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Coronavirus alrededor del mundo

Europa duda cómo enfrentar la recesión, el Ramadán musulmán será marcado por el cofinamiento, Estados Unidos tiene la mayor cantidad de decesos, epicentro de COVID-19 parece moverse de Europa a América.

Los líderes de la Unión Europea aplazaron este jueves la adopción de un plan de reconstrucción para paliar los efectos devastadores del nuevo coronavirus, una pandemia que vino para quedarse largo tiempo y que a partir del viernes confinará a millones de musulmanes durante el Ramadán.

Las cifras de contagios y de enfermos en situación crítica bajan lentamente por todo el continente europeo, y algunos gobiernos han empezado a aflojar la presión interna, levantando las medidas de confinamiento.

Pero esa tensión entre apertura y precaución durará meses, según los expertos, o hasta incluso un año, calcula el gobierno británico.

Los líderes del bloque europeo se limitaron este jueves, tras cuatro horas de cumbre por videoconferencia, a encargarle a la Comisión Europea que diseñe ese plan de reconstrucción de aquí al 6 de mayo.

Sin embargo, el coste económico y social no espera: Europa, con más de 111.000 muertos, verá además desplomarse su Producto Interior Bruto (PIB) hasta en un 7,1% en 2020, según el Fondo Monetario Internacional.

La crisis pone a prueba las costuras del proyecto europeo, que para los países del sur aprieta excesivamente.

Para los países del norte, que concedieron en la última gran crisis de 2008 la creación de un mecanismo de rescate, las herramientas son suficientes para capear el temporal.

La canciller alemana, Angela Merkel, había asegurado, antes de la cumbre, que su país está dispuesto, “en un espíritu de solidaridad”, a hacer “contribuciones mucho más importantes” al presupuesto de la UE.

Pero “no hay consenso” para transferir dinero de ese presupuesto común “a las regiones y sectores” más afectados por la crisis, reconoció el presidente francés, Emmanuel Macron.

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, advirtió contra “actuar demasiado poco y demasiado tarde”.

Balances mortíferos

El Reino Unido, que fue uno de los países que empezó tarde con las medidas de confinamiento, reportó una caída de los decesos este jueves, 616, y ya está cerca del umbral de los 19.000.

Suecia, que ensayó una política suave para no encerrar a su población, superó los 2.000 muertos en la jornada.

“No se equivoquen: tenemos un largo camino por recorrer. Este virus estará con nosotros durante mucho tiempo”, había declarado el miércoles el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Los dramas de la pandemia siguen aflorando en silencio en una Europa vacía, donde nueve de cada diez aviones dejaron de volar en marzo.

En Milán, la ciudad italiana más afectada (13.000 muertos en la región lombarda) las autoridades empezaron este jueves a enterrar decenas de cuerpos no reclamados.

“Esta no es una fosa común, es un espacio totalmente dedicado a las personas que lamentablemente murieron sin tener familiares cercanos”, explicó Roberta Cocco, asesora de la alcaldía de Milán.

La pandemia está siendo además “una tragedia inimaginable” en las residencias de ancianos, recordó un responsable para Europa de la OMS, Hans Kluge.

Ramadán bajo confinamiento

En Estados Unidos, la presión del confinamiento es aún más fuerte. En un país con 26 millones de desempleados, y con fuertes disparidades de un estado a otro, en términos de contagios o muertes, la impaciencia crece.

El gobernador de Georgia, decidió reabrir a partir del viernes los salones de tatuaje o los gimnasios. El lunes también lo harán los cines y restaurantes, con estrictas medidas sanitarias.

La medida suscitó reticencias incluso del presidente Donald Trump, impaciente para volver a poner en marcha la economía, pero que expresó su “profundo desacuerdo” con el gobernador de este estado del sur del país.

“Es demasiado pronto, pueden esperar todavía un poco”, dijo Trump. Estados Unidos tiene 46.583 muertos por coronavirus, la cifra más alta de todo el mundo.

Por su parte la mayoría de países musulmanes se aprestan a iniciar el Ramadán, su tradicional mes de ayuno, con un confinamiento que pondrá también a prueba la fortaleza de las medidas de distanciamiento social.

El Ramadán es, al caer la noche, la ocasión de comidas con gran número de asistentes.

Indonesia, un archipiélago de 17.000 islas, anunció la prohibición todos los viajes, por tierra, mar o aire, hasta junio.

Epicentro se mueve a América

En América Latina y el Caribe ya hay unos 6.000 muertos y más de 120.000 contagios.

En Brasil se superaron los 45.000 casos con más de 2.900 muertes.

“El epicentro de la epidemia se está moviendo de Europa hacia las Américas, lo que nos ha dado tiempo de prepararnos para lo que viene”, dijo Cristian Morales, representante en México de la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).

Para los pobres, prepararse es una cuestión de supervivencia, día tras día.

En Venezuela se están registrando protestas, como la ocurrida el miércoles en la pequeña localidad de Cumanacoa, en el este del país, donde hubo siete heridos.

“La gente se lanzó a las calles a saquear (…). No se puede estar en cuarentena pasando necesidad”, comentó a la AFP Domingo Sánchez, un técnico de teléfonos celulares.

El Bar Rayuela

En Guatemala, el dueño del Bar Rayuela convirtió su local en comedor para centenares de personas que no tienen a dónde ir.

“La situación está bastante mal porque yo salía a vender y ahora no puedo. No tengo recursos y para mí es una gran bendición esto”, comentó a la AFP Juana Chávez, una anciana de 75 años que vendía productos lácteos y de limpieza, tras recibir un plato de comida y un vaso con refresco.

A las afueras de Madrid, en el vecindario de Puente de Vallecas, zona modesta y obrera donde viven muchos migrantes que han perdido su trabajo por la pandemia, el empobrecimiento de los vecinos es ya una realidad.

“Cuidaba a una señora de 92 años”, explica Gloria Corrales, empleada doméstica colombiana de 50 años. “Me puse enferma de una gripe, era una gripe banal, pero me dijeron que no volviese, tenían miedo a que la contaminase”, recuerda.

por Toni Cerdá, con Jordi Zamora en París y las oficinas de la AFP en el mundo

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