Fráncfort, Alemania
La policía de Berlín anunció este viernes que está investigando al cofundador del grupo Pink Floyd, Roger Waters, por incitación al odio después de lucir un atuendo de estilo nazi en un concierto en la capital alemana.
La simbología utilizada en los conciertos es muy conocida desde la salida del muy exitoso álbum El Muro, hace más de 40 años, y la famosa película homónima dirigida por el estadunidense Alan Parker en 1982 y funcionan, más bien, como una crítica al autoritarismo y el abuso.
“Estamos investigando unas sospechas de incitación al odio, porque la ropa lucida en escena es susceptible de exaltar o justificar al régimen nacionalsocialista y alterar el orden público”, indicó a AFP un portavoz de la policía berlinesa, Martin Halweg.
“El atuendo se parece al de un oficial de las SS”, añadió Halweg.
“Se considera que el contexto de la ropa usada es capaz de aprobar, glorificar o justificar el gobierno violento y arbitrario del régimen nazi de una manera que viola la dignidad de las víctimas y, por lo tanto, perturba la paz pública. Después de la conclusión de la investigación, el caso será remitido a la Fiscalía de Berlín para su evaluación legal”, aseguró Halweg.
En unas imágenes difundidas en redes sociales puede verse a Waters vestido con un abrigo negro y brazaletes rojos, en un concierto ofrecido el 17 de mayo en la sala Mercedes-Benz Arena de Berlín.
Medios alemanes e israelíes indican también que durante el concierto se vieron inscripciones en letras rojas sobre una pantalla con los nombres de Anna Frank y de Shireen Abu Akleh, la periodista palestino-estadounidense del canal Al Jazeera fallecida en una operación israelí en mayo de 2022.
Como parte del espectáculo de Waters, se presentan en pantallas gigantes los nombres de activistas asesinados por las autoridades de distintos países, entre ellos la activista antinazi Sophie Scholl; la iraní Mahsa Amini, que fue asesinada por la policía de la moral de Teherán; el afroamericano George Floyd; y Ana Frank, la adolescente judía asesinada por el régimen nazi en el campo de concentración de Bergen-Belsen, pero también el de Shireen Abu Akleh, una carismática periodista palestino-estadounidense asesinada hace un año por disparos de soldados israelíes mientras preparaba una nota televisiva para AlJazeera sobre los enfrentamientos en un campo de refugiados.
En las pantallas se podía leer: “Los nazis mataron a Ana Frank por ser judía. Los israelíes mataron a Shireen por ser palestina”.
“Estamos investigando y una vez termine el procedimiento, lo transmitiremos al ministerio público para una última evaluación jurídica”, precisó el portavoz de la policía, quien puntualizó que será la fiscalía quien decida si persigue o no al cantante británico, de 79 años.
Waters ha explicado reiteradas veces que sus críticas son contra el Estado de Israel y su comportamiento hacia los palestinos y no contra el pueblo judío.
“Para que quede claro, condeno el antisemitismo sin reservas”, decía Waters en una de las pantallas del escenario.
El concierto suscitó fuertes críticas en Israel.
La cancillería israelí reprochó el miércoles a Waters “haber ensuciado la memoria de Anna Frank y de seis millones de judíos asesinados durante el Holocausto”.
“Waters quiere comparar a Israel con los nazis”, y es “uno de los mayores detractores de los judíos de nuestra época”, abundó en Twitter el embajador israelí ante la ONU, Danny Danon.
Waters es un conocido activista propalestino, que en sus conciertos sacó a escena un cerdo hinchable con la estrella de David, y que ha apoyado acciones de boicot a productos israelíes.
Las autoridades de Fráncfort cancelaron por su lado un concierto del músico británico para este 28 de mayo, pero la decisión fue anulada por un tribunal administrativo en nombre de la libertad de expresión.