Mundo 2019

La entrada triunfal de Brasil al primer mundo…

“Brasil ahora está entrando en el primer mundo: EEUU-Israel”.

“Brasil ahora está entrando en el primer mundo: EEUU-Israel”. Así celebraba Mateus Krieger, en un comentario en su página de internet, los actos de toma de posesión de Jair Bolsonaro, como presidente de Brasil, el pasado 1º de enero.

“Dios sea loado. Parece un sueño ver a Brasil fuera del maligno eje narco-nazi-islamo-comunista”, decía, más abajo, Carlos Maria de Aguiar.

La noticia que los alegraba era la larga visita del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu a Brasil y el anuncio del encuentro de Bolsonaro con el Secretario de Estado norteamericano, Michael Pompeo. “Es la tercera persona en la jerarquía de allá”. Más confiable para una conversación que el vicepresidente, opinaba Krieger. Son ambos, Krieger y Aguiar, dos brasileños ejemplares, ciudadanos comunes y corrientes.

Venezuela

Pompeo asistió a la toma de posesión de Bolsonaro con la mirada puesta en Venezuela, dijeron medios brasileños. El tema unificó las conversaciones tanto con Bolsonaro, en Brasilia, como con el presidente colombiano, Iván Duque, en una segunda parada del Secretario de Estado en América Latina, el día siguiente, en Cartagena.

Todas las miradas están puestas en el 10 de enero, cuando Maduro asuma un nuevo mandato de seis años, que Washington está empeñado en desconocer. Para eso requiere el apoyo de sus aliados más cercanos y ningún otro lo es más, ahora, que Bolsonaro. Colombia y Brasil ofrecen, además, una vasta frontera, difícil de resguardar, con Venezuela.

La oposición conservadora venezolana piensa que ha llegado su hora. María Corina Machado, coordinadora del grupo Vente Venezuela, le escribió una carta pública al nuevo presidente brasileño. “Vemos en su próximo gobierno una oportunidad que va más allá de las fronteras del Brasil, ya que su mensaje se proyecta hacia aquellos países de América Latina en donde regímenes dictatoriales pretenden eternizarse en el poder, como es el caso de Nicaragua, Bolivia, Cuba y Venezuela“, dijo, en su carta la venezolana.

El escenario se ha ido montando de diversas maneras. La revista Sociedade Militar, vinculada al sector en Brasil, hizo eco del anuncio del canciller colombiano, Carlos Holmes, de quien se había detectado un complot para matar al presidente Duque. Tres venezolanos, cuyas identidades no fueron reveladas, habrían sido detenidos con fusiles calibre 5.56 y un arma corta.

Para la revista, entre militares venezolanos exiliados en Colombia crece la esperanza “de que una revuelta popular explote en Venezuela”. Y agrega: “es indiscutible que el cambio en la posición política del país más influyente en América Latina reforzará la esperanza de que en breve llegarán días mejores para los colombianos”.

Escenario internacional

El pasado 1º de enero, las miradas de la cancillería brasileña estaban puestas en la evaluación de los asistentes a los actos de traspaso de poderes. Krieger no se había equivocado al destacar la importancia de la delegación de Estados Unidos y, sobre todo, de la de Israel, cuyo primer ministro, enfrentado a acusaciones de corrupción en su país, pasó cinco días en Brasil y, en su nuevo papel, como los aliados internacionales más estrechos de Bolsonaro. Quizás la que no sea tan certera es su predicción de que esa será la puerta de entrada de Brasil al primer mundo.

El ministerio de Relaciones Exteriores brasileño se alineará con las políticas de Washington, como ya anunció el presidente, quien estaría considerando, inclusive, la instalación de una base militar norteamericana en Brasil.

Araújo encabezó, en Itamaraty, el Departamento de Estados Unidos, Canadá y Asuntos Interamericanos, antes de ser nombrado ministro, sin nunca haber estado al frente de una embajada en su carrera.

Fuera de Israel y Estados Unidos, Bolsonaro asumió el cargo prácticamente sin testigos de primera línea. De América Latina asistieron tres presidentes aliados: el de Chile, el de Paraguay y el de Honduras. El de Perú llegó, pero tuvo que volver de urgencia a su país para atender una crisis política. La coalición conservadora que gobierna Chile ha recibido trato preferencial de Bolsonaro, aun antes de su elección.

Con posiciones políticas lejanas a las de Bolsonaro, asistieron los presidentes de Uruguay, Tabaré Vásquez, y de Bolivia, Evo Morales, dos países vecinos fuertemente vinculados a Brasil, tanto en lo comercial como en lo social.

La ausencia más notable fue la del socio más importante de Brasil en la región, el presidente argentino, Mauricio Macri, que envió a su vicepresidente. Aliado ideológico de Bolsonaro, Macri anunció una visita a Brasilia para mediados de mes. Tampoco estuvo Duque, otro gran aliado de Bolsonaro, quien también envió a su vicepresidente.

Pero las ausencias más notables fueron las de líderes europeos y asiáticos. La presencia del primer ministro húngaro, Víctor Orban, a los que ni la canciller alemana, ni el presidente francés toleran, hacía impensable la presencia de cualquier otro líder europeo de primera línea.

Notoria fue también la ausencia de una importante delegación china, representada apenas por el vicepresidente del parlamento Ji Bingxuan. Un anuncio de lo que podrán ser relaciones tensas, marcadas por la vista de Bolsonaro a Taiwán en marzo pasado, acompañado de sus hijos, cuando aún era apenas precandidato.

China reaccionó enviando una carta a la Ejecutiva Nacional del Partido Demócrata en Brasil, aliado de Bolsonaro, en la que expresaba su “profunda preocupación e indignación” por esa visita.

Bolsonaro, por su parte, escribió: “el hecho de haber hecho una visita a Israel, Estados Unidos, Japón, Corea y Taiwán muestra de quienes queremos ser amigos”.

El 30 de octubre el diario chino Global Times advirtió a Bolsonaro que si después de asumir el cargo seguía menospreciando el principio básico para Beijing de “una sola china”, eso le costaría a Brasil “un gran negocio”.

China es el principal socio comercial de Brasil, con exportaciones por un valor de $47,5 mil millones e importaciones por $27,3 mil millones, en 2017.

Lo cierto es que la visita del Secretario Pompeo pretendía, además del objetivo principal de coordinar medidas paras derrocar el gobierno de Venezuela, compartir las preocupaciones de Washington sobre la creciente presencia china en los países de la región.

Internacional conservadora

Instalado en el palacio de gobierno, Bolsonaro ha iniciado la marcha de su política neoliberal, con el anuncio de la venta de empresas públicas; de eliminación de medidas protectoras del ambiente y de los territorio indígenas; de la limpieza ideológica en la administración pública, con el despido de funcionarios no identificados con su visión política; y de la eliminación de políticas antidiscriminatorias a favor de sectores minoritarios de la población. “Brasil comienza a librarse del socialismo, de lo políticamente correcto”, anunció Bolsonaro.

Pero ya antes había empezado a discutir su participación en la ambiciosa iniciativa de constituir una internacional conservadora como el “The Movement”, que promueve el exasesor de Trump, Steve Bannon.

Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente y diputado electo con la mayor votación por São Paulo, anunció la intención de asociarse al movimiento de Bannon, de aprovechar la ola conservadora para crear una alternativa al Foro de São Paulo, que agrupó a las organizaciones progresistas de América Latina, cuando en Brasil gobernaba el Partido de los Trabajadores (PT).

Bannon, con quien Eduardo se reunió en Nueva York en agosto pasado, está más interesado, por ahora, en las elecciones europeas de mayo, donde los partidos conservadores, que han crecido empujados por tendencias xenófobas, aspiran a reemplazar las agrupaciones conservadoras europeas más tradicionales. Pero no descarta la pronta incorporación de organizaciones latinoamericanas al movimiento.

Que no están lejos de esos objetivos lo demuestra su peso en Europa central y oriental, donde ya gobiernan países como Hungría, Polonia o Austria. Su presencia no ha parado de crecer en Alemania, donde organizaciones afines están representados en todos los parlamentos regionales. En Francia, encuestas de mediados de diciembre muestran que la Agrupación Nacional (AN), el partido de Marine Le Pen, está ya en primer lugar en intención de votos, con un 24% de las preferencias, dejando atrás La República en Marcha, del presidente Emannuel Macron, con 18%.

Janina Cesar y Luigi Spera, de Intercept Brasil, entrevistaron al británico Benjamin Harnwell, creador del Instituto de la Dignidad Humana, una institución muy cercana al The Movement y a Bannon, promotora de ideologías conservadoras cristianas, con base en Italia.

Del catolicismo,Harnwell ha derivado hacia los movimientos evangélicos. Muchos católicos se convierten en evangélicos porque la iglesia católica se ha involucrado demasiado con la política de izquierda y con los sindicatos, adoptando una agenda más cercana al marxismo, afirmó. “Son los evangélicos los que están apoyando al gobierno de Trump, son los evangélicos que están contra el aborto en Brasil. El catolicismo abandonó el campo de batalla”.

Del otro lado, ante la conformación de esta internacional conservadora, surge la propuesta de un frente progresista internacional que encabeza el senador y candidato presidencial norteamericano Bernie Sanders. “Se está llevando a cabo una lucha global que traerá consecuencias importantísimas. Está en juego nada menos que el futuro del planeta, a nivel económico, social y medioambiental”, afirmó Sanders.

“Para poder luchar de forma efectiva contra el ascenso de este eje autoritario internacional, necesitamos un movimiento progresista internacional que se movilice tras la visión de una prosperidad compartida”, propuso Sanders, a la cabeza de un movimiento del que participan también el exministro de Economía griego, Yanis Varoufakis, con quienes se reunió en noviembre el excandidato presidencial del Partido de los Trabajadores brasileño (PT), Fernando Hadad.

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