Mundo

La ira llenó las ciudades desiertas por la pandemia en EEUU

Mientras las protestas contra el racismo crecen en las calles de importantes ciudades estadounidenses, el presidente Trump mantiene una “Guerra Fría” contra China y el desempleo pasa del 4% al 14%.

George Floyd: –“Todo me duele… Agua o algo, por favor. Por favor, por favor. No puedo respirar, agente, no puedo respirar”.

Una hilera de policías con sus bastones parecen mirar hacia el futuro. Esperan entrar en acción. Miran. Al frente la gente sentada en las calles, otros filmando con sus teléfonos. Y más allá, al otro lado de la calle, el edificio destrozado. Su techo todavía arde. Humo y hierros retorcidos. Los marcos rojos de las ventajas y las calles desiertas.

Las llamas salen por la ventana. Lamen un poste, hacen estallar los cables. Pero no llegan los bomberos. Todo se quema lentamente. A lo lejos suenan sirenas. Destrozos por todas partes. Helicópteros. Drones cruzan la pantalla.

This is for George. Está pintado en la pared. Carros volcados y más destrozos. Saqueos. Vidrios rotos. Las calles empapadas. Destrozos. Gente corriendo. Gritos.

Más incendios, edificios enmohecidos. Calles llenas de basura. Destrozos.

–¡Agua o algo, por favor. Por favor, por favor. No puedo respirar…!

Minutos después ya no hacían falta: ni aire, ni agua. 2’53” con la rodilla sobre su cuello sin que hubiese ya ninguna reacción. El detenido parecía inconsciente.

–¡Hombre, ni siquiera se está moviendo! ¡Apártate de su cuello! El oficial no se inmuta. Tiene la mano en el bolsillo. Y la mirada sorprendida. ¿Qué dicen? ¿Del cuello?

Algunos transeúntes lo acusan de estar disfrutando. Frazier, la mujer que graba la escena, exige que le tomen el pulso. Otro pregunta si está muerto. Una ambulancia lo trasladó al centro de salud del condado Hennepin. Murió al cabo de unos minutos. ¿O llegó muerto?

Un campo de batalla se iba a extender por todo Estados Unidos el fin de semana. Una llamada por teléfono a la policía sobre una supuesta estafa de veinte dólares se transformó en detonante de acontecimientos que incendiaron el país.

Los semáforos se siguen alternando –rojo, amarillo, verde; de nuevo:  rojo, amarillo, verde… mientras policías vestidos como robocops sostienen sus escudos frente a una multitud que levanta los brazos y camina evitando el conflicto.

–¡Agua o algo, por favor. Por favor, por favor. No puedo respirar, agente…!

This is for George se oye en Chicago, en Minneapolis, en Nueva York, en Washington… En Atlanta asaltan la sede de CNN.

Kind of blue

–Circule, circule ¡He dicho que circule! Si no circula, lo arrestaré…

– Acompañé a una linda muchacha blanca llamada Judy a tomar un taxi. Ella se subió al coche y yo me quedé frente al Birdland, empapado, porque era una noche de agosto, calurosa, húmeda, sofocante. Un policía blanco se me acercó y me dijo que circulase…

Era verano de 1959. Unas semanas antes había grabado Kind of blue, el disco que se considera su obra maestra. –Al poli no le gustaba ver a un negro acompañando a una muchacha blanca, dijo Miles Davis, recordando el incidente.

Otro policía blanco llegó por detrás. Lo golpeó en la cabeza. Cayó al suelo. Herido. –El traje caqui que llevaba para tocar esa noche estaba manchado de sangre…

¡La falta de aire! El tema nos lleva a otra historia, más antigua que la de Floyd, pero más reciente que la de Miles Davis, no por eso alejada de nuestro tema: la falta de aire. Circula desde fines del año pasado en Internet: “Vuelos de la muerte: Miguel Krassnoff lanzó tres personas vivas al mar”.

El suboficial (r) del Ejército, Juan Guillermo Orellana Bustamante, es el autor del único testimonio que confirmó los llamados “vuelos de la muerte” en 1973. Una práctica mediante la cual se lanzaban prisioneros políticos vivos al mar, durante la dictadura militar.

El suboficial indicó que estos hechos ocurrieron en octubre de 1973.

El helicóptero despegó de madrugada desde el aeródromo de Tobalaba, en Santiago, hasta las Rocas de Santo Domingo, en la costa del Pacífico, desde donde volvieron a despegar con los tres prisioneros: Ceferino del Carmen Santis Quijada, Luis Fernando Norambuena Fernandois y Gustavo Manuel Farías Vargas.

Se encontraban vivos, atados de pies y manos y con la vista vendada. Tenían un pedazo de fierro amarrado a los pies.

Volaron unos 20 minutos mar adentro. Llegado al punto previsto, el capitán del Ejército “tomó a la persona más adulta de los pies. Lo giró hacia la puerta y empujó hacia el mar, con las manos hacia abajo”.

Al segundo lo tomó de las axilas. Lo llevó hacia la puerta del helicóptero. “Lo tomó de los pies y empujó de la misma manera que al primero”.

El tercero, que era el más joven, intentó resistir, amarrado de pies y manos. “Lo tomó de la misma forma que al segundo…”

“Quiero hacer presente que el oficial de Ejército que lanzó a las personas que se encontraban amarradas, vendadas y vivas, dentro del helicóptero, me parece que correspondería a Miguel Krassnoff”, explica el suboficial en su testimonio.

En diciembre pasado, al brigadier Krassnoff lo condenaron a otra década de cárcel, por homicidio calificado. Es el militar con más condenas por crímenes practicados durante la dictadura.

Un manifestante es asistido por un protestante médico, después  de ser golpeado por un gas lacrimógeno. (Foto: AFP).

Estados Unidos advierte

Estallan llamas en Los Ángeles; el carro de policía, incendiado, llena la calle de humo negro. Negro…

Las calles, desiertas, están pobladas en desorden. El dron muestra la imagen de la gente sin rumbo y el humo negro, negro… que se esparce por el aire. Detrás de la fila de policías la calle luce desierta. Al frente, la gente está enojada.

Blacks lives matterLa gente está enojada.

Pero el gobierno de Donald Trump sigue comprando pleitos afuera.

El viernes 29 el representante especial estadounidense para Venezuela, Elliott Abrams, dijo a la agencia Reuters que había advertido a gobiernos extranjeros, puertos, compañías navieras y aseguradoras que podrían enfrentar severas sanciones si ayudan a la flotilla de petroleros de Irán que lleva combustible a Venezuela.

Cinco petroleros navegaban desde Irán, saliendo por el Mediterráneo y cruzando el Atlántico, con petróleo y otros productos para Venezuela.

Abrams afirma que han alertado a la comunidad naviera de todo el mundo, a los propietarios de buques, capitanes de buques, aseguradoras de buques, y hemos alertado a los puertos en el camino entre Irán y Venezuela, para que no ayuden a los barcos iraníes. Hay que ahogar a Venezuela. Dejarlos sin combustible.

Días antes, el viernes 22, la administración Trump “socó tuercas a la dictadura de Daniel Ortega. Sancionó al ministro de Hacienda, Iván Acosta, y al jefe de Ejército, Julio César Avilés. Parte de la oposición celebra. Mientras tanto, crece el número de muertes por una pandemia, cuya gravedad el gobierno ha preferido minimizar.

Mayo 27 – Brigada del Ejército de EEUU llega a Colombia. ”Es la primera vez que esta brigada trabajará con un país en América Latina, un hecho que reafirma el compromiso de Estados Unidos con Colombia, su mejor aliado y amigo en la región, de acuerdo con el gobierno de Washington”.

La brigada llegará a principios de junio, dijo la embajada norteamericana en Bogotá, sin especificar el número de efectivos militares que la conforman.

El presidente del Senado, Lidio García, pregunta por qué no se tramitó un permiso ante la corporación, como prevé la constitución colombiana. El gobierno dice que no hace falta, que vienen a asesorar en la lucha contra el narcotráfico.

No se puede ocultar lo evidente. Se prepara una invasión a Venezuela, con lo peor: con la ayuda del narcotráfico, dice el senador y excandidato presidencial Gustavo Petro. De hacerse, advierte, “se forjará una herida histórica y desastrosa en nuestra latinoamérica”.

Mayo 27, miércoles. Wilbur Ross, secretario de Comercio de Estados Unidos afirma que Trump maneja un catálogo de acciones contra China.

“Hay todo un catálogo de potenciales acciones que podría emprender y estoy seguro de que están trabajando ahora mismo para pulir las ideas. Se trata de “proponer algo que sea una respuesta apropiada” al proyecto de ley de seguridad nacional aprobado por el parlamento chino para hacer frente a las protestas en la antigua colonia británica de Hong Kong, dijo Ross a Fox Business.

Mayo 29, viernes. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció este viernes que pondrá fin a la relación de su país con la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que cuestiona por el manejo de la crisis del COVID-19.

En abril, Trump había suspendido temporalmente las contribuciones de su país al presupuesto de la OMS, estimadas en unos $450 millones al año, equivalente a 15% del presupuesto de la institución.

“La narración global propuesta por los Estados Unidos es la de una nueva Guerra Fría con China. Es una narración engañosa”, afirma Beppe Vacca, parlamentario por el Partido Demócrata italiano y presidente del Instituto Gramsci

En el mundo multipolar e interdependiente de hoy, el esquema de la Guerra Fría es imposible. Si los desafíos de hoy no se afrontan mediante la cooperación multilateral, estaríamos ante la tentación –que quizás el COVID-19 ha alejado, por ahora– de una guerra mundial, asegura.

Un manifestante durante una demostración que llamó a justicia por George Floyd. (Foto: AFP).

Las ciudades desiertas

Más de 40 millones de norteamericanos han perdido su trabajo en las últimas diez semanas. Más de 2,1 millones han llenando los formularios para solicitar ayuda de desempleo, solo la semana pasada.

En abril fueron 20 millones de personas las que perdieron su trabajo en los Estados Unidos, lo cual ha llevado la tasa de desempleo –que, en marzo, estaba en 4,4%– a 14,7%.

Las estimaciones son que en este segundo trimestre del año el PIB estadounidense caerá cerca de 30%, el peor registro desde la Gran Depresión de 1929.

“La asombrosa pérdida de empleos es una triste marca de la crisis económica que se ha adueñado de Estados Unidos desde que el coronavirus provocó el cierre de empresas y una cuarentena, en un esfuerzo por detener la mortal pandemia, afirmó Lauren Aratani a The Guardian, el jueves de la semana pasada.

Con el mundo caminando hacia los siete millones de casos esta semana, Estados Unidos supera ya los dos millones, con cerca de 110 mil muertos. Prácticamente triplica el número de casos mortales de Gran Bretaña, que le sigue en el orden de esa lista macabra. Lista en la que Brasil sube rápidamente, a un ritmo solo comparable con el de Estados Unidos, a camino ya de los 600 mil casos y más de 30 mil muertos.

Brasil es hoy un lugar del que las personas tiene miedo. La imagen positiva de Brasil se acabó, afirma Rubens Ricúpero, diplomático, exembajador de Brasil en Estados Unidos, exministro de Hacienda.

Al exministro de Justicia de Bolsonaro, Sergio Moro —principal agente del lawfare en Brasil, de la aplicación de la justicia con fines políticos— la Universidad de Buenos Aires (UBA) le canceló una invitación para dar una conferencia sobre el combate a la corrupción en la Facultad de Derecho.

“A menos que los líderes mundiales actúen ya, la pandemia del COVID-19 causará un sufrimiento y una devastación inimaginable en todo el mundo”, advirtió el viernes 29 el Secretario General de Naciones Unidas, el portugués António Guterres.

Una hambruna de enormes proporciones amenaza a cerca de 60 millones de personas, empujadas a la extrema pobreza, mientras 1,6 mil millones de personas —la mitad de la fuerza de trabajo— quedará desempleada.

Guterres recomendó tomar medidas en seis áreas: aumentar la liquidez global, evitar una crisis de la deuda, negociar con los acreedores privados un alivio de la carga de las deudas, establecer objetivos para un sistema financiero global y el desarrollo sostenible, acabar con el flujo financiero ilegal y reconstruir lo perdido de mejor manera.

Esas son recomendaciones que no todos quieren oír. En Costa Rica, un nuevo ministro de Hacienda insiste en que el Presidente le ha encomendado la tarea de aplicar una rigurosa disciplina fiscal. Entre los encargos están reducir gasto público y vender activos del Estado, la misma política que ha traído al mundo al precipicio que Guterres vislumbra.

Villoro pesimista

Juan Villoro, periodista y escritor mexicano, teme una ola de violencia muy grave en México, como consecuencia de esta pandemia, afirmó en entrevista al periodista Andrés Gómez. Estaba en San Francisco, como profesor en la Universidad de Stanford, cuando se desató el COVID-19. Entonces decidió volver a México.

“Ningún país estaba preparado para la pandemia. México ha tenido un deterioro constante en los servicios de salud pública en las últimas décadas”, afirmó.

“Habrá 12 millones de nuevos pobres. Buena parte del territorio está bajo control del narcotráfico. La emigración a Estados Unidos se va a dificultar, por las restricciones en nuestra frontera norte, y los precios del petróleo van en picada”.

“México tiene un 40% de personas que viven en la pobreza”, dijo Villoro. “En esas condiciones la peor epidemia es el hambre. Me parece correcto que el Gobierno haya optado por una reclusión voluntaria. Los que se pueden dar el lujo de estar aparte deben hacerlo, quienes deben salir a la calle para poder comer también deben hacerlo.

Por desgracia, padecemos otro mal de los tiempos: la polarización política. Toda cifra y toda medida son juzgadas de manera ideológica. El peor virus son las distorsiones de la realidad que impiden solucionarla”.

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