Mike Pompeo, quien asumirá el más alto puesto de la diplomacia estadounidense tras la destitución de Rex Tillerson, es un conservador de línea dura, crítico del acuerdo nuclear con Irán, apologista de técnicas de tortura utilizadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y defensor de la vigilancia doméstica en escala masiva.
Pompeo deberá ser confirmado como Secretario de Estado en su nuevo puesto por el Senado, tras una audiencia que se realizará durante el mes de abril, según lo anunció a través de un comunicado el senador republicano Robert Corker, quien preside el Comité de Relaciones Exteriores de esa cámara legislativa.
Se trata de un exmilitar quien saltó a la vida política como militante del Tea Party, un movimiento radical conservador en el seno del Partido Republicano, que cobró fuerza a finales de la década pasada y logró elegir a varias de sus personas militantes en puestos de representación.
Entre las figuras del movimiento se puede recordar a la exgobernadora de Alaska y candidata a la Vicepresidencia Sarah Palin, o a la excongresista Michele Bachmann. Al igual que muchas figuras del movimiento, fue gracias al apoyo financiero de los multimillonarios hermanos Koch -ligados entre otras a la industria de los combustibles fósiles- que Pompeo logró en el 2011 su elección al Congreso por el cuarto distrito electoral del rural estado de Kansas.
Rex Tillerson fue designado secretario de Estado por Trump luego de haber fungido como ejecutivo de la multinacional petrolera ExxonMobil. Desde mediados del año pasado se hicieron públicas desavenencias entre Tillerson y Trump, incluso llegó a conocerse que el magnate petrolero se habría referido al empresario de la televisión como un “idiota”.
ASCIENDE TORTURADORA
Junto a la designación de Pompeo, trascendió que Trump nombrará en la dirección de la CIA a Gina Haspel, quien durante su tiempo como agente trabajó encubierta y además fue una figura importante en un programa de la CIA que se ocupó de la detención y reclusión de personas sospechosas de terrorismo, los entregaba a otros gobiernos y los mantenía en sitios secretos, donde eran torturados por personal de esa agencia.
Según publicó el New York Times en febrero del año pasado, “el primer sitio de detención de la CIA en el exterior se ubicó en Tailandia. Fue manejado por Haspel, quien supervisó los brutales interrogatorios de dos prisioneros sospechosos de terrorismo, Abu Zubydah y Abd al-Rahim al-Nashiri”. Esos casos fueron parte de los que se dieron a conocer con la publicación de un amplio informe sobre actividades de la CIA publicado en el 2014 por el Senado.
Ambos fueron capturados en el 2002. Zubydah fue sometido a 83 simulacros de ahogamiento en agua en un mes, además de que su cabeza fue golpeada varias veces contra la pared. Abd al-Rahim al-Nashiri además fue sometido a ejecuciones fingidas.
Las sesiones de tortura de ambos fueron filmadas y las cintas fueron conservadas en la base de la CIA en Tailandia hasta el 2005, cuando se ordenó su destrucción. “Para entonces, Haspel fungía en el cuartel general de la CIA y su nombre figuró en el cable que contenía las órdenes de destrucción”, apunta esa publicación.