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Pompeo vino a alinear tropas en año electoral

En forma paralela, Juan Guaidó emprendió una gira por Europa, catalogada por la prensa alemana como un evento que ocurre en un momento crítico de credibilidad.

Todo comenzó por el final: en las administraciones anteriores sus impuestos iban a promover el aborto en el mundo. Pero no en esta administración. El mundo adora eso. Adora también el derecho a asumir riesgos y a trabajar duro para mantener a su familia; adora el capitalismo.

Con esas palabras el secretario de Estado de los Estados Unidos, Mike Pompeo, cerró en Florida una gira que incluyó América del Sur, Central y el Caribe. “Todo está saliendo de maravilla. Un gran equipo esparce la libertad por el mundo; triunfa negociando con los chinos un tratado comercial; apoya a Israel como ninguna otra administración anterior. Los esfuerzos por armar una coalición contra Irán han sido un éxito notable; estamos avanzando en promover la libertad en Cuba y trabajando para restaurar la democracia en Venezuela. Ha llegado la hora de mostrar al mundo que este es el hemisferio de la libertad”, dijo Pompeo.

En campaña

Pompeo llegó el jueves 23 a Bushnell, Florida. Había estado en Bogotá, San José y Kingston. Con ese discurso cerró la gira, que había empezado el lunes. Habló en tono electoral: ”No se equivoquen, el mundo sabe lo que representamos y lo quieren también”.

Con mucho en juego en las elecciones en noviembre próximo, la política exterior está también en tono electoral. Una eventual imagen de Trump al lado de Guaidó, en un acto en Plaza Altamira, probablemente haría de la reelección del presidente norteamericano una simple formalidad.

La gira de Pompeo había comenzado en Bogotá. El año pasado se celebró, en Buenos Aires, la II Conferencia Ministerial de Lucha contra el Terrorismo, en el marco de la campaña de Mauricio Macri por su reelección. La reunión estuvo orientada a vincular a la expresidenta Cristina de Kirchner con el atentado contra la sede de la organización judía AMIA, ocurrido en julio de 1994. La primera se había celebrado en Washington el año anterior.

Ahora, en Bogotá, se celebró la tercera. La preocupación de los participantes fue el refugio de las guerrillas colombianas del Ejército de Liberación Nacional (ELN), de los disidentes de las FARC, y del Hezbollah musulmán, del que acusaron al Gobierno de Venezuela.

Pero la verdadera preocupación era, sin duda, Venezuela.

Durante la III Cumbre Hemisférica de Lucha contra el Terrorismo –dijo el diario colombiano El Espectador–, “el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, afirmó su compromiso con Colombia en la lucha contra el terrorismo, enfatizando la necesidad de solucionar cuanto antes la crisis en Venezuela”.

El diario colombiano había dicho que “en vuelo hacia Colombia, Pompeo afirmó: “Podemos ayudar a la oposición a continuar coaligándose, continuar construyendo fuerzas. Representan al pueblo venezolano y nuestra misión es llegar a elecciones libres y justas para que los venezolanos puedan tener unos comicios presidenciales representativos y que se pueda recomponer la economía”.

Pompeo había reafirmado el objetivo de la política norteamericana en una entrevista a la cadena colombiana Caracol: lograr que Maduro se vaya. “Estamos en este proyecto que va a dar un resultado”, aseguró. “Maduro se irá y la gente de Venezuela tendrá elecciones libres y justas”.

El secretario de Estado recordó que su país ha impuesto “duras sanciones” contra el Gobierno venezolano “haciéndoles más difícil que puedan hacerle daño al pueblo venezolano”. El secretario de Estado prometió nuevas sanciones que sometan la economía venezolana a mayores tensiones.

“El secretario de Estado tratará de movilizar una mayor presión sobre la dictadura de Maduro, que hasta ahora ha podido sobrevivir a pesar del aislamiento diplomático y las sanciones”, dijo Michael Shifter, presidente del centro de análisis Diálogo Interamericano, con sede en Washington.

Se refiere a sanciones económicas y esfuerzos políticos por reafirmar la coalición que apoye la destitución de Maduro, cuya composición ha ido variando en los últimos meses, con los cambios políticos en México y Argentina, por un lado, y en Bolivia y Uruguay, por otro, lo cual ha debilitado los esfuerzos que Pompeo vino ahora a tratar de revivir.

Sanciones que, según la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova, “superan todos los límites concebibles de lo contraproducente y lo inhumano”.

Con el ojo cerrado

Pese a que la cumbre se celebró en Colombia, donde no cesan las protestas contra el gobierno del presidente Iván Duque, ni los asesinatos de dirigentes sociales y políticos, el tema no fue tratado en la cumbre sobre seguridad.

El domingo, 19 de enero, víspera del encuentro en Bogotá, la agencia Europa Press anunció que grupos paramilitares habían amenazado a la recién elegida alcaldesa de Bogotá, Claudia López; la presidenta del partido Unión Patriótica, Aída Avellán; al senador del Polo Democrático Alternativo, Iván Cepeda; al excandidato presidencial Gustavo Petro; y a los líderes guerrilleros desmovilizados, Carlos Lozada o Rodrigo Londoño, entre otros, a los que el grupo paramilitar Águilas Negras amenazaba con ejecutar “sin piedad”.

Tras dos meses de haberse iniciado las protestas en el país con un paro nacional contra el gobierno de Duque, los miembros del Comité Nacional que lo organizó iniciaron la reanudación las movilizaciones desde el 21 de enero.

Pero Pompeo tuvo palabras elogiosas para el Gobierno colombiano, un estrecho aliado en los esfuerzos para derrocar a Maduro, mientras el Comando Sur de las fuerzas armadas norteamericanas anunciaba la realización de un ejercicio militar conjunto con Colombia con la participación de 75 paracaidistas de la octogésima segunda División Fort Bragg, de Carolina del Norte, y 40 miembros del Ejército Sur, el 29 de enero.

El momento crítico de Guaidó

Inmediatamente después de su encuentro con Pompeo en Bogotá, Guaidó, reconocido como presidente de Venezuela por Washington y algunos de sus aliados, inició una gira por Europa, que se enmarca en un esfuerzo por renovar su imagen como líder opositor. La gira ocurre en lo que la prensa alemana calificó como “el momento crítico de Guaidó”.

“La noticia del Comando Sur y la gira de Guaidó volvieron a alimentar la expectativa golpista e intervencionista de sectores de derecha venezolana en un contexto en el que, en paralelo a la debilidad de Guaidó, se ha consolidado un sector de oposición venezolana representado en la Asamblea Nacional, presidida por Luis Parra, y en la Mesa Nacional de Diálogo donde participa el Gobierno y sectores opositores”, afirmó el periodista Marco Teruggi, desde Caracas, para el diario argentino Página 12.

La alemana DW se refiere al tratamiento que diferentes medios alemanes han dan al papel de Guaidó en Venezuela. “Guaidó ha pasado de ser desafiador a ser desafiado”, afirmó el semanario Der Freitag, en alusión a la coyuntura institucional y política en Venezuela.

“Guaidó no pudo cumplir con ninguna de sus promesas”, dijo, por su parte, el Frankfurter Allgemeine Zeitung. El diario de Frankfurt señaló que “todas las esperanzas se vieron decepcionadas”. Además, agregó: “Guaidó ya no tiene el poder para cambiar Venezuela, pese a que tenga el valor para intentarlo”.

Más optimista, el Der Freitag se atrevió, sin embargo, a sugerir algo: “Guaidó necesita más presencia mediática para escapar de su crisis de credibilidad”.

Es así como se montó la gira de Guaidó, que salió de Bogotá hacia Europa, con escalas previstas en Londres (donde aterrizó el martes de la semana pasada), para seguir luego a Bruselas, a Davos y a Madrid. A última hora se anunció que iría también a Canadá, país que se ha alineado a la política norteamericana en Venezuela.

En Davos fue saludado por la canciller Angela Merkel y por el presidente francés, Emmanuel Macron, dos países que lo reconocen como presidente de Venezuela.

En Madrid, cuyo Gobierno también lo reconoce, Guaidó tuvo menos suerte. En medio de una polémica entre los dos expresidentes del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero y Felipe González, ambos de orientación socialista, el actual jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, prefirió no recibir a Guaidó.

La canciller Arancha González dijo a medios de prensa que eventuales sanciones contra Venezuela, solicitadas por una mayoría del parlamento europeo, “son aún una idea”. “Esa posibilidad está sobre la mesa, pero por ahora no se ha discutido ni el contenido de esas sanciones, ni a quién podrían afectar”.

“Hemos reiterado nuestro objetivo de encontrar una solución política negociada entre los venezolanos, con elecciones con garantías democráticas. Apoyamos impulsar un plan de acción de la Unión Europea”, agregó la canciller española.

Guaidó tuvo mejor suerte en Madrid, donde fue recibido en la alcaldía, en manos de los grupo más conservadores, y luego participó, el sábado, en un acto público en la céntrica Plaza del Sol.

“La derecha se vuelca con Guaidó y carga contra Sánchez por no recibirlo”, tituló el conservador El Diario.

Un problema turístico

En Costa Rica el interés mayor del presidente Carlos Alvarado fue turístico. Cuidadoso, Alvarado reveló haber expresado de forma vehemente pero respetuosa el reclamo del país, luego de que Estados Unidos rebajara la calificación turística que otorga a Costa Rica, ante lo que perciben como una aumento de la inseguridad para los visitantes.

Los otros temas tratados durante la visita fueron la política norteamericana hacia Venezuela y Nicaragua, y la incorporación de Costa Rica a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), de acuerdo con fuentes de Casa Presidencial.

Alineado con las presiones de Washington contra Venezuela, Costa Rica hace parte del llamado “Grupo de Lima”, cuyo papel en los esfuerzos por darle aire a la oposición venezolana se ha debilitado en la misma medida en la que el papel de Juan Guaidó se ha ido desdibujando.

La crisis de Nicaragua

Del mismo modo que la corta estadía de Pompeo –de algunas horas– en Costa Rica, el martes 21, tuvo una cobertura relativamente discreta de los medios, tampoco recibió particular atención la reunión del secretario de Estado con sectores de la oposición nicaragüense, que viajaron a Costa Rica para pedirle apoyo e informarle de las iniciativas que han venido desarrollando contra el régimen de Daniel Ortega.

Representantes de dos grupos opositores –la Alianza Cívica y la Unidad Nacional Azul y Blanca– vinieron a informar a Pompeo “de los avances en la conformación de la Coalición Nacional. Son los mismos

sectores de la oposición nicaragüense que el año pasado fueron a pedir a representantes del Congreso norteamericano la aprobación del Nica Act, una legislación que autoriza al presidente Donald Trump a sancionar a Nicaragua. Esos mismos representantes vinieron a San José a pedir a Pompeo renovar las “presiones de la comunidad internacional” para poner fin al gobierno de Ortega.

Los Gobiernos de Nicaragua, Venezuela y Cuba son los tres contra los que la administración Trump impone sanciones, financia y promueve las actividades opositoras, sin que peticiones similares se hagan a otros países latinoamericanos, como Colombia, Honduras, Ecuador, Chile, o el mismo Brasil, todos alineados con las políticas de Washington en América Latina.

Penúltima etapa: Caribe

Antes de volver a Florida, Pompeo hizo una escala en Kingston, en una iniciativa para alinear los países del Caribe con la aspiración de Washington de reelegir como secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA) al uruguayo Luis Almagro, en elecciones previstas para el 20 de marzo próximo.

La Comunidad de Estados del Caribe (Caricom), con 15 países miembros, es la mayor agrupación de Estados en la OEA y sus votos pueden ser decisivos para la reelección de Almagro, promovida por Washington.

Procedente de Costa Rica, Pompeo llegó el martes a Kingston para reunirse con los cancilleres de seis países del Caricom: Bahamas, Belice, República Dominicana, Haití, San Cristóbal y Nieves, y Santa Lucía.

Pero antes de su llegada, la primera Ministra de Barbados, Mia Mottley, que también es presidenta del Caricom, había rechazado la invitación para asistir a la reunión en Jamaica.

Para Mottley la invitación, dirigida solo a algunos países escogidos y no a toda la Comunidad del Caribe (Caricom), pretendía dividir la región.

Como presidenta de Caricom “me resulta imposible aceptar que mi ministro de Relaciones Exteriores asista a una reunión con alguien a la que los miembros de Caricom no estén invitados. Si se invita a algunos y no a todos, entonces se trata de un intento de dividir esta región”.

Una de las misiones fundamentales de Caricom, agregó Mottley, “es la de tratar con países poderosos no como pequeños estados individuales, sino como un grupo unificado y colectivo de quince naciones. Al hacerlo forjamos una unidad de negociación mucho más fuerte. Siempre debemos luchar por la unidad y la acción colectiva”, afirmó. Una posición que fue apoyada por el primer ministro de Trinidad y Tobago, Keith Rowley, y por los Gobiernos de Granada y Antigua y Barbuda.

Kamina J. Smith, canciller de Jamaica, negó que la reunión entre ministros de Exteriores de Estados Unidos y algunos países del Caribe respondían a una agenda bilateral y no a una cita en el marco de Caricom. Explicación que no terminó de desvirtuar las sospechas de Mottley.

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