipolar, o apoyar el orden de un mundo globalizado, solo comprometido con el capital trasnacional, que pretende gobernar por encima de los estados nacionales, incluyendo los Estados Unidos. Creo que tiene más posibilidades de sumarse a un mundo multipolar.

Algunos hablan de “una clara victoria contra el extremismo”. Pero me parece que un extremismo de derecha gobierna Europa desde hace tiempo y se expresa, entre otras cosas, en una política de austeridad que ha generado enormes tensiones y situaciones dramáticas, como en Grecia. Wilders y Rutte no se diferencian mucho en este aspecto, ¿o sí?

-No, no se diferencian, pero Rutte tiene un proyecto mucho más claro. Wilders sabe que no va a gobernar, que aunque hubiese ganado, no podría formar una coalición mayoritaria. Su papel es más de oposición que otra cosa.

Uno de los resultados más importantes en Holanda fue la debacle socialdemócrata. ¿Qué consecuencias le ve a ese resultado?

-Es el entierro de la socialdemocracia. La socialdemocracia pudo desarrollarse en Europa mientras hubo relativa escasez de fuerza de trabajo, cuando las fronteras nacionales operaban como factor de limitación de esa fuerza de trabajo. Cuando no la puedes sustituir por otra más barata, no hay más alternativa que negociar con los sindicatos.

Tan pronto como las fronteras desaparecieron, cuando Europa se hace, de cierta forma, un solo Estado, la soberanía nacional desaparece. Dentro de las fronteras europeas hay libre circulación de personas, lo que aumenta la posibilidad de reemplazo de la fuerza de trabajo; con la ventaja de que la oriental era muy calificada y más barata.

¿Cuál es la primera reacción cuando una capa que era representada por la socialdemocracia comienza a perder ingresos y oportunidades de trabajo? La primera reacción no es criticar el sistema, porque ha sido benigno contigo en el pasado, cuando no podían llegar los inmigrantes, cuando la fuerza de trabajo era más nacional. Entonces se acusa a los inmigrantes de ser los culpables. ¡Es claro de no son ellos, pero es fácil traducirlo así. Ahí surgen los Wilders!

En todo caso, no veo muchas posibilidades de que la socialdemocracia pueda regresar; va a haber una radicalización de las fuerzas populares.

¿Los verdes, que han triplicado su representación, pasaron de cuatro a 16 representantes. Son ellos ahora la representación de la “izquierda”?

-Creo que tienen un proyecto diferente al de la izquierda. Es una alternativa a lo que fue la socialdemocracia, atendiendo a las demandas ya no tanto de la mano de obra, sino del medio ambiente. Pero los verdes, en general, tienen más atractivo en Europa que en América Latina.

Trece partidos han entrado al parlamento de 150 escaños. ¿Qué Gobierno se puede esperar con este panorama?

-Va a ser más difícil conformar un Gobierno. Rutte no tiene tanta escogencia. Necesitará por lo menos cuatro partidos para conformar una mayoría, pero no va a aliarse con Wilders. Ya hemos visto en Holanda que los pequeños partidos ponen, a veces, condiciones demasiado estrictas para integrarse al Gobierno. Hay cuatro partidos de derecha en Holanda, incluyendo a los socialcristianos, y a D66, liberal de derecha. Y hay otros pequeños partidos, pues son trece los que lograron representación parlamentaria.

Es posible que el nuevo Gobierno no dure todo el período de cuatro años, que sea un Gobierno más inestable. Pero no creo que los socialdemócratas, para su propio bien, deban integrar el Gobierno, deberían distanciarse de los liberales. Sino será seguramente su entierro político.

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