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UE prohíbe importar bienes y derivados procedentes de la deforestación

La Unión Europea (UE) es la mayor importadora en cuanto al valor, no por cantidad, cerca de una cuarta parte del total del comercio mundial, de productos como aceite de palma, carne o soja, producidos en terrenos desforestados ilegalmente, según un estudio publicado por la ONG danesa Fern.

Bruselas, Bélgica

La Unión Europea (UE) selló el martes un acuerdo sin parangón en la actualidad para prohibir la importación de productos que hayan contribuido a la deforestación, como el cacao, el café o la soja, en vísperas de la COP15 de la Biodiversidad en Canadá.

El texto atañe a otros productos como el aceite de palma, la madera, la carne bovina y el caucho, además de varios productos derivados como el cuero, el chocolate, los muebles, el papel y el carbón vegetal, según el texto alcanzado tras unas largas negociaciones entre el Parlamento Europeo y los Estados miembros de la UE.

“¡Se trata de una primicia mundial! Es el café del desayuno, el chocolate que comemos, el carbón de los asados, el papel de nuestros libros. Es radical”, celebró Pascal Canfin, presidente de la comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo.

Con la COP15 de Biodiversidad a las puertas (se celebrará en Montreal del 7 al 19 de diciembre), la decisión de la Unión “no solo cambia las reglas del juego del consumo europeo, sino que incita enormemente a los otros países a cambiar sus prácticas”, comentó Anke Schulmeister-Oldenhove, de la oenegé Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), en tanto la ONG Global Witness aludió a “un momento histórico”.

La UE es responsable del 16% de la deforestación mundial a través de sus importaciones (sobre todo de soja y de aceite de palma, según cifras de 2017), y es el segundo mayor destructor de bosques tropicales detrás de China, según WWF.

La importación de productos a la UE se prohibirá si estos proceden de tierras deforestadas después de diciembre de 2020. Las empresas importadoras, responsables de su cadena de suministro, deberán probar la trazabilidad mediante datos de geolocalización de los cultivos, mediante fotos satelitales.

Ampliar el ámbito de aplicación

El texto fue propuesto en noviembre de 2021 por la Comisión Europea y asumido en términos generales por los Estados miembros, pero los eurodiputados votaron en septiembre para reforzarlo con la ampliación de productos afectados, al incluir el caucho.

El Parlamento Europeo también pidió ampliar el ámbito de aplicación de la normativa a otros ecosistemas amenazados, como la sabana del Cerrado (Brasil, Paraguay, Bolivia), de donde procede gran parte de las importaciones de soja de la UE.

El acuerdo estipula que la ampliación del ámbito de aplicación tendrá que plantearse como muy tarde un año después de que el texto entre en vigor.

Asimismo, la Comisión deberá estudiar una posible extensión a otros productos al cabo de dos años, como el maíz; a otros ecosistemas ricos en almacenamiento de carbono y biodiversidad, como las turberas, y también al sector financiero, otro reclamo del Parlamento.

La UE también podría contemplar obligar a las instituciones financieras a rechazar servicios o créditos si estos están asociados a actividades de deforestación.

Según un informe de Global Witness, los bancos radicados en la UE otorgaron, entre 2016 y 2020, unos 30.000 millones de euros en financiación a veinte gigantes de la industria agroalimentaria responsables de deforestación.

No solo los bosques primarios

En cambio, se logró “una definición mucho más sólida” para cubrir el conjunto de bosques y no solo primarios, observó el negociador para el Parlamento Christophe Hansen, del Partido Popular Europeo.

El eurodiputado se mostró complacido porque el texto final incluya “garantías para proteger los derechos de los pueblos autóctonos”, por lo que los importadores deberán “verificar la conformidad con la legislación del país de producción en materia de derechos humanos”.

En este sentido, John Hyland, de Greenpeace, criticó los “fallos” del texto, considerando que los pueblos autóctonos recibirán una protección “muy precaria” porque el acuerdo se apoya en el derecho nacional, cuyo amparo es muy desigual dependiendo del país.

Por otro lado, al menos el 9% de los volúmenes importados desde países con un alto riesgo de deforestación tendrán que ser controlados, y las sanciones se calcularán según los daños medioambientales y podrán alcanzar hasta el 4% de la facturación anual en la UE.

Con todo, WWF afirmó que el texto es “imperfecto”, y apuntó que si se hubieran incluido las sabanas inmediatamente, esto hubiera supuesto una “diferencia inmensa para los ecosistemas en peligro permanente”, incidió Schulmeister-Oldenhove, quien lamentó que la definición de deforestación se limite a “la conversión” en tierras de cultivo.

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