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La revuelta gana terrreno en Bielorrusia con huelgas y manifestaciones

Las protestas contra la victoria de Lukashenko, juzgada fraudulenta, fueron reprimidas violentamente, con un saldo de dos personas muertas, decenas heridas y al menos 6.700 detenidas, muchas de las cuales denuncian torturas.

Svetlana Tijanóvskaya, candidata presidencial de la oposición en Bielorrusia,  regresó del exilio y este viernes llamó a “manifestaciones pacíficas” durante el fin de semana, mientras se multiplicaban las protestas y huelgas en fábricas, señal de una creciente revuelta contra el presidente Alexandre Lukashenko a pesar de una brutal represión.

En forma paralela, la Unión Europea tenía previsto debatir sanciones contra el gobierno bielorruso .

Los cancilleres de la Unión Europea (UE) dieron este viernes su visto bueno para sancionar la represión en Bielorrusia por violaciones de derechos humanos, en momentos en que surgen testimonios de torturas contra manifestantes detenidos, tras la cuestionada reelección del presidente Alexandre Lukashenko.

Durante el viernes por la tarde, varios miles de opositores se concentraron delante de la sede del gobierno en Minsk, bloqueando la circulación y haciendo proclamas contra el ejecutivo, ante una presencia policial poco importante, aunque fueron llegando refuerzos de las fuerzas de seguridad.

“Svetlana presidenta”, gritaban los concentrados, según comprobó una periodista de la AFP.

La opositora Svetlana Tijanóvskaya, que se refugió en Lituania a principios de la semana, se manifestó por primera vez desde el martes para llamar a través de un video online a manifestaciones “pacíficas” en todo el país.

“Pido a todos los alcaldes organizar el 15 y 16 de agosto manifestaciones pacíficas en cada ciudad”, dijo esta mujer de 37 años novata en política y cuya candidatura provocó una ola de fervor en esta exrepública soviética.

Tjanóvskaya consideró la situación “crítica” y exhortó “al poder a cesar esto y a pasar al diálogo”. “Los bielorrusos nunca más querrán vivir bajo [este] poder”, insistió.

También anunció más tarde con un comunicado la creación de un comité para organizar un traspaso de poder y pedir a la comunidad internacional que “facilite el diálogo” con las autoridades.

Este viernes, cientos de obreros de fábricas de tractores y automóviles de Minsk abandonaron sus puestos de trabajo para denunciar la brutal represión de las manifestaciones contra la cuestionada reelección de Lukashenko.

Los trabajadores se reunieron en los patios de las fábricas MTZ (tractores) y MAZ (vehículos), lugares emblemáticos del modelo económico impulsado por Lukashenko, y empezaron a manifestarse hacia el centro de la capital.

Lukashenko, en el poder desde hace 26 años, había advertido antes contra este tipo de acciones, “pan bendito para la competencia” extranjera.

Enfrentadas desde el jueves a miles de personas vestidas de blanco y con flores en sus manos que forman cadenas humanas, las autoridades bielorrusas dieron señales de retroceso.

Torturas en prisión

Las protestas contra la victoria de Lukashenko, oficialmente con el 80% de los votos y juzgada fraudulenta por los manifestantes, fueron reprimidas violentamente por las fuerzas de seguridad, con un saldo de dos muertos, decenas de heridos y al menos 6.700 detenidos.

Un centenar de policías han sido heridos, de los cuales 28 están hospitalizados. No se ha brindado ningún balance oficial sobre los manifestantes heridos

Desde el jueves, las autoridades anunciaron que habían liberado a más de 2.000 manifestantes.

Privados de agua, alimentos y sueño durante su encarcelamiento, torturados con electricidad y quemados con cigarrillos, los manifestantes estuvieron encerrados por decenas en celdas destinadas a cuatro o seis personas, según el testimonio de varios de ellos a la AFP.

“Me golpearon muy fuerte en la cabeza (…), mi espalda está llena de moretones por golpes de porras”, declaró Maxim Dovjenko, de 25 años, quien aseguró que ni siquiera había participado de las manifestaciones pero que se encontraba en el lugar de los hechos en el momento de la represión policial.

Mijaíl Shernenkov, empresario de 43 años, mostró sus nalgas completamente moradas y contó a la AFP haber sido torturado con electricidad y golpeado con porras.

La oenegé Amnistía Internacional dijo el jueves que había tenido constancia de casos de manifestantes “desnudos, golpeados y amenazados de ser violados” durante su arresto.

La liberación de manifestantes, especialmente de la prisión de Okreskina en Minsk, dio lugar el jueves por la noche a emocionantes escenas de reencuentro. Muchos de los que recuperaron la libertad tenían el rostro compungido y no querían hablar.

El jueves por la noche, decenas de miles de personas se concentraron en distintas partes de Minsk y en al menos otras seis ciudades, sin que la policía interviniese.

Sanciones europeas

Esta semana, Estados Unidos y la Unión Europea denunciaron que las elecciones fueron fraudulentas y condenaron la represión.

Los ministros de Relaciones Exteriores acrodaron la imposición de sanciones. “La UE iniciará ahora un proceso de sanciones contra los responsables de la violencia, las detenciones y el fraude en relación con las elecciones”, tuiteó la ministra sueca de Exteriores, Ann Linde.

Tanto Alemania como la presidenta de la Comisión Europea Ursula von der Leyen manifestaron su apoyo a medidas de ese tipo.

El ministro bielorruso de Relaciones Exteriores, Vladimir Makei, aseguró de su lado que su país estaba dispuesto a “un diálogo constructivo y objetivo con sus socios extranjeros sobre todas las cuestiones vinculadas con el desarrollo de los acontecimientos en Bielorrusia”.

Rusia, de su lado, denunció el jueves “intentos desde el extranjero” para “dividir la sociedad y desestabilizar” a su vecino.

Lukashenko, de 65 años y 26 en el poder, nunca ha dejado afianzarse a la oposición, que carece de representación parlamentaria. La última ola de protestas, en 2010, también fue severamente reprimida.

por Tatiana Kalinovskaïa

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