Los Angeles, Estados Unidos
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acusó el lunes a los manifestantes en Los Ángeles de insurrección y amenazó con mayores medidas de fuerza, tras un fin de semana de disturbios desencadenados por redadas contra migrantes.
Si bien el ejército estadounidense no puede realizar actividades de aplicación de la ley dentro de los Estados Unidos sin invocar la Ley de Insurrección, el Pentágono a menudo es llamado a responder a las crisis nacionales, desde la misión fronteriza hasta el socorro en casos de desastre y las emergencias sanitarias, informó la agencia Reuters.
La Ley de Insurrección de 1792 es una de las leyes que Trump podría usar para dirigir la guardia nacional u otras tropas militares.
Este sería un paso de mayor alcance, ya que permitiría a las tropas participar directamente en la aplicación de la ley civil, para lo cual hay pocos precedentes recientes, agregó la agencia.
Además recordó que “La ley fue invocada por última vez por el presidente George H.W. Bush en 1992, cuando el gobernador de California solicitó ayuda militar para suprimir los disturbios en Los Ángeles después del juicio por el asesinato de Rodney King.
King, un taxista afroamericano, fue golpeado brutalmente por policías blancos en Los Ángeles en marzo de 1991, lo cual se conoció por un video que entonces fue difundido mundialmente por la televisión. No obstante, los agresores fueron absueltos en un juicio en 1992.
La indignación que provocó la sentencia motivó protestas y disturbios en varias ciudades de California que fueron reprimidas por las fuerzas del orden, pero provocaron que el presidente republicano Bush padre invocara la polémica ley.
Protestas contra redadas
Tras una jornada de manifestaciones pacíficas contra numerosas redadas antiinmigrantes en la ciudad de Los Ángeles, el fin de semana las cosas empezaron a salirse de control.
Los choques entre manifestantes y las fuerzas del orden comenzaron el viernes en la megalópolis californiana, la segunda ciudad del país en número de habitantes y hogar de una importante población latina, tras decenas de arrestos llevados a cabo por la policía federal de inmigración (ICE) a personas que considera inmigrantes ilegales y miembros de pandillas.
«Todo lo que pedimos es que las personas no sean arrancadas de su trabajo o de la ceremonia de graduación de sus hijos, que no sean separadas de sus familias de manera traumática y angustiante», explicó a la AFP Estrella Corral, mientras se manifestaba el domingo.
El lunes, varios restos de coches incendiados eran visibles en una arteria de la ciudad, así como numerosos mensajes hostiles al ICE, a la policía y al presidente, pintados en edificios federales.
La policía de Los Ángeles vigilaba los cruces de calles y el centro de la ciudad, declarado zona de reunión prohibida tras los enfrentamientos del domingo.
Imágenes aéreas difundidas por el canal ABC7 mostraron algunos choques con pequeños grupos de manifestantes.
«Las personas que causan los problemas son agitadores profesionales e insurrectos», afirmó el presidente republicano a periodistas en la Casa Blanca, sin mencionar si declarará un estado de insurrección, lo que le otorgaría poderes muy amplios.
En su plataforma Truth Social afirmó que los manifestantes escupieron a las tropas y que, si continuaban haciéndolo, «recibirán un golpe más fuerte que nunca. ¡No se tolerará esa falta de respeto!».
La alcaldesa demócrata de Los Ángeles, Karen Bass, aseguró que el perímetro de los enfrentamientos estaba limitado a «unas pocas calles» del centro y no a toda la ciudad, como insinuó Trump.
«Táctica de intimidación»
Trump se congratuló de haber tomado una «decisión excelente» al desplegar la Guardia Nacional para sofocar las protestas, una iniciativa criticada por activistas de derechos civiles y las autoridades de California.
El presidente «avivó las llamas y actuó ilegalmente al movilizar a la Guardia Nacional» sin consultar a las autoridades locales, algo que no ocurría desde hace 60 años, denunció el gobernador Gavin Newsom, un demócrata considerado potencial candidato a la Casa Blanca.
Este despliegue, sin precedentes desde 1965, constituye un «abuso de poder indignante», escribió el gobernador demócrata en un comunicado, acusando al presidente de «causar el caos intencionalmente».
Newsom es uno de los blancos favoritos de Trump, quien el lunes dijo que lo arrestaría, aunque no dejó claro si se trata de una provocación o de una intención real. «Yo lo haría», respondió Trump consultado si el gobernador debería ser arrestado.
El fiscal general de California, Rob Bonta, anunció que demandará a Trump porque su decisión de movilizar a la Guardia Nacional sin la aprobación del gobernador «excedió la autoridad del gobierno federal» y «violó» la Constitución.
Unos 300 de los 2.000 miembros de la Guardia Nacional, una fuerza armada de reserva que a menudo se activa en casos de desastres naturales, llegaron el domingo por la mañana.
Las Naciones Unidas advirtieron el lunes contra «una mayor militarización» de la situación.
Las autoridades mexicanas explicaron que unos 40 ciudadanos mexicanos fueron arrestados el viernes y sábado durante los agresivos operativos del ICE que desataron las protestas.
Desde México, la presidenta Claudia Sheinbaum condenó el lunes la violencia «venga de donde venga», y reiteró el llamado a las «autoridades estadounidenses para que todos los procedimientos migratorios» sigan el «debido proceso» y respeten «la dignidad humana».
«Llamamos a la comunidad mexicana a actuar de manera pacífica y no caer en provocaciones», pidió la gobernante izquierdista.
Jason Garcia, un exmilitar de 39 años residente de Los Ángeles, dijo temer una «escalada».
Para Estrella Corral, este despliegue militar es «ridículo». «Trump está está tratando de convertir esto en un espectáculo para su interés político», aseguró.
Otro manifestante, Thomas Henning, lo definió como una «táctica de intimidación», y aseguró que «estas manifestaciones fueron pacíficas».
El responsable de seguridad fronterizo del gobierno de Trump, Tom Homan, negó que el ICE hubiera realizado redadas, y describió los arrestos como vinculados a cárteles de la droga en México y Colombia.
Al menos 56 personas fueron arrestadas en dos días en Los Angeles y cinco agentes sufrieron heridas leves, dijeron funcionarios del Departamento de Policía de Los Ángeles. Alrededor de 60 personas fueron arrestadas en protestas en San Francisco.