Mundo Tensiones geopolíticas mundiales

Jugar con fuego, pero que se quemen otros

Los hechos de la geopolítica mundial contemporánea son históricos. El cambio es inexorable aunque las condiciones en que se realice puedan verse inciertas. De cualquier forma, la historia colocará a algunos de los principales líderes contemporáneos en el séptimo círculo del infierno dantesco.

Aun los indicadores que pretendan ser más moderados disparan las alarmas. El mundo está frente a una tensión raras veces vista, que se presenta al público banalizada, tergiversada o abiertamente falseada.

Con el apoyo de una red mundial de desinformación, basada en grandes medios de comunicación y en un sistema de centros de pensamiento que elaboran narrativas convenientes, los Gobiernos de las potencias occidentales parecen empeñados en llevar al mundo a la Tercera Guerra Mundial.

Los niños que sobreviven a la guerra heredan un mundo agreste y violento.

Sin dar explicaciones a sus gobernados por sus acciones, en dos años y medio fabricaron un enemigo para crear un escenario de nueva guerra fría. Si se recuerda, el conflicto entre Rusia y Ucrania pudo haberse evitado si Ucrania desistía de intentar ingresar a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en febrero de 2022 y ese organismo hubiera escuchado las alegaciones de Rusia de que eso violaba sus líneas rojas de seguridad territorial.

“Aunque parezca una farsa insostenible, esto es lo que ha vivido el mundo en los últimos 30 meses”.

Además, la guerra civil en el Donbass que ya alcanzaba ocho años, pudo resolverse con base en los acuerdos de Minsk 2, de no haber sido un engaño, como lo reconocieron más adelante los mediadores europeos Angela Merkel y Francois Hollande de Alemania y Francia respectivamente.

Luego, todo fue una narrativa sostenida en la invasión rusa a Ucrania. Armar hasta los dientes a Kiev, aplicar una andanada de sanciones económicas a Rusia incluyendo el apropiarse de sus fondos depositados en bancos occidentales, destruir el nuevo gasoducto Nord Stream 2, y finalmente acusar a China de complicidad con Rusia en su agresión. Aunque parezca una farsa insostenible, esto es lo que ha vivido el mundo en los últimos 30 meses.

Hay que estar claros en que la mayoría de países del mundo están en contra de la guerra.

Los líderes de las potencias occidentales, por sus compromisos económicos, no han podido detener el genocidio sionista en la Franja de Gaza, de manera que evidencian la carencia de cualquier autoridad moral para imponer o demandar siquiera justicia y respeto al derecho internacional. Los organismos multinacionales han mostrado con claridad su débil papel vinculante y se limitan a expresar un malestar o a servir de justificación para el accionar de las potencias tradicionalmente dominantes.

Los problemas más acuciosos no son atendidos, los acuerdos no se respetan, las voces de las multitudes no son escuchadas, las decisiones se toman de forma inconsulta y sin explicaciones ni pruebas, se sataniza el disenso, mientras se inunda la ciberesfera con narrativas polarizantes que incitan al miedo, la sospecha y la desconfianza.

La historia no los olvidará. Reunión del G7, junio 2022.

Medio Oriente

Israel con el apoyo incondicional de EE. UU. irrespeta flagrantemente el derecho internacional y los más básicos valores humanistas en un genocidio que ya supera los 40 mil muertos civiles. Mientras el ejército criminal de los sionistas sigue adelante con los bombardeos, hay miles y miles de heridos y enfermos en hospitales que no dan abasto, y la hambruna se propaga porque están cerradas las vías para recibir alimento.

Esa cruda y urgente realidad es banalizada cada día con noticias de que se “está buscando un acuerdo”, que ya “casi se alcanza”, que “hay esperanzas de que se logre”, que se “mantienen las negociaciones”, pero mientras tanto se le entregan más armas al genocida, se burla el derecho internacional y luego se encienden más focos de provocación para regionalizar el conflicto o simplemente distraer de la masacre ya cometida y continuada.

No escatiman ataques terroristas en otros territorios como Siria, Irán o Cisjordania para buscar una reacción explosiva de sus adversarios que hasta ahora no han caído plenamente en lo que advierten como una provocación. El feroz Netanyahu está rabioso y expuesto, pero tiene poder para seguir matando, porque lo respalda la industria militar más grande del mundo.

Ucrania, la trampa de Kursk

La parte más temeraria de la aventura ucraniana contra Moscú no se limitó a los ataques terroristas y los esporádicos bombardeos a civiles en territorio ruso. Ya que Ucrania lanzó una incursión sorpresa en Kursk el 6 de agosto.

Atacar territorio ruso sacaría de sus casillas a Putin, debilitaría la imagen de líder triunfante de la que este parecía venir jactándose en los últimos meses o al menos provocaría discusiones, contradicciones e inconformidad en el Kremlin.

Militarmente no está muy claro el objetivo, aunque políticamente parece querer adelantar una negociación. Pero ahora la negociación con Rusia es por parte de una Europa debilitada, unos EE. UU. que están en vilo a las puertas de las elecciones y unas exigencias que no tienen asidero en la realidad práctica de la guerra que se ha desarrollado por 30 meses.

Macron hizo su berrinche porque el resto de sus aliados europeos no se hicieron eco de su impulsiva sugerencia de pasar a la confrontación directa con Rusia, mientras el derrumbe de su imagen le pasa la factura a lo interno y ve su gobierno prácticamente írsele de las manos.

Alemania sigue en caída libre, sus malabares para complacer a dos amos no logran más que hundir a la coalición de gobierno que llegó para hacer las cosas peores.

La oficina nacional alemana de estadísticas, Destatis, confirmó este martes que el producto interior bruto del país cayó 0,1% en el segundo trimestre de 2024 en comparación con el primero.

El indicador socavó las esperanzas de recuperación de la primera economía europea, cuya actividad había registrado un crecimiento del 0,2% intertrimestral durante los tres primeros meses del año, que en 2023 fue de 0,3%.

Para 2024, el Gobierno alemán prevé un crecimiento del 0,3%, muy por debajo del 0,8% previsto por Bruselas para la zona euro.

Desde hace dos años, la industria exportadora alemana, pilar de su modelo económico, está en aprietos a causa del elevado coste de la energía, el encarecimiento del crédito, una débil demanda doméstica y dificultades en el comercio internacional.

A esto se añaden problemas estructurales que se agravan, como una escasez de mano de obra, cada vez mayor, en varios sectores, señala AFP.

El Gobierno español muestra un poco de sensatez, pero sigue sacudido por los caprichosos movimientos de la OTAN y su discurso guerrerista. España eleva el gasto real en defensa más del 20% en dos años, informa el diario El País en la portada de este martes.

Pasó de 10.155 millones de euros en 2022 (aunque la ejecución presupuestaria fue de 13.000 millones de euros) a un estimado el año pasado de 12.825 millones de euros, pero ejecutó finalmente 15.000 millones euros, informó el diario, que atribuye el acelerado incremento a la guerra en Ucrania y los exigencias de la OTAN.

Pero España sigue siendo el que está más atrás del compromiso del 2% del PIB en defensa, pues es de 1,28%, asegura el periódico.

Asia Pacífico

Para EE. UU. la cosa con Australia no le fue muy bien, el primer ministro Anthony Albanese no quiso recorrer el camino de la Unión Europea (UE) y tomó distancia para proteger sus propios intereses. Esto hizo que Washington tuviera que acudir a socios más deleznables, pero a la vez más obedientes.

Ferdinand Marcos Jr., presidente de Filipinas desde el 30 de junio de 2022, presto a servir, participa en la nueva provocación contra China envalentonado por un par de buques con bandera de los EE. UU.

Con su conocido doble rasero, Washington está dispuesto a perdonar a Marcos y a su corrupción familiar, a la criminal dictadura de su padre, con tal de tener un punto estratégico en el Pacífico.

En mayo de 2023, Manila y Washington anunciaron un nuevo conjunto de directrices bilaterales de defensa. Según el Gobierno estadounidense, estas deberían reforzar la interoperabilidad de los ejércitos filipino y estadounidense “en todas las áreas operativas, incluyendo tierra, mar, aire, espacio y ciberespacio”. Joe Biden también anunció que Estados Unidos “apoyará la modernización” del ejército filipino. La edición 2023 de las maniobras militares conjuntas anuales entre Estados Unidos y Filipinas es la mayor jamás organizada.

Tras dar acceso al ejército estadounidense a cuatro nuevas bases militares en Filipinas —que se suman a las cinco que ya tiene abiertas—, en febrero de 2023 se propuso la idea de un acuerdo militar tripartito entre Filipinas, Estados Unidos y Japón.

Los frutos ya están a la vista. Navíos de Filipinas y China han tenido una serie de confrontaciones en el mar de China Meridional en medio de las tensiones entre los dos países desde hace varios meses.

“China… es el mayor perturbador de la paz internacional en la región de ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático)”, declaró el ministro de Defensa de Filipinas, Gilberto Teodoro, el martes en una conferencia en Manila del comando estadounidense en la región.

Por su parte, Japón, respaldado por Corea del Sur, decide mover las brasas y lanza también advertencias a China que cree poder sacar algún provecho de la crisis o, al menos, ganar tiempo.

El lunes 26 se supo de la incursión de un avión supuestamente chino sobre el espacio aéreo japonés, cuya vigilancia se acaba de activar. “La violación de nuestro espacio aéreo por parte de un avión militar chino no es solo una grave violación de nuestra soberanía, sino también una amenaza a nuestra seguridad y es totalmente inaceptable”, declaró el portavoz japonés Yoshimasa Hayashi.

Japón anunció que se desplegaron aviones de combate después de la incursión el lunes durante dos minutos de un avión de vigilancia Y-9 cerca de las islas Danjo, en la prefectura de Nagasaki.

Aunque China no confirmó inmediatamente si se trataba de uno de sus aviones, quiso bajar el tono al incidente. “Ambas partes mantienen la comunicación a través de los canales de trabajo existentes. También me gustaría subrayar que China no tiene intención de invadir el espacio aéreo de ningún país”, dijo Lin Jian, portavoz de la diplomacia china.

El consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, llegó este martes 27 a Beijing para reunirse con el ministro chino de Relaciones Exteriores, Wang Yi, en la primera visita de un asesor de seguridad a China desde 2016.

La mirada en el 5 de noviembre

Los autores intelectuales de este escenario de guerra están en Washington, y allí en diez semanas el escenario puede cambiar de manera significativa.

Las elecciones del 5 de noviembre sugieren dos posturas al respecto. Una, la conocida del gobierno actual, que no parece tener ninguna intención de detener su arremetida belicista y provocadora, y la trumpista que asegura que no se ha apoyado suficiente a Israel, que podría acabar con la guerra en Ucrania en una semana, que no seguiría sosteniendo gratuitamente a la OTAN ni a Taiwán, pero ya se conoce que es su estilo de escribir en papel mojado.

Trump y la guerra

Aceptar que, con el proyecto de la globalización, EE. UU. “mordió más de lo que puede masticar”, como dirían en sus propias palabras, y se fortaleció internamente para volver a disputar a China el lugar como primer potencia mundial, que esta parece haberle arrebatado, podría ser el desafío más urgente de la potencia americana.

Cuando el candidato republicano Donald Trump dice “hacer a América grande otra vez”, es porque supone que ya perdió esa grandeza. Quizás la jugada de Trump de buscar alianzas comerciales con los que se sienten amenazadas por el crecimiento de China le dé mejor resultado a EE. UU. que el viejo modelo de intentar sostener la hegemonía a sangre y fuego.

China ya desplegó sus naves hacia otros socios potenciales, economías emergentes en Asia, África, Latinoamérica y el Caribe, territorios que Occidente abandonó con desprecio después de siglos de explotarlos.

Aunque EE. UU. seguirá siendo una gran potencia, primera o segunda, sus socios europeos sí enfrentan un panorama menos halagüeño. Una alianza con Rusia, como lo había concebido Alemania, les garantizaba recursos energéticos y un socio comercial en crecimiento que podría convertirse en un mercado significativo, pero, imbuidos de soberbia y miedo ante el vecino creciente y alentados por EE. UU., se “dispararon en el pie”.

Pese a que había sido pública y notoria la opinión de la exasesora y estratega del Departamento de Estado de EE. UU. para asuntos de Europa y Eurasia Victoria Nuland, cuando se dejó decir “fuck the EU”, mientras fraguaba el golpe de Estado de 2014 en Ucrania, los líderes europeos prefirieron servir al sueño americano de intentar hundir a Rusia. Y, para colmo, también secundaron a los americanos en su confrontación con China, a la que señalaron como una “amenaza para Europa”.

Los costos de esa aventura ya son palpables y la recuperación europea cada vez se aleja más en el horizonte.

Pero, sin duda, y durante algunas décadas, las potencias occidentales seguirán siendo mercados de consumo fundamentales. Occidente tiene una opción y es que las potencias cedan su hegemonía en favor de un verdadero orden mundial multipolar, justo, equitativo y sustentado en los acuerdos y los derechos.

Al mundo le urge dejar atrás las confrontaciones bélicas, activar organismos multilaterales para enfrentar problemas que le son comunes a todos los países y a la humanidad en general, como el cambio climático, las pandemias, la desigualdad o las migraciones.

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