Este viernes mediante un comunicado conjunto el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) y el Director de Inteligencia Nacional, James Clapper, responsabilizaron al gobierno ruso por la filtración reciente de correos electrónicos de “personas e instituciones de los Estados Unidos, incluyendo organizaciones políticas”.
El texto especifica que la publicación de los correos electrónicos en sitios como DCLeaks y Wikileaks, así como por el hacker conocido como Guccifer 2.0, “son consistentes con la metodología y motivación de acciones dirigidas por Rusia. Estos robos y publicaciones tienen la intención de interferir con el proceso electoral de Estados Unidos”.
“Esta actividad no es nueva para Moscú, los rusos han empleado tácticas y técnicas similares a lo largo de Europa y Eurasia, por ejemplo, para influenciar a la opinión pública. En base a la dimensión y lo sensible de estas acciones, creemos que sólo los más altos oficiales rusos pudieron autorizar estas actividades”.
El comunicado añade que algunos estados de la Unión han experimentado “escaneos y muestreos” de sus sistemas informáticos electorales que “en la mayoría de los casos se originaron en servidores operados por una empresa rusa”. Sin embargo, “en este momento no estamos en posición de atribuir esta actividad al Gobierno ruso”.
Añade que tanto la Comunidad de Inteligencia de Estados Unidos (USIC) como el DHS consideran que sería “extremadamente difícil” que alguien lograra alterar los conteos de las votaciones o los resultados electorales a través de un ataque cibernético.
Al momento de escribir esta nota Wikileaks no se ha pronunciado al respecto, como tampoco lo ha hecho DCLeaks. Tampoco se consigna una respuesta en el sitio oficial del Gobierno ruso.
La acusación llega en momentos particularmente tensos de la relación entre ambas potencias bélicas en torno a la guerra en Siria y la crisis humanitaria en la ciudad de Alepo.
FILTRACIONES
Los escándalos por la reciente filtración de correos electrónicos afectaron al Partido Demócrata, del presidente Barack Obama.
Por un lado, Wikileaks difundió el 22 de julio correos de personas con altos puestos en el Comité Nacional Demócrata (DNC), en los cuales es evidente una el favoritismo que tenían en favor de la actual candidata Hillary Clinton y su desdén hacia su entonces contrincante Bernie Sanders.
El escándalo subsecuente causó la renuncia de varias personas, entre ellas Debbie Wasserman Schultz, excongresista y miembro del DNC.
En este caso, Wikileaks nunca reveló la fuente de los correos filtrados, pero el hacker Guccifer 2.0 se la atribuyó.
Otra filtración notoria fue la de correos de funcionarios de la Fundación Clinton difundidos por DCLeaks el 9 de julio y que tienen que ver con el manejo de entrevistas y visitas a programas de televisión.
Desde un inicio la campaña de Clinton responsabilizó a “Rusia” por las filtraciones, así como por la ocurrida a mediados de junio pasado de los archivos de la investigación que sobre el candidato republicano Donald Trump había hecho el Partido Demócrata.
De manera muy notoria, durante una conferencia de prensa el 27 de julio Trump expresó sus deseos por que Rusia encontrara 30 mil correos electrónicos que fueron borrados de la cuenta de Clinton.