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En Cataluña, el independentismo se dispone a renovarse en el poder

En elecciones de este domingo, Izquierda Republicana, Juntos por Cataluña y la Candidatura de Unidad Popular lograron en conjunto 74 de 135 escaños en el Parlamento.

Con más del 50% de votos, el independentismo catalán salió reforzado del escrutinio regional del domingo y tiene todas las papeletas para mantener el poder, neutralizando la victoria mínima de los socialistas del mandatario español Pedro Sánchez.

Su apuesta de colocar como candidato a Salvador Illa, el ministro de Sanidad que gestionó la pandemia, se quedó a medio camino: ganó los comicios pero sin apenas posibilidades de presidir esta rica región nororiental de 7,8 millones de habitantes.

“Si esperaban sacar del poder a los independentistas, no habían leído bien el escenario. Era un objetivo poco realista”, indicó la investigadora política Berta Barbet, de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Tan poco realista que, pese a llegar lastrados por las profundas diferencias surgidas tras el fallido intento de secesión de 2017, los independentistas reforzaron su mayoría parlamentaria, pasando de 70 a 74 escaños de 135 en la cámara regional.

Incluso, respaldados por una abstención récord que penalizó especialmente a los no independentistas, superaron por primera vez el 50% de los votos en un escrutinio regional.

El resultado no tiene por qué corresponderse a una mayoría separatista en la sociedad: según un sondeo en enero del gobierno regional, un 47,7% eran contrarios a la secesión y un 44,5% favorables.

Al frente del movimiento quedó la formación Izquierda Republicana (ERC), representante del independentismo más moderado y aliada de Sánchez en Madrid, que desbancó a sus socios de coalición Juntos por Cataluña (JxC) del expresidente regional Carles Puigdemont, partidarios de mantener la confrontación.

Su candidato Pere Aragonés parece el mejor posicionado para presidir la región gracias a sus 33 escaños, los 32 de JxC y los 9 de la izquierda radical CUP.

La aritmética también permitiría una coalición de izquierdas con ERC, los socialistas y su socio minoritario en Madrid, Podemos, pero los dos primeros han descartado esta posibilidad.

“El escenario más plausible es la repetición de la coalición ERC-JxC, con ERC al frente”, señala Berta Barbet.

 

Todo igual, pero con matices

 

“El resumen más rápido es que la vida sigue igual, pero con pequeños matices”, afirma el doctor en políticas de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), Ernesto Pascual.

“La sociedad sigue polarizada (…) pero dentro de los bloques, ha votado por los partidos que han mostrado más interés en solucionar el problema”, añade.

Los socialistas pasan a liderar el bloque contrario a la secesión en detrimento del centrista Ciudadanos, ganador de los comicios anteriores y furibundamente contrario a la estrategia apaciguadora de Sánchez en Cataluña.

En el banco separatista, ERC se prepara para presidir el gobierno regional tras superar al partido de Puigdemont pese a haber abandonado la estrategia de ruptura unilateral e impulsado el diálogo con Madrid.

“Empezaremos conversaciones hoy mismo”, dijo este lunes Pere Aragonés, que deberá salvar las fuertes desavenencias con sus socios, partidarios de mantener la confrontación con Madrid.

“Sus relaciones no son buenas y será complicado, porque tienen proyectos contrapuestos”, indicó Barbet.

 

Sánchez legitimado

 

Con todo, aunque no consiga desbancar a los independentistas del poder regional, “para el gobierno español todo son buenas noticias”, indica el analista Josep Ramoneda.

En Barcelona, tendrá un interlocutor más fluido. Y, en Madrid, los resultados en Cataluña “legitiman la política de gobierno” y “sitúan a sus rivales en la derecha en una situación de crisis” tras verse claramente superados por la extrema derecha de Vox, afirma.

Esto dará margen a Sánchez para abordar el tema catalán con gestos controvertidos como la concesión de indultos a los nueve dirigentes separatistas condenados a entre 9 y 13 años de cárcel por el intento de secesión de 2017.

Todos ellos gozan desde hace dos semanas de un régimen de semilibertad, contra el que la fiscalía ha presentado un recurso este mismo lunes.

“Es una cosa que el gobierno español debería acelerar porque cuando los presos estén en la calle, en Cataluña se entra en otra fase”, dice Ramoneda.

Pero pese a la voluntad dialogadora de ambas partes, las posiciones siguen distantes y con un difícil encaje. Aragonés ya ha reclamado un referéndum de autodeterminación que los socialistas rechazan frontalmente.

por Daniel Bosque

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