Mundo Cumbre G-20 en Japón

Un modesto acuerdo de mínimos revela el estado del orden mundial

Reunidos en Osaka, Japón, la semana pasada los 19 países que integran el G-20, más la Unión Europea (UE), se comprometieron a hacer esfuerzos para enfrentar los principales desafíos económicos internacionales.

Reunidos en Osaka, Japón, la semana pasada los 19 países que integran el G-20, más la Unión Europea (UE), se comprometieron a hacer esfuerzos para enfrentar los principales desafíos económicos internacionales. Además, se propusieron enderezar las desigualdades y enfrentar los desafíos globales por los que atraviesa la humanidad.

Pero fuera de la sala de reuniones el mundo real se hacía oír. Aun antes de llegar, el presidente norteamericano, Donald Trump, no dejaba títere con cabeza, en la expresión de la corresponsal en Japón del diario español El País, Macarena Vidal.

Ni siquiera el país anfitrión y gran aliado escapó de las críticas de Trump, en medio de las tensiones provocadas por las presencia militar norteamericana en ese país. Washington ha insistido en que Japón se haga cargo de su propia defensa, una idea que agrada al primer ministro japonés, Shinzo Abe, partidario de la reconstrucción del ejército de su país.

Trump lanzó duras críticas al tratado firmado después de la II Guerra Mundial, que obliga a Estados Unidos a defender a Japón, si ese país es atacado. “Si Japón resulta atacado, nosotros pelearíamos la Tercera Guerra Mundial. Iríamos a protegerles con nuestras vidas y con nuestro dinero… Pero si somos nosotros los atacados, Japón no tiene la obligación de ayudarnos”, dijo Trump en una entrevista a la cadena norteamericana Fox.

Como recordó la corresponsal española, a cambio de la protección norteamericana, Japón permite a Estados Unidos el uso de bases militares en su territorio, particularmente importantes ante el aumento de las tensiones con China.

Guerra comercial

Pero las críticas de Trump no se detuvieron ahí. Se extendieron a China, India, Vietnam e inclusive Alemania, para cuya jefe de Gobierno, Angela Merkel, dedicó las palabras más duras, calificando ese país de socio fallido y moroso.

El encuentro entre el presidente chino, Xi Jinping, y Trump, en el marco de la guerra comercial entre las dos naciones, desatada por Washington, despertó las mayores expectativas entre las actividades desarrolladas en el marco de la cumbre.

El resultado de la reunión fue el anuncio de Trump de que suspendía cualquier intención de elevar los aranceles a productos chinos por un valor de $300 mil millones, mientras sigan las negociaciones para llegar a un acuerdo comercial definitivo. Pero los aranceles de 25% actualmente vigentes, a productos por un valor de $200 mil millones, seguirán siendo aplicados. Todo el mundo suspiró con alivio.

Trump afirmó que China está muy deseosa de llegar a un acuerdo por los problemas que está enfrentado su economía gracias a esas sanciones.

En todo caso, el mismo viernes en que se inauguró la cumbre del G-20, el Diario del Pueblo, periódico del Partido Comunista chino, publicó un editorial en el que afirmaba que Washington eligió el rival equivocado y calculó mal al seguir presionando a Beijing. “Algunas personas en Estados Unidos estiman que la llegada de una nueva era para China significa el fin de una era para Estados Unidos”. En vez de buscar el crecimiento y el desarrollo, Estados Unidos se preocupa más por mantener su hegemonía y ejercen “una presión obstinada sobre naciones como China”, afirma el artículo.

Es en el marco de esas tensas relaciones con China que se puede entender la cita de Trump con los primer ministros de Japón, Shinzo Abe, y de la India, Narendra Modi. Un encuentro que Trump calificó de “muy positivo”, pese a las amenazas comerciales que lanzó también contra India. Abe calificó el encuentro como la “base de la paz y la prosperidad en la región”.

Putin en el centro del debate

El papel de Rusia y de su presidente, Vladimir Putin, sigue estando en el centro del debate internacional.

Trump no esconde su molestia con Alemania por su acuerdo para el abastecimiento de gas ruso a través del gasoducto Nardstrem 2, lo que en su opinión haría a ese país “depender demasiado” de Moscú.

Putin también fue criticado por la renunciada a la primera ministra británica, Theresa May, que sigue acusando a los servicios de inteligencia rusos del atentado contra el exoficial de ese país, doble agente de los servicios de inteligencia del Reino Unido, Sergei Skripal, y su hija Yulia Skripal, quienes fueron envenenados en Salisbury, el 4 de marzo de 2018. Rusia ha negado cualquier participación en este atentado.

Por otra parte, la anexión de Crimea en 2014, que provocó las sanciones europeas y norteamericana a Rusia, sigue siendo el punto más irritante de las relaciones de Moscú con Occidente.

El presidente ruso, junto con China e India, reunidos el viernes en Osaka hicieron un llamamiento contra el unilateralismo en las relaciones internacionales. Los tres países hablaron de fortalecer sus relaciones y enfatizaron la necesidad de respetar la legislación internacional, respetar la soberanía nacional y evitar intervenir en los asuntos internos de otras naciones.

Putin aprovechó la cita en Osaka para avanzar en el difícil diálogo para la firma de un tratado de paz con Japón. Luego de un encuentro con Abe, Putin señaló que los dos países tienen por delante un trabajo minucioso para elevar las relaciones bilaterales a un nuevo nivel.

Abe, por su parte, afirmó que tanto él como Putin comprenden “más que nadie la importancia estratégica de fortalecer las relaciones ruso-japonesas” y aseguró que estas podrán avanzar durante sus mandatos.

Tokio ha condicionado la firma de un tratado de paz con Rusia, un asunto pendiente desde 1945, a la devolución de las islas Iturup, Kunashir, Shikotan y Habomai (archipiélago de las Kuriles del Sur), que los japoneses llaman sus “territorios del norte”.

Para Moscú esos territorios fueron traspasados a la Unión Soviética por acuerdos internacionales al término de la Segunda Guerra Mundial y luego Rusia –sucesora legal de la URSS– asumió la soberanía sobre estos territorios.

Putin había llegado a la cumbre luego de críticas particularmente sensibles a Occidente, “por tratar de dictar su ideología al mundo”. En una entrevista con el importante diario británico Financial Times, calificó los valores liberales como “obsoletos”.

Calentamiento global

Si el escenario de Osaka sirvió para el tratamiento de algunos de los problemas bilaterales más sensibles, dejó también en evidencia las dificultades para tratar los temas globales. El más importante era el calentamiento global, al que se pudo llegar apenas a un acuerdo de mínimos, a los que no se sumó Estados Unidos.

La declaración final habló de la urgente necesidad de enfrentar los complejos y desafiantes temas globales, incluyendo el cambio climático y otros temas ambientales.

La sorpresa

Si alguna sorpresa salió de la cumbre fue la firma del largamente postergado acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur.

“Un momento histórico. En medio de las tensiones comerciales internacionales, estamos enviando una señal potente de que apoyamos el comercio basado en normas”, escribió presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, en su perfil de Twitter.

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, consideró que se trataba de uno de los acuerdos “más importantes de todos los tiempos”, mientras el gobierno argentino calificó el Acuerdo de Asociación Estratégica como “uno de los más importantes de la historia a nivel mundial”.

El excanciller brasileño, Celso Amorim, lo recibió con más reservas. El momento es el peor posible, porque los dos principales negociadores, Brasil y Argentina, están fragilizados política y económicamente. “Me temo que se han hecho concesiones excesivas”, agregó, citando áreas como garantías para la inversión extranjera, propiedad intelectual, compras gubernamentales y servicios.

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