Mundo El mundo visto desde Nueva York

“¡Solo diré dos palabras: Act right now!”

Todavía resonaban las palabras de la Cumbre de Acción Climática cuando se abrió la 74ª Asamblea de las Naciones Unidas

Todavía resonaban las palabras de la Cumbre de Acción Climática cuando se abrió la 74ª Asamblea de las Naciones Unidas que se celebra todos los años a partir de septiembre en Nueva York: “¡Solo diré dos palabras: Act right now!”, gritaron 16 adolescentes que presentaron, el pasado lunes 23 de septiembre, una demanda ante el organismo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), por estimar que los problemas ambientales están violando sus derechos.

Las dos palabras, evidentemente, eran tres. Y todavía resonaban cuando el presidente brasileño, Jair Messias Bolsonaro, tomó la palabra para inaugurar la asamblea. Es una tradición, en reconocimiento al papel del excanciller y jefe de la delegación brasileña, Osvaldo Aranha, quien habló en la apertura de la primera sesión especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Una tradición que se mantiene hasta hoy.

Antes había hablado la joven sueca Greta Thunberg. “Nos están fallando. Pero los jóvenes están empezando a entender su traición”, advirtió en su discurso ante una cumbre convocada por el Secretario General de Naciones Unidas, el portugués Antonio Guterres.

Solo podían asistir los mandatarios que tuvieran algún plan que presentar para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Fueron cerca de 60. Entre ellos no estaban ni Trump ni Bolsonaro. Estos hablarían el día siguiente, en la inauguración de la Asamblea General.

Nunca socialista

Para el presidente norteamericano “uno de los desafíos más serios que enfrentamos es el espectro del socialismo”, que calificó de “destructor de naciones y destructor de sociedades”.

En medio de una campaña electoral en la que el tema está planteado por una importante corriente demócrata en su país, el discurso no dejaba de tener un cierto tono electoral. Un tema que Trump hilvanó con sus ataques a Venezuela y a Cuba, al afirmar que “el dictador Maduro es un títere cubano, protegido por guardaespaldas cubanos”.

La escena fue descrita así por periodistas presentes en la sala: “Daniela Rodríguez, una funcionaria venezolana que ocupaba la silla de su país en la asamblea, fue vista leyendo un libro mientras hablaba Trump, titulado Bolívar, héroe, genio y pensamiento universal”.

El canciller cubano, Bruno Rodríguez, por su parte, calificó de inadmisibles las afirmaciones de Trump sobre su país y Venezuela. “Habla como un emperador”, afirmó.

La Asamblea sirvió de escenario para una reunión de Trump con algunos presidentes latinoamericanos, entre sus aliados más estrechos en el esfuerzo de poner fin al gobierno de Nicolás Maduro. Una reunión a la que asistieron, entre otros, los presidentes de Colombia, Chile y Ecuador.

Trump mencionó: “Estaremos junto al pueblo venezolano todos los días hasta que finalmente sean libre de esta brutal opresión. Serán liberados, sucederá”. Y agregó: “en EEUU estamos haciendo todo lo posible para poder aislar a Maduro y a sus secuaces”.

El colombiano Iván Duque entregó luego al Secretario General de la ONU un documento de 128 páginas en el que pretendía demostrar la complicidad de Venezuela con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que libra una guerra de guerrillas contra el gobierno colombiano. En el documento aparecía una foto de personas con uniforme militar tomados de la mano con niños. Debajo podía leerse: “Penetración del ELN en escuelas rurales del estado Táchira con fines de adoctrinamiento. Abril 2018”. Imagen que, en realidad, había sido publicada por el diario El Colombiano en julio de 2013. Fuentes del diario afirmaron que la foto les había sido entregada por el ejército colombiano para mostrar “cómo las guerrillas adoctrinaban niños en escuelas del departamento”.

Inoportuno y carente de sentido común

Antes de Trump, Messias Bolsonaro había inaugurado, con su discurso, la Asamblea General. Rechazó las críticas a la deforestación y al incendio de la amazonia, afirmando que habían despertado el “sentimiento patriótico” de los brasileños. Aseguró que Brasil había estado “muy cerca del socialismo”, una situación que su gobierno pretende revertir.

Las reacciones al discurso fueron, por lo general, muy críticas.

El gobernador del estado de São Paulo, João Doria, cercano a Bolsonaro, afirmó que el Presidente había proyectado un “pésima imagen” de Brasil en el exterior.

Para Rubens Ricúpero, diplomático brasileño, exministro de Hacienda y ex secretario general de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) entre 1995 y 2004, la consecuencia del discurso fue que Brasil “asumió el papel de villano global” que hasta entonces se atribuía al presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte.

“Brasil pagará un precio elevado por haber optado por la vía de la confrontación. Ninguna empresa trasnacional que priorice las buenas prácticas ambientales hará grandes inversiones en Brasil después de ese discurso, afirmó.

La misma reacción crítica se reflejó en la prensa internacional. El corresponsal del diario británico The Guardian, Tom Phillips, escribió: “En su discurso de 33 minutos –aparentemente escrito por alguno de sus consejeros más duros y halcones– Bolsonaro ofreció una visión de una administración introvertida, obcecada por las conspiraciones y profundamente arrogante”.

El resto del mundo

En la Asamblea General de Naciones Unidas se pasa revista a los temas más sensibles del escenario político internacional. Uno tras otro, jefes de Estado, jefes de gobierno o representantes de cada nación miembro expone sus puntos de vista sobre esos temas.

Rusia, que reclamó la decisión norteamericana de negar visa a decenas de miembros de su delegación que pretendían asistir a la Asamblea, fue representada por su canciller, Serguéi Lavrov.

Lavrov denunció los intentos de Washington “de restablecer en América Latina las reglas de los tiempos de la Doctrina Monroe” con medidas que, en su criterio, “ponen a prueba los principios fundamentales de la Carta de la ONU, como la no intervención en los asuntos internos, la prohibición del uso o la amenaza de la fuerza”.

Rusia presentó un proyecto de resolución sobre el Fortalecimiento y desarrollo del sistema de acuerdos sobre control de armas, desarme y no proliferación” e hizo referencia a otra propuesta de declaración conjunta al más alto nivel, presentada a Washington hace más de un año, sobre la inadmisibilidad de una guerra nuclear, un conflicto “en el cual no puede haber ganadores”. Lavrov afirmó que Estados Unidos ignoró esta idea, una actitud que calificó de “alarmante”.

El canciller chino, Wang Yi, se refirió a las tensiones provocadas por la política de sanciones comerciales que el gobierno Trump ha aplicado a su país y, al igual que otros países, se refirió a las tensiones con Irán y Corea del Norte y a la situación en Palestina. Sobre Corea del Norte, un tema particularmente sensible para China por su vecindad, afirmó que ese país “ha demostrado que está dispuesta al diálogo. Esperamos que EE.UU. haga su parte”.

El presidente iraní, Hassan Rouhani, reafirmó, en su discurso, que su país no aceptará negociar con Estados Unidos mientras esté sometido a sanciones. Trump abandonó en 2015 el tratado de control nuclear negociado por la comunidad internacional con Irán e impuso a ese país graves sanciones económicas.

Los países europeos, que se negaron a denunciar el tratado, pero que han acatado las sanciones impuestas por Washington a Irán, difundieron un comunicado firmado por el presidente francés Emmanuel Macron, la canciller alemana Angela Merkel y el primer ministro inglés, Boris Johnson en el que afirman haber “llegado la hora de que Irán acepte un marco negociador a largo plazo para su programa nuclear, así como asuntos de seguridad en la región, incluido su programa de misiles”.

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