Mundo Xi Jiping

La República Popular cambió completamente el destino miserable de China

Hace poco más de 40 años todo empezó a cambiar.

Hace poco más de 40 años todo empezó a cambiar. El proyecto era construir un país socialista con características propias. El arquitecto de esas reformas, Deng Xiaoping, tuvo una azarosa vida política, en los agitados años 30 y 40 del siglo pasado, con la invasión japonesa y la II Guerra Mundial; con el triunfo de la revolución, en 1949, y la década de la revolución cultural del presidente Mao Zedong.

Con la muerte de Mao, en septiembre de 1976, se abriría una nueva etapa en la política china.

Deng había sido ministro de Finanzas entre 1953 y 1954 y ocupó la Secretaria General del partido durante una década (1956-1966). Caído en desgracia, volvió en 1978 a desempeñar un papel clave en el desarrollo económico de China, ocupando los cargos de presidente de la Comisión Militar Central del partido, entre 1981 y 1989, y de miembro del Comité Permanente del buró político del partido, entre 1982 y 1987. Moriría una década después, el 19 de febrero de 1997.

Polémicas

Reformas de la envergadura de las impulsadas por Deng no pueden escapar a las polémicas. Bajo la idea de un “socialismo con características chinas”, Deng impulsó una serie de reformas económicas, centradas en la liberalización del sector privado y la apertura de China al comercio exterior, entre otras diversas medidas.

La naturaleza de las reformas está en el centro de la polémica sobre los cambios introducidos por Deng. El mercado jugó un papel central en la economía, pero la propiedad en sectores clave siguió siendo del Estado.

Lo cierto es que sirvieron para impulsar la economía china a un crecimiento de dimensiones difíciles de imaginar entonces y que la catapultaron, por ahora, al segundo lugar en el mundo, solo detrás de la de Estados Unidos.

Su Producto Interno Bruto (PIB), entonces de $150 mil millones para sus más de 800 millones de ciudadanos, no se puede comparar con los $12,2 billones de 2018, según cifras de la ONU. 740 millones de personas fueron sacadas de la pobreza, según datos oficiales. Además, hace siete décadas, los chinos vivían poco más de 35 años. Una esperanza de vida que, en 2018, superó los 77 años.

Turbulencias

Las reformas económicas permitieron también a China enfrentar las turbulencias de los mercados desatada en 2008 en mucho mejores condiciones que las economías de Europa o de Estados Unidos. Pero China no ha podido evitarlas; ni las económicas ni las políticas.

Después de años con su economía creciendo dos dígitos, ahora lo hace a poco más de 6%.

“China está enfrentando cada vez más vientos en contra en múltiples ámbitos”, afirma Jean-Pierre Cabestan, veterano analista de la política china y profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Baptista de Hong Kong, en declaraciones a la BBC.

Cita tres retos que China deberá enfrentar en los próximos años: su complicada relación con Occidente, la desaceleración de la economía y las turbulencias sociales que podrían derivar de esa desaceleración.

Para el economista Yukon Huang, exdirector para China del Banco Mundial y hoy investigador sénior del programa de Asia del centro estadounidense Carnegie Endowment for International Peace, la desaceleración china es una cuestión que se exagera.

“La economía china necesita desacelerarse y lo seguirá haciendo”, afirmó. Países con esas características como mucho crecen un 4% o un 5%”.

Unidad nacional

Jorge Tavares da Silva, de la Universidad de Aveiro, estima que China enfrenta enormes desafíos. Cita la unidad nacional, la manutención de un equilibrio social, el combate a la corrupción y la sustentabilidad de la economía.

Los dirigentes chinos no desconocen esos desafíos. Pero la conmemoración de los 70 años de la República Popular China fue un momento de celebración que el presidente Xi Jinping destacó como un hecho que cambió completamente el destino del país y de su población, intimidada y humillada por más de cien años.

Setenta años después, ninguna fuerza podrá detener el pueblo de China, afirmó el dirigente, quien hizo un llamado a completar la reunificación del país.

Bajo la idea de un “socialismo con características chinas”, Mao Zedong impulsó una serie de reformas económicas, centradas en la liberalización del sector privado y la apertura de China al comercio exterior.

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