Un tribunal de Fráncfort empezó este martes el juicio contra un simpatizante neonazi, presunto asesino de un político favorable a acoger migrantes y que despertó el temor de atentados de extrema derecha en Alemania.
La audiencia contra Stephan Ernst empezó hacia las 10h00 locales (08h00 GMT) y suscitó mucho interés del público y los medios, algunos de los cuales esperaron parte de la noche ante la Alta Corte Regional de Fráncfort.
Se trata de la primera vez desde la Segunda Guerra Mundial que un caso de este tipo se juzga en Alemania.
A causa de la pandemia de coronavirus, el acusado entró llevando mascarilla y fue colocado detrás de una mampara de plástico.
En la madrugada del 2 de junio de 2019, Walter Lübcke, un político de 65 años del partido conservador CDU de Angela Merkel, estaba fumando en la terraza de su casa de Cassel (Hesse) cuando fue asesinado de un tiro en la cabeza.
Tras dos semanas de investigación, un sospechoso, Stephan Ernst, de 46 años, cercano al movimiento neonazi, fue detenido y confesó el crimen aunque luego se retractó y acusó a un presunto cómplice, que también está siendo juzgado, pero sin convencer a los investigadores.
La fiscalía federal alemana, que se encarga de los casos más sensibles, le acusa de “asesinato agravado” y de “intento de asesinato agravado”.
Se expone por ello a una pena de cárcel a perpetuidad tras un juicio previsto al menos hasta finales de octubre.
La esposa y los dos hijos de la víctima, que son acusación civil, asistieron al juicio para “enviar una señal clara contra el odio y la violencia”, explicó el portavoz de la familia, Dirk Metz, antes de empezar el juicio.
Su abogado, Holger Matt, dijo estar convencido de que se trata de “un asesinato planificado a sangre fría, cobarde y pérfido, con las motivaciones más bajas”.
Tras haberlo subestimado, las autoridades consideran crucial para la seguridad interior la amenaza de atentados de extrema derecha.
