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Hidroxicloroquina, el medicamento que ofrece más preguntas que respuestas

A pesar de que no se cuenta con “evidencia de calidad”, aún se discute sobre sus virtudes y riesgos para tratar pacientes de COVID-19.

Estados Unidos y Francia han dado luz verde, como también lo ha hecho Costa Rica, al tratamiento de pacientes de COVID-19 con hidroxicloroquina, pues en algunos casos se ha observado una evolución positiva de los pacientes.

Sin embargo, el uso de ese medicamento acarrea un riesgo cardíaco y en Brasil el lunes pasado se suspendió de manera abrupta un ensayo médico, cuando once de las 81 personas participantes murieron tras seis días de aplicación precisamente por complicaciones en el corazón.

Ello llevó a que Mario Ruiz, gerente médico de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS), se refiriera al respecto durante la conferencia de prensa del día de hoy y dijera que ese medicamento se ha aplicado desde que se sostuvo una reunión con especialistas chinos de Shanghai y Wuhan, pero dejó claro que “tiene sus indicaciones específicas y sus dosis específicas, gracias a esta ayuda que nos brindó la comunidad científica china y un manual de atención terapéutica, es que estamos utilizando estos tratamientos bajo las dosis establecidas” y que “igual que cualquier otro medicamento, tiene sus contraindicaciones”.

Ruiz añadió que el medicamento “ha probado ser exitoso en los pacientes que se han tratado actualmente” e informó que se trata de unas 66 personas que han resultado negativo en pruebas de control. Enfatizó que “es un tratamiento que tenemos en el país, que podemos producir en el país y es parte de la estrategia nacional de atención”.

La hidroxicloroquina es un inmunosupresor, es decir, al igual que las vacunas, es un medicamento usado para regular el funcionamiento del sistema inmunológico humano. El ministro de Salud, Daniel Salas detalló que se utiliza para tratar pacientes con malaria, “ampliamente usado en todo el mundo y las complicaciones que se ven son mínimas, si se respetan las dosis indicadas”.

“No existe evidencia”

Si embargo, el principal impulso que ha tenido el uso de la hidroxicloroquina no provino de China, ni del controvertido médico y científico francés Didier Raoult, quien dice haber obtenido “resultados favorables” en 64 de los 80 pacientes en quienes experimentó, eso sí, sin un grupo de control para comparar el comportamiento de la enfermedad.

Ha sido el presidente de Estados Unidos Donald Trump quien con particular insistencia se ha referido al medicamento. Desde mediados de marzo, una y otra vez se ha referido al medicamento, cuyo nombre pronuncia sorpresivamente bien.

Según informó la cadena CNN, ya el 19 de marzo Trump decía que “va a ser genial”, la ha calificado de “tremenda sorpresa” y a inicios de abril anunció que el gobierno ordenó la compra de 29 millones de dosis del medicamento. Tras celebrar sus virtudes en la atención de la malaria, dijo que “he visto cosas que más o menos me gustan, pero yo qué sé, no soy médico pero tengo sentido común”. Posteriormente añadió “¿Qué tienen que perder? Úsenla”.

Cabe recordar que en los primeros momentos de la llegada del coronavirus a Estados Unidos, Trump dijo que el mal desaparecería milagrosamente cuando acabara el invierno en el hemisferio norte, el 19 de marzo.

Para hacer posible la mencionada compra millonaria, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) emitió una autorización de uso de emergencia, tanto para la hidroxicloroquina como para la cloroquina, en una decisión que se brincó los procesos usuales de aprobación que incluyen pruebas clínicas con grupos de control y demás.

En declaraciones ofrecidas a la revista especializada The Lancet, Joseph Masci, especialista en enfermedades contagiosas y director de salud global en el hospital Elmhurst, en Nueva York, consideró que esa decisión “se debió más a un sentimiento de desesperación”, el cual según dijo “es un indicador de lo repentino y masivo que ha sido este brote”.

De momento, lo cierto es que la “Guía para el cuidado crítico de pacientes adultos graves con coronavirus (COVID-19) en las Américas”, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), actualizada al 3 de abril, apunta que “No existe evidencia de calidad para formular una recomendación sobre el uso de Cloroquina o Hidroxicloroquina en pacientes adultos con COVID-19. La efectividad de estos medicamentos está siendo evaluada en diversos ensayos clínicos aleatorizados”.

Desesperación

Pero precisamente la realización de experimentos o pruebas con medicamentos para tratamientos diferentes de su propósito original, llevados a cabo de manera informal y al efecto de demostrar un beneficio particular, ha generado preocupación en la comunidad científica, en el sentido de que “las condiciones básicas necesarias para realizar estudios decisivos de intervención de la COVID-19 son cada vez más difíciles de lograr”, según un informe publicado por el sitio especializado Undark.

La publicación añade que ese tipo de estudios además puede generar en el público el convencimiento de que la evidencia respecto al uso de la hidroxicloroquina ya es sólida, lo cual llevaría a que menos personas accedan a participar en pruebas clínicas y simplemente exijan la aplicación del medicamento. “Ya existe evidencia de que eso está sucediendo” añade la publicación.

Janet Woodcock, directora del Centro para Evaluación de Medicamentos de la FDA, recalcó a ese medio la importancia de que los estudios se hagan con grupos de control escogidos de manera aleatoria a quienes no se les suministre el medicamento. Sin embargo, dijo que para llegar a respuestas de manera rápida, esas pruebas tienen que ser “de un tamaño sustancial”.

La realidad sin embargo es que el personal médico en hospitales y clínicas que atiende el sufrimiento de los pacientes de COVID-19, toma decisiones sobre la marcha para probar medicamentos. “El desesperado personal clínico en todo el país recurre a medicamentos con fines diferentes de su propósito original, porque no tienen nada más. Intentan estas cosas porque las personas se deterioran frente a sus ojos”.

Añadió que “es poco probable que aprendamos nada de esas experiencias”.

Mientras tanto, en Francia se hizo un nuevo estudio explícitamente titulado “No hay evidencia dela eficacia clínica de la hidroxicloroquina en pacientes hospitalizados por infección COVID-19 y que requieren oxígeno”.

Ese trabajo, que no ha sido revisado por científicos independientes al equipo que lo realizó y por lo tanto no ha sido publicado aún por alguna revista especializada, consistió en la revisión de los registros médicos de 181 pacientes.

Según consignó CNN, aproximadamente la mitad había tomado hidroxicloroquina dentro de las 48 horas posteriores al ingreso en el hospital, mientras que la otra mitad no.

El estudio sostiene no se observó una diferencia estadística relevante en las posibilidades de los pacientes de ser admitidos en la unidad de cuidados intensivos o en las tasas de mortalidad de ambos grupos.

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