Zúrich, Suiza
La cotización del oro subió impulsada por los temores del sector bancario ligados a la compra a precio de saldo de Credit Suisse y se situó este lunes por encima del umbral simbólico los 2.000 dólares la onza.
Este metal – que es tradicionalmente un valor refugio – ha subido más de 9% desde el colapso del banco estadounidense Silicon Valley Bank (SVB) hace diez días.
La compra del banco en dificultades Credit Suisse por su rival UBS, que fue orquestada este fin de semana por las autoridades suizas, no tranquilizó a los inversores y este lunes los títulos bancarios siguen con pérdidas.
El oro rompió la barrera simbólica de los 2.000 dólares en dos ocasiones, en agosto de 2020 en el momento álgido de la pandemia del covid-19 y en marzo de 2022, en las primeras semanas después de la invasión de Ucrania por Rusia.
El oro es «muy atractivo en un periodo en el que los tenedores de grandes cuentas en los bancos en quiebra se preguntan cuánto van a poder recuperar», comentó en una nota Rupert Rowling, analista de la plataforma de compra de metales preciosos Kinesis Money.
Acciones del banco suizo UBS se hundieron este lunes en la bolsa de Zúrich, lastrado después de que las autoridades helvéticas le presionaran para comprar a su rival Credit Suisse y evitar su hundimiento.
Las acciones de UBS perdieron hasta un 15% de su valor en las primeras horas de intercambio y luego se recuperaron en parte pero seguían perdiendo casi un 9%.
UBS acordó el domingo pagar 3.000 millones de francos suizos (3.200 millones de dólares) para comprar Credit Suisse, a 0,76 francos por acción, tras intensas negociaciones con el ministerio de Finanzas, el Banco Central y la autoridad suiza de supervisión del mercado (Finma).
«Gracias a esta transacción, se ha evitado un colapso de Credit Suisse», dijo Andreas Venditti, analista de Vontobel.
UBS compró Credit Suisse por una pequeña parte de lo que valía el banco hace solo unas semanas, pero «hay muchas incertidumbres y riesgos significativos», apunta el analista, señalando que la forma en que los inversores valoran UBS cambiará «sustancialmente».
La fusión creará un gigante del sector bancario con 3,4 billones de dólares en activos bajo gestión.
Garantías de las autoridades
La operación de rescate fue orquestada por las autoridades suizas ante el temor de una desestabilización del sistema bancario global después del colapso de dos bancos en Estados Unidos.
UBS aceptó la compra después de que el gobierno de Berna aportara garantías y que el banco central suizo, la BNS, también le asegurara liquidez.
En las discusiones, se estableció que UBS se beneficiará de una garantía del gobierno de 9.000 millones de francos suizos, como seguro, por si surgen problemas con la cartera de Credit Suisse.
Además, el emisor suizo puso a disposición de ambos bancos una línea de liquidez de hasta 100.000 millones de francos suizos.
Los reguladores y el gobierno federal actuaron bajo la inmensa presión de los principales socios económicos de Suiza para sanear la situación antes de que contagiara al mundo entero.
Pero «cuanto más se involucran los responsables políticos, los inversores temen que haya malas noticias, lo que crea una espiral de retroalimentación», según analistas.
El acuerdo de Credit Suisse «puede haber tenido algún efecto para reducir la ansiedad de los mercados financieros, pero esto puede ser efímero, ya que los operadores pueden estar interrogándose qué banco es el próximo en estar en los titulares y por las razones equivocadas», explicó Tim Waterer, analista de Kohle Capital Markets.
En Estados Unidos, la entidad First Republic Bank, que fue uno de los bancos que más sufrió pérdidas la semana pasada, se derrumbó 11% en las primeras operaciones. Tras ser degradado por la calificadora S&P, la entidad profundizó su caída.
Existen opiniones divergentes sobre si la Fed va a seguir subiendo las tasas, ya que muchos señalaron que el colapso del banco estadounidense SVB está vinculado al aumento de los costes del endeudamiento en el último año.
«A los inversores todavía les cuesta evaluar la situación de los valores financieros» y siguen supeditados a la reunión de la Fed, señaló Pierre Veyret, analista de ActivTrades.
Bancos sistémicos, gigantes con pies de barro
La adquisición de Credit Suisse por parte del grupo USB ha vuelto a poner de manifiesto la dificultad de rescatar a entidades financieras consideradas «sistémicas» cuando entran en crisis.
El anuncio de la compra durante el fin de semana no tranquilizó completamente a los mercados, evidenciando la gran vulnerabilidad del sistema financiero ante cualquier sacudida.
Credit Suisse formaba parte de los 30 grandes bancos sistémicos, también llamados «too big to fail» («demasiado grandes para quebrar») según el Consejo de estabilidad financiera, organismo creado para supervisar las reformas internacionales del sistema financiero tras la bancarrota del banco estadounidense Lehman Brothers.
El francés BNP Paribas, el español Banco Santander, el británico Barclays, el alemán Deutsche Bank y el estadounidense JPMorgan también forman parte de esa lista.
Se trata de entidades con un tamaño y una anidación tales que su brusca desaparición tendría consecuencias devastadoras para el sistema financiero en su conjunto y, eventualmente, sobre la economía real, tanto para los hogares como para las empresas.
Desde hace dos años, el Credit Suisse, segundo banco suizo, ha vivido de sonoros escándalos a reveses financieros y de forma repentina enfrentó dificultades para acceder a liquidez a precios razonables.
La quiebra de Silicon Valley Bank en Estados Unidos por razones diferentes y específicas, reavivó los temores por el sector bancario en general.
Aunque las reservas de la entidad no eran malas, la adquisición por parte de UBS tiene por objetivo «garantizar la confianza», según el presidente de la Confederación Helvética, Alain Berset, antes de que el descalabro financiero no se convierta en una crisis de liquidez.
Según los diarios Financial Times y Blick, los clientes del banco sacaron 10.000 millones de francos suizos en un solo día el pasado fin de semana.
Aunque la adquisición de Credit Suisse por parte del segundo banco suizo, fuertemente alentada por las autoridades, era «probablemente, la solución más evidente» en el corto plazo, en el largo plantea dudas.
«Crear bancos aún más grandes solo multiplica este fenómeno de riesgo», ya dirigentes e inversores saben que los rescatarán en todos los casos, según Philipponnaat, que evoca una «huida hacia adelante».
«No está claro que sea el modelo más eficaz en el medio y largo plazo», coincide Véronique Riches-Flores, economista del gabinete Riches-Flores.
Aunque Credit Suisse cumplía con el criterio de solvencia, al contrario que los bancos estadounidenses que quedaron fuera del radar regulador por su tamaño más modesto, Riches-Flores se muestra escéptica sobre el mensaje tranquilizador del Banco Central Europeo. Ella cree que cualquier «chispa puede crear rápidamente una sucesión de reacciones en cadena que nadie sabe cómo medir o anticipar».
La experta recuerda que la crisis de Crédit Suisse ocurrió en un contexto de fragilidad de ciertos actores estadounidenses con los que la entidad suiza no tenía ninguna relación.
First Republic sufre degradación por S&P
El banco estadounidense First Republic, golpeado por una nueva rebaja de su calificación por la agencia S&P, que considera «tal vez» insuficiente la ayuda de 30.000 millones de dólares entregada por un grupo de grandes bancos, volvía a hundirse en Wall Street este lunes.
A pesar de la tendencia al alza de los demás valores bancarios, las acciones de First Republic, que ya han perdido un 80% de su valor en ocho sesiones, seguían bajando un 17% en los primeros intercambios de la sesión, con cierta recuperación a una caída de 15%.
Los grandes bancos estadounidenses como JPMorgan, Bank of America y Citigroup ganaban respectivamente 2,2%, 1,7% y 2,5% en Wall Street. Bancos de mediano porte, muy golpeados la semana pasada, también recuperaban terreno, como PacWest (+21,7%), Zion (+8,3%) o Western Alliance Bancorporation (+7,3%).
S&P Global Ratings, que había colocado a First Republic en la categoría de inversiones especulativas el miércoles pasado, bajó el domingo en tres escalones más la nota de la organización.
Los depósitos por 30.000 millones de dólares en First Republic colocados por once grandes bancos «deberían aliviar la necesidad de liquidez a corto plazo», destaca S&P en una nota.
«Pero eso tal vez no solucione los problemas estratégicos, de liquidez, de financiamiento y de rentabilidad que enfrenta el banco», añadió la agencia.
S&P advirtió que podría bajar nuevamente la nota de First Republic, que cotiza en bolsa bajo el símbolo FRC, «si el banco no logra demostrar avances en la estabilización de los depósitos y la recuperación del valor de la firma, que probablemente se erosionó».
En este ambiente, los grandes bancos centrales de Estados Unidos, Suiza, Reino Unido, Canadá y Japón anunciaron que adoptarán esfuerzos coordinados para mejorar el acceso a la liquidez.