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Tragedia de Manchester fue avistada por inteligencia y migrantes

Advertencias explícitas y específicas fueron ignoradas.

Tanto los servicios de inteligencia británicos como la diáspora libia en Manchester, lanzaron desde hace años la voz de alerta sobre la eventualidad de atentados terroristas y crecimiento de actividad islamista en esa ciudad del norte de Inglaterra.

Tristemente, sus temores se materializaron este lunes, cuando un joven británico de padres libios detonó una bomba a la salida de un concierto, con lo cual mató a 22 personas. El atentado se lo atribuyó el llamado Estado Islámico.

De acuerdo con el diario The Guardian, líderes de la comunidad libia en esa ciudad desde hace al menos cuatro años venían informando a las autoridades sobre “radicalización” y de una “política de reclutamiento” por parte de cuadros islamistas.

Manchester aloja a la comunidad más grande de personas de Libia en Gran Bretaña y Salah Suhbi, un parlamentario libio quien creció en Inglaterra, manifestó a ese medio que “ellos saben exactamente lo que ocurre, hay una política de reclutamiento y lo hemos advertido durante años”.

Añadió que desde hace tres o cuatro años esa comunidad ha hablado de lo “implacables” que son esos reclutadores islamistas, e informó que han encontrado terreno fértil entre entre personas libio-británicas o árabe-británicas de segunda y tercera generación.

Ghazi Gheblawi es uno de 3.000 médicos libios que trabajan en el Servicio Nacional de Salud (NHS) británico. Expresó a The Guardian que lo sucedido en Manchester es trágico “en muchos niveles” y que la comunidad libia en la ciudad pasa por una “profunda tristeza y shock”.

Según dijo, muchas personas de su comunidad temen que la proliferación de la ideología del llamado Estado Islámico en Libia llegue al Reino Unido, expresó que las autoridades británicas “tienen mucho por hacer para evitar que esta enfermedad se les encone y envenene, como lo hizo en mi país”.

LAS DECISIONES DE BLAIR

Un mes antes de que iniciara la guerra en Irak en el 2003, el Comité Conjunto de Inteligencia del Reino Unido emitió un informe titulado “Terrorismo Internacional: Guerra con Irak”.

Ese documento es parte de los que fueron desclasificados el año pasado como parte de la investigación del llamado Reporte Chilcot, una investigación que se realizó a instancias del exprimer ministro Gordon Brown y que determinó que la guerra con Irak no tuvo justificación, pues Saddam Hussein no representaba ninguna amenaza inminente.

El mencionado informe apuntó que la amenaza que por entonces representaba la organización terrorista Al-Qaeda aumentaría “al momento que inicie cualquier acción militar contra Irak”. Añadía que esa organización apuntaría a las fuerzas de la coalición y otros intereses occidentales en el Medio Oriente.

“Ataques contra intereses occidentales en otros sitios también son probables, especialmente en Estados Unidos y el Reino Unido, para un máximo impacto. La amenaza global de otros grupos terroristas islámicos e individuos aumentará significativamente”, apuntó el informe de inteligencia.

El texto insistió en que tanto Al-Qaeda como otros “grupos asociados” continuarían siendo “por mucho la mayor amenaza terrorista a intereses occidentales” y que esa amenaza se vería aumentada por una acción militar contra Irak.

“La amenaza más amplia de terroristas islámicos también aumentará en caso de guerra, reflejando un intensificado sentimiento anti Estados Unidos y anti occidente en el mundo musulmán, incluyendo comunidades musulmanas en occidente”, concluyó el informe de inteligencia.

Otros informes desclasificados de la inteligencia británica también apuntaron a que no existía evidencia de que el gobierno de Irak fuera a transferir tecnología relativa a armas de destrucción masiva a grupos terroristas, según recuerda el sitio de reportajes investigativos The Intercept.

A pesar de contar con esa información, en marzo del 2003 ante la Cámara de los Comunes en el Parlamento, el entonces primer ministro Tony Blair expresó todo lo contrario y más bien dijo que la posibilidad de que grupos terroristas obtuvieran ese tipo de armas de Irak constituía “un peligro real y presente para Gran Bretaña y su seguridad nacional”.

Ante el alegato de un parlamentario en el sentido de que la intervención armada funcionaría como un “sargento reclutador” ante la juventud en el mundo islámico y árabe -una reflexión coincidente con los informes de inteligencia que ya el Primer Ministro conocía-, Blair más bien replicó que Al-Qaeda crecería a menos de que se tomara acción en su contra.

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