El pueblo chino es mucho más libre de lo que, en Occidente, muchas veces se piensa, advirtió el académico singapurense Kishore Mahbubani. Pero la idea no es compartida por la oposición china, como quedó en evidencia en una larga entrevista concedida por Teng Biao, a la BBC, que lo identifica como abogado de derechos civiles y “una de las voces más destacadas de la disidencia china”.
“El régimen dictatorial chino no durará mucho más”, titula la periodista Tamara Gil su entrevista con Teng Biao. Para el opositor chino, “el régimen dictatorial va contra la naturaleza humana, contra la humanidad, así que no durará mucho”.
Biao suma su voz a la de los que se han visto decepcionados porque pensaron que la incorporación de China al orden económico y político mundial forzaría una transición democrática. Eso no ocurrió y no parece probable que ocurra.
La argumentación de Biao es, a ratos, confusa. “Si los ciudadanos chinos pudieran disfrutar de la libertad de información y de expresión, sin ninguna duda demandarían un cambio democrático”, afirma.
Defiende la idea de que el reciente desarrollo de Internet y la divulgación de ideas liberales en China hace que cada vez más ciudadanos chinos asuman “las ideas de la democracia occidental y la libertad”.
Pero, al mismo tiempo, asegura que “el mecanismo de control y propaganda del Partido Comunista les ha lavado el cerebro a los ciudadanos chinos” y que muy pocos “se dan cuenta de la importancia de la democracia, el constitucionalismo y un Estado de derecho”.
Teng Biao sugiere que el mundo no debería continuar con su política de conciliación hacia China. En su opinión, lo único que eso hará es “fortalecer más y más el país y alejarlo aún más de la democracia y la libertad.
Naturalmente, una propuesta arriesgada, tomando en consideración la advertencia de su presidente, Xi Jiping, de que ninguna fuerza podrá interferir en el estatus del país ni impedirle seguir avanzando hasta lograr sus metas.
Hong Kong
Probablemente el desafío más evidente al régimen chino en la actualidad son las protestas que desde hace meses sacuden Hong Kong, una Región Administrativa Especial, sometida durante cerca de siglo y medio al control británico, cuya soberanía fue revertida a China en 1997.
Para el opositor Teng Biao, “lo que ocurre en Hong Kong tiene una gran influencia política en Taiwán”. La isla celebrará elecciones presidenciales en enero y el partido que es más proclive al acercamiento a Pekín, KMT, está bajando en popularidad.
Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China, por su parte, entrevistó a dos conocedores de la realidad de ese país, Jorge Tavares da Silva, de la Universidad de Aveiro, en Portugal, y Andrés Raggio, de la Universidad de la República, en Montevideo, Uruguay.
El caso de Hong Kong, dijo Raggio, “no es solamente importante por el peso que tiene en la economía y las finanzas dentro y fuera de la isla, sino también por el precedente que puede producir, y es clave para el gobierno chino contener este aspecto, por razones internas y externas”.
Silva, por su parte, destacó que la crisis de Hong Kong despertó un sentimiento nacionalista en China de condena a lo que está ocurriendo, incluyendo la influencia negativa de los Estados Unidos.
En su opinión, China ha aprendido de su pasado y no caerá en las mismas trampas, como ocurrió en la represión de Tiananmen, en junio de 1989, donde hubo miles de muertos.
La crisis –agregó– puede hacer de Hong Kong “un territorio ingobernable, creando una cultura de resistencia permanente”, transformándose en una plataforma de contestación al régimen chino. Puede tener repercusiones también en otras zonas conflictivas, especialmente en Taiwán, donde las fuerzas independentistas podrían ganar fuerza de cara a las elecciones de enero próximo; o en el Tibet y en Xinjiang, en la Región Autónoma Uigur.
La BBC también destacó que China aprendió de la experiencia de Tiananmén. Ahora tratan de controlar los actos de violencia mayores y de entender y enfrentar las bases políticas de las protestas.
La diferencia está dada por diversos factores y uno de ellos, de no menor importancia, es la fortaleza y la confianza que el régimen político ha logrado en el país. Si las protestas de Tiananmén apuntaban al sistema, las de Hong Kong tienen una naturaleza distinta.
Como lo señala el artículo de la BBC, “no amenazan el control político del país. Ni Hong Kong aspira a ninguna independencia”.